Bendito veneno el del teatro... Estoy reventado. Absolutamente. Desde que he llegado a casa no tengo más ganas que cerrar este domingo. Hemos pasado todo el día ensayando la presentación de Falla Noscarmientas para el sábado que viene... Dolores, cansancio, afonía... Y cuando parece que aflojan las energías y piensas por qué lo hacemos, entonces y sólo entonces, eres capaz de pensar "Mañana lunes volveré a ensayar... ¡Y con más ganas!". Ahora todo me parece una locura. Estoy rendido. Absorto. Sin energías... Y sin embargo recuerdo todas las horas que nos hemos ido dejando y vuelvo a pensar lo mismo... ¡Bendito veneno el del teatro! Buenas noches.Gran verdad: bendito veneno.
Madrugada del lunes. Me bato contra el cansancio, la tele teclea a mayor velocidad anuncios de teletienda y tejo con el recuerdo de una cena pasada por sobrasadas y patés, a dejarme caer la noche. Anoche cayó en La Serena, cenando con Javi y Noe, luego en Cyrano, con Anica y Alfredo, visita fugaz y escapada a la barra libre de Cuba - Puerto Rico que rematamos en Los Centelles.
Taxi y a casa.
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HOJA PARA UN DIARIO.Me ha vuelto el sabor amargo de la rabia contenida y escondida. Ha vuelto una imagen a sacudirme la conciencia y empujado por este dolor elegido, me he tirado hacia las sombras que desde hace tiempo digo que no quiero que me acompañen. Pero como el alma y el corazón pasean de la mano, y en mi vida se adelantan al presagio y al destino, imagino injustamente fotos del mañana, que ya me duelen hoy, con un carácter tan preventivo como doloroso. Dicen que no hay mal que cien años dure, éste lo arrastro unas horas, unos días, unos meses..: Desde que me agoté. Y lo llevo cogido a la cabeza, tan justa como intenta ser siempre en su equilibrio total, y al corazón, que se rasga cuando regresan las penas que nunca dormimos.
Este veneno no tiene bendición. Este veneno trae a mi vida la pena de antes de ayer. Tantas veces como uno cree que puede haber cerrado un capítulo, dejarlo abierto, hace que de vez en cuando la sangre rebrote. Malditas las heridas que sangran. Malditas las horas que no entierran...
Si escribo, es para tirar tierra sobre el agujero del pasado, el rencor tiene que quedarse abajo. La pena y la tristeza que queden bajo sepulta. Y así, mañana, o pasado, entonces sí que será recuerdo y no habrá mayor dolor... Hoy, cuando menos o esperaba, doblo la esquina de esta hoja para un diario que me seca las entrañas...
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