viernes, 7 de diciembre de 2012

LOLA SOLEDAD


Quedan 15 días para la presentación: esta tarde estuvimos ensayando. Hoy es jueves, fiesta por la Constitución, pero sin parar de nada. Jueves. Con sabor a domingo, mañana viernes de puente. Extraño, muy extraño. Mientras escribo, con un frío ya real, prenavideño, pienso en qué cosas me hacen feliz. Qué cosas, de verdad, de las de cada día me están aportando una pizca de felicidad (esta humanidad empeñada siempre en encontrar algo que nos haga felices) o un algo de disfrute.

Acabé el programa anoche, miércoles, con sabor de viernes, y me recogieron Javi y Noelia. Pasamos por casa de mis padres, que andan por Matalascañas, y vi la nueva pintura. ¡Fantástica! Me paseé por la casa vacía y silenciosa con una extraña sensación, la del extraño que se cuela en un sitio que no le corresponde. Porque tenía prisa, me esperaban, bajé raudo. Pero reconozco que me hubiera encantado quedarme a recordar, abrir cajones de mi habitación, reencontrarme con ayer...

Bajé al coche y nos fuimos a Mercavalencia. Las falleras mayores de este año, se entregaban los polares en una cena e invitaron a la fiesta. Y allí nos fuimos. Lo pasamos genial, montamos fiesta y finalmente me regresé a Cyrano con Manu (Manolo/Manolín) porque andaban los de Zenete de parranda y se había desagüado el desagüe del café. Nos fuimos al Nylon, entramos y salimos. Poco más. Me despedí de Vicente y volvimos al Da Vinci a tomar un trozo de pizza. La madrugada es fría. Y ayer también. Y ahora. Taxi y a dormir. Me encontré en el buzón un christmas de Pacovera, fantástico y unas cartas que no había cogido del buzón. Me dormí.

A las ocho y media, tres horas de sueño, me desperté. No podía volver a dormirme y al final lo conseguí hasta las once de la mañana. Descubrí mi pereza apoyando su cabeza contra la almohada. Miré el móvil, aún no tenía que levantarme. Y no lo hice. Miré el móvil y tenía un whatsapp de Alejandro. Estuvimos un rato escribiendo y me sentí incapaz de levantarme... Me dio una hora imprudente en la cama. Me levanté, me duché y salí en autobús a Ruzafa. Comida en San Valero, paella de germanor y a preparar la Santa Verbena. Luego a la presentación del Mercat y ensayo de presentación en Clero. Acabamos y Manolo me trae a casa. Bocadillo de jamón y queso pasado por el fuego. Horas de madrugada frente al teclado y ahora momento de irnos a dormir.

Mientras tostaba el pan en el fogón, pensando en algunas cosas, me viene a la cabeza un pensamiento y una palabra. Y una canción: Lola Soledad.

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