martes, 26 de junio de 2012

MI EPICENTRO

Reparto el día entre el sudor, el teclado de este ordenador, el teléfono, un Apalabrados, dos whatsapps, tres facebooks... Me desconsuela oír al amigo derrumbarse al otro lado del móvil porque entiendo ese dolor que no duele a nada en concreto y al mismo tiempo mata, ahoga. No me gusta el sufrimiento de mis amigos, pero no me pierdo en consuelos tontos, que no conducen a nada. Revienta, ahoga, llora, rabia... Haz lo que te plazca porque puedes y debes. En el camino no te faltaré nunca como bastón, aquí tienes el apoyo, que puedes buscar en tantos otros sitios. Y si te sientes débil clama, y si no te sientes fuerte, revienta. Pero revive. Porque sólo contigo mismo puedes reemprender el camino, sólo contigo mismo podrás iniciar de nuevo el paseo... Que no se aparte de ti esta pena que leo, que huya, que se almacene, que se esfume, que se pierda, que se deshaga entre tus esperanzas y tus sueños. Y el día que no sonrías, vuelve con fuerza a torcer el gesto y esboza una carcajada. Para el llanto o para la risa, los amigos siempre estamos.

El aceite hace resbalar el sudor con mayor celeridad. Me voy ya para la ducha y al partido, la actividad se multiplica. A las ocho quiero el receso de mi camerino particular, mi vino blanco y mi charreta. Y una cena compartida. Luego tengo ensayo en la falla, con ganas, hoy más que otros días. No sé si el calor o la agenda, que empieza a removerse...

De aquí a nada, os hablaré de esos locos días de verano... Empiezo a notar el movimiento como un leve terremoto que debe acabar por sacudirlo todo. En el calor de esta tarde de martes, se halla mi epicentro. Me voy a la ducha...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como he leido hoy en twitter "a veces las personas lloran no porque sean débiles, sino porque llevan mucho tiempo siendo fuertes"

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