lunes, 28 de febrero de 2011

CUATRO HORAS


Fue un tiempo para no olvidar, la parte mala tiene ahora que descansar... 
¡Qué fin de semana! De recuerdos, de reencuentros, de alegrías y cansancios. De mirada en el futuro y aprovechar el momento. El carpe diem con olor a pólvora y desayunando fuera de casa. Os lo digo ya: desde el viernes, ocho horas dormidas.

El viernes: gala fallera.


Después de la presentación del superproyecto de Mislata, me recogió Leo en casa y nos fuimos en su coche a casa de Ángeles, donde la recogía Boro. Mano a mano, los cuatro, como élite de un cuerpo especial de la propia élite y con una sola finalidad: pasarlo bien. Y lo repasamos. Cenamos los cuatro, con risas y ocurrencias. Nos hicimos a la barra y la noche dio de sí. Gusto, olfato, oído, tacto y vista. ¡De todo! Ah, y un sexto sentido... Que se descolgó por la madrugada. Nos hicimos el camino del tabaco hasta los que no fumamos, nos echamos las risas entre bailes y batallando unos junto a otros. Fue la noche en que alguien reconoció a Angelita mientras que yo sólo le sonaba. Fue la noche en que alguien abrazo a Angelita. Fue la noche en que me quedé un segundo rodeado de gente con mi sensación de que no había nadie. La noche en cacé una foto de Lázaro. La noche en que cantamos y bailamos. Reímos. Hablamos. Bailamos... Una noche especial. Mejor de lo que pensaba... Y llegar a casa. Y dormir. Cuatro horas.

Me desperté el sábado y me puse las pilas. Por la tarde, estuve en un concierto de música de viento en Mislata y volé a Valencia en el coche de Jose para ser mantenedor de la Fallera Mayor Infantil del Barrio de Beteró en la Sala Canal: María Rostoy. La pequeña María. Salí de la noche y me colé con Kepa en la ciudad: cambié mi corbata por unos vaqueros y me cyraneé. Con Gueguel y Luis, Leo, Consue y su hermano, Mireieta, Susa y Ángel... ¡La gente de la falla que se cantaron hasta las cuarenta...! Nos fuimos al final de la noche a la Posada de las Ánimas, donde vagaron las nuestras a la espera de la madrugada. Nos fuimos al casal a que se cambiaran algunos y a cargarnos de pólvora para la despertà. Me encanta. Es de mis mañanas preferidas... Almorcé en Maestro Gozalbo con Miguel y Jose, Pons y Ponsa, Paco, Norberto y muchos más... Me volví a casa a las diez de la mañana en el autobús a la espera de bajar la persiana y dormir.




A las tres me fui a la falla, de comida fallera y truc con Elías. Ganamos. Vencimos: ¡manilla de espadas y espadón! Nos fuimos para la crida y fue una fiesta todo. La noche y nosotros, inconfundibles. Y cenamos a la vuelta un retapeíto en la Tasca mientras vimos al Valencia ganarle al Bilbao... Y a dormir. Me trajo Sergio en coche y caí rendido. Voces en la pared. Sueño. Hasta mañana.

Mi médico me dijo que durmiera ocho horas... ¡Justo! Cuatro el viernes y cuatro el sábado...

1 comentario:

El blog de Lorenna dijo...

Dile al médico que estamos en fallas...! tenemos el resto del año para dormir :)

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