sábado, 7 de febrero de 2009

MISIÓN CUMPLIDA



Pues la noche fue lo que se esperaba. O quizás más. Mejor. Fue una noche de reencuentro total, entre muchos amigos que se debían tantas horas... Lo pasamos más que bien. Mejor que hacía tiempo. Fue toda una fiesta, sí señor. Alfredo demostró que se pueden tener horas y horas de conversación en torno a un objetivo (ninguno en particular, el de una cámara de fotografía). Paco vino a contarnos que aterriza como nadie y que mantiene vivas las bisagras de sus yupi-yupis... Nuria volvió a caer junto a mí en la mesa de la cena. Yo creo que nos buscamos, por lo bien que lo pasamos: ¡Chin chan chón! Toni, como siempre, grande. Muy grande. A risas con él toda la noche y a la barra, de vez en cuando... Sara, rojos labios blanca tez, con José siguieron demostrando que son los amos de la pista y de los disc jockeys. Y cayó Alaska. Zurano, con la mano y con los pies, fue la revolución. Tantos años después sigue teniendo la voz calmada y pausada que tanto gusta escuchar. Majo siguió trayéndome la risa a capazos, siempre he dicho que es de las pocas mujeres humoristas que conozco. Y si de risas se trata: Inés. No paró de sonreír en toda la noche con esos ojos brillantes que siempre ha tenido de mujer pacífica y en paz... Bea volvió a recordarme que es la mirada más bonita que he visto, que sigue siendo una señora de los pies a la cabeza y que tengo mucha suerte de conocerla. Como a Ana, presu presu presu, que es la amiga que nunca echas de menos porque siempre sabes que está a tu lado... Lo dicho. Un fiestón...



Se echo en falta a algunos, desde luego, pero aquello fue una comunión en toda regla de pasado y de futuro. Un reencuentro de apretón de manos y besos por doquier que sentimos como una cena más. Como si el tiempo no hubiera pasado... No hablamos de aquellos años, si acaso nos preguntamos por gente que se perdió en el camino de la vida. Pero no hablamos de cuando estar juntos, más allá de la devoción, era también una obligación. ¡Qué bonita fiesta! Que cena,... ¡Qué de risas!



Pues la noche fue lo que se esperaba. O quizás más. Mejor. Fue una noche de reencuentro total, entre muchos amigos que se debían tantas horas... Y nos las fuimos cobrando. Espero que el reloj no marque tantas horas de silencios y distancias. Que pronto volvamos a resurgir como el viernes pasado cuando nos sentimos más jóvenes, más amigos y más nuestros que nunca. Yo tengo la suerte de ser amigo de todos ellos. De todas esas personas que un día aparecieron en mi vida para quedarse y se quedaron, como yo, con ganas de más. Con ganas de nosotros. Gracias chicas y chicos por hacerme sentir tan feliz la otra noche...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una vez más me quedo envelesada leyendo tu maravillosa manera de contar las cosas. Gracias por ser tan grande (y no hablo de tamaño...noooo, de ese tampoco, jajaja). A mi contigo me pasa lo mismo que cuentas de nuestra Anica, que eres el amigo que no echas de menos porque sabes que siempre está ahí. Un besote y gracias por tus palabras.

Anónimo dijo...

gracias a ti por provocarme la lagrima de la risa y algo mas. AMOR TE KIERO MUXO ARTISTA

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