lunes, 29 de octubre de 2012

LOS PIES FRÍOS


Sandy se vuelca sobre Nueva York, la manzana esperada que será destino antes y después que nada y de todo. Porque cuando regrese del sueño ansiado, ¿qué más podrá ser un deseo esperanzado? Me contagio del huracán que en estos momentos amenaza la costa este de los EEUU a través de la televisión dejando que mis pies expuestos al frío húmedo de este invierno adelantado piensen dónde se escondieron las zapatillas de invierno que tan bien nos vinieron hace unos meses, cuando todo era gris en el cielo, de la manera que vendrá a ser ahora. En el ordenador suena María Dolores Pradera que es la señora que más hondo canta del mundo, sin envejecer nunca. Mi vecina entremezcla en los silencios de mi Spotify su "perreo" de charangas y gasolineras. Y enseguida las guitarras vuelven a capturar mi sola atención y me invitan a mirar el reloj pensando que en media hora tengo reunión de equipo en la sede.

No salí a casa, desde que salí de la manta que cubrió el sueño más tiempo del que me dejé caducado en un reloj que sonó a tiempo y poco más. Me dije de aprovechar la mañana, que no pude, y llegar a la hora de la comida. Ensalada y dos tostadas con sobrasada y queso. Rematé con un café. Pienso ahora en coger la bolsa y hacer la compra en cuanto acabe la reunión y antes de regresarme a casa. Acaba de nuevo la Pradera y los veraniegos rayos de sol se disparan en el equipo de música de los vecinos. Qué contrariedad... "Déjame que te cuente limeño, déjame que te diga la gloria..." Sigue María Dolores, en el puente del río y de la Alameda.

Esta tarde vi "Charlie y la fábrica de chocolate". Flipante. No la había visto y no me la esperaba así. Afortunadamente el cable tiene alternativas a los gritos y los culebrones, que son el postre de cada día en la televisión. Me chateó Alejandro para preguntarme cómo estaba. Me chateó Angelita para pedirme un teléfono que no tenía. Me chateó, al unísono, Leo, para pedirme un teléfono que tampoco tenía. Y me llamó y nos echamos unas risas mientras fregaba los platos. La habitación medio recogida esta mañana y un mocho por la cocina, ya hice más de lo que esperaba. Me recuerda Mabel reunión en su casa mañana a las nueve y media de la mañana y me puede ya el sueño...

Voy a recoger, que como os dije, tengo reunión. A la noche veré cómo les va a los neoyorquinos, con la esperanza de volar a conocerles.

Me ilusiono con esos pequeños detalles que de vez en cuando aparecen, me alegro con instantes, con breves momentos e intento ser todo lo cabal que nos dejan las canas y la razón. Espero por no desesperar y empiezo a proyectar que tiene que haber un mañana donde los pies no estén tan fríos... Y, lo reconozco, una tontería, me puede cambiar el rumbo de todo y el sabor de cada momento. A ratos, desespero por el calor de un verano y a otros, me encuentro a las puertas del hielo. Momentos fríos, hoy. El invierno se vino antes de lo que esperábamos. Y aún así, me dejo la tranquilidad tumbada sobre la confianza y sigo andando... Y ando acompañado por una pequeña alegría que me sorprendió. "El amor bonito lo tenías conmigo" canta María Dolores... He decidido que ha llegado el momento de quitar la música. Que yo me voy.

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