domingo, 28 de octubre de 2012

DE REPENTE, EL INVIERNO


Agotado. Un frío polar lo invade todo, llegó ayer por la tarde con la intención de quedarse y obligarnos a cuadrar la memoria y los recuerdos, los mañanas y las esperanzas cobijaditas bajo las mantas que cerramos hace un año. Hemos cambiado esta noche un reloj de hora: nos vinimos arriba y cambiamos las tres por las dos, aunque a mí me dieron las cuatro en el Cyrano. Ayer vino mucha gente conocida y más menos pude estar con todos. Lucía y Santi, de San Valero. Los amigos de Clero: Javi y Noelia, con el resto del Sector C a cuestas. Casi todo él. Estuvo Laurita, que hacía mucho no nos habíamos empujado a risas. Y Angelita, con Manolín y David, que no nos perdemos una. Estuvo Cris Estévez, Pepe y José Vicente con Bea Ramos. José y Moncho, Mireia y María Tomás... Vamos, que media agenda pasó anoche por una fiesta nocturna que nos resguardó de todo frío. No llegamos a más porque el alma se me caía por el precipicio del sueño. Antes de ayer, una vez más, ya habíamos desayunado en el Da Vinci, poco antes de regresar a casa, pasando por el Ochenta y Pop, después de dejarnos un Cyrano compartido con Noe y Javi, que nos buscaron en la falla.

Fue un día de mucha faena en la falla y eso que tampoco estuvimos tanto rato: pero la verdad nos cundió, como se suele decir. Fallas, presentación, talones y loterías. Llegué con Borjita a la falla que me tajo de un reportaje en Antonio Molle y de otro en las Atarazanas, para conocer las fallas del año que viene. Me encontré a mucha gente po allí, si bien no apenas con casi nadie. Con Moncho y Jose de pasada. Con otros, hola y adiós. Me quedé con las ganas de decirle a otro que me supo fatal algo del pasado, pero hay que descolgarse de los recuerdos tristes porque tampoco nos aportan mucho más. Ahora bajo el frío, con los pies helados y las manos ardiendo por el teclado, descubro que está la cosa tan mal en esta sociedad tardía que la gente se descabalga con sinsentidos que nos condenan. No merecen más pena los sudores ni los sufrimientos: sufrir, que ya no se debe. Me encontré en mitad de un reportaje con Quino, con Alejandro y Marisa, pero si apenas pudimos hablar y lo dejamos para unos whatsapps.

El sábado pasó por un rastrillo para luchar contra el cáncer en el barrio de la Paz y una paella compartida bajo un principio de fríos. Me quité el olor a humo en veinte minutos y llegué en taxi a Maestro Gozalbo, donde presentaba con Angelita el inicio de presidencia de Jaimenavarrobrer. Hablamos, comimos y bebimos. Taxi en la Gran Vía con Noe y Javi y a las Atarazanas: llegó el frío polar, en mitad de una discomóvil que nos empujó al Cyrano.

Hoy me desperté. Aure me dijo que me recogerían para ir al cumple sorpresa de María, en una alquería. Chateo desde la cama con Aurora (nos debemos una visita y unas palabritas) y luego esperé en el ordenador a que se hiciera la hora que se fue retrasando. Compré la prensa e intenté leerla en un banco, pero el frío empujaba el viento en contra mía y no hubo forma. Me recogieron en la puerta de casa y nos fuimos a la alquería. Allí estaban el resto, la fiesta preparada y la paella en marcha. Álvaro está cada día más mayor: le echamos pan a los patos y el resto de la tarde la pasamos en torno a la estufa. De repente llegó el invierno. Llegué a casa con mis sospechas y al sentarme a cenar tomé dos decisiones. La primera: que mañana empieza la dieta. La segunda, que tengo que aprovechar los vientos de invierno para saber hacia adónde hay que enviar mi vida... Me iré a dormir ya. Once treinta con sentimiento de doce y media... Pasadas.

No hay comentarios:

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...