lunes, 5 de septiembre de 2011
MIS ZAPATILLAS
Algo señalado: cargo mis zapatillas y salgo a correr. Os contaba el otro viernes que me estaba oxidando la mente, el cuerpo desde que nací, evidentemente, y el alma intento mantenerla pura; que no siempre es fácil. Me desperté después de lo que tenía previsto. Es lo que cuesta comprobar que la alarma de mi teléfono no suena si el móvil está apagado. Serían las diez de la mañana. Recibo una llamada golosa con una proposición interesante: le respondo que me lo pensaré a lo largo del día y contestaré por la tarde. Pero no llego. A mitad mañana, llamo y deniego mi participación.
Cuando he hecho esa llamada estaba en la sede del partido, me he acercado porque ando organizando una cena para el día 16 y de paso incremento la cantidad de actividad y ejercito un horario que me acompañe a lo largo del día. Cerca de las dos de la tarde regreso a casa. Preparo unas pechugas con pimientos verdes y coo unos cuadraditos de chocolate. La tarde la paso ante el ordenador, preparando algunas cosas para el regreso a la tele el próximo miércoles y trasteando. Poco más. Dejo a los del "Sálvame" gritando en la tele y me salgo a la terraza a tomar el sol. Hoy un poco más tranquilo aguanto de una manera más cómoda y me calzo mis zapatillas decidido a correr... ¡Dios! Lo he comentado en el face y los apoyos son indescriptibles... ¡jajaja! He puesto el primer pie en la calle y por inercia he comenzado a correr. A los 300 metros me empezó la fatiga, pero hay que seguir hacia adelante. Sigo. Cruzo por la entrada de Mislata y bajo hasta el río, llego a la Pechina y regreso. Estoy orgulloso de mi sudor: paso por la ducha. Felicito a mi Teresa, que es su cumple. Y por whatsapp a Jesusete. Tengo calor: la noche marca 32,9 grados y me espero a ver El Hormiguero que se estrena en Antena 3.
Mientras escribo esto, con el orgullo de mi primer día de trainning, pienso que es muy probable que vaya abandonando la idea, pero me sorprendo al rato, con el mocho en las manos, cogiendo nuevas costumbres y nuevas rutinas. No me refiero a fregar, que solía hacerlo, aunque menos asiduamente. Me refiero a limpiar el suelo de la cocina, a las once de la noche, después de limpiar los trastos de comer...
En fin. Que me siento bien, más por haber tomado la decisión y haberla llevado a la práctica, que por el esfuerzo físico realizado. Me he sorprendido a mí mismo, lo cual, a estas alturas, es fantástico. Por cierto, antes de cerrar el día, hoy me quedé mirando el blog y pensé si tiene sentido seguir con estas hojas perdidas... Buenas noches.
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