martes, 23 de septiembre de 2008
EN LA TARDE DE SEPTIEMBRE
Bajo amenaza incumplida de gota fría, la tarde cae con la visita de mis padres. Mi madre, mientras papá mira la tele, ojea los recuerdos de Egipto. Y yo, desde la lejanía, de vez en cuando miro ahora el Valle de los Reyes, luego la Mezquita de Alabastro,... Recuerdo aquél sol, aquél calor brutal y cegador, doloroso y poco recomendable. Aquél Egipto que empieza a grabarse, como sobre piedra, en la memoria y en mis recuerdos... Ahora, al ver las fotos, mirando el pasado que siempre quise futuro, me descubro a mí mismo echando en falta a los que viajamos por aquellas aguas del Nilo, entre nubios y cocodrilos. Ahora, mirando atrás, como hago a menudo, siento nostalgia de las calurosas noches cruzando en crucero el mundo. Ahora, mirando atrás, mirando las fotos, me descubro a mí mismo que llegué a vivir el sueño. Sueño cumplido... Mamá se para en el primer párrafo de lo escrito: "Por lo que dices, da la sensación de que Egipto fue el viaje de tu vida...". ¡Cuánto saben las madres!
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