martes, 16 de septiembre de 2008

AIDÁ, AIDÁ... AIDÁMONOS A JUDEA...




Me va a matar y lo sé. Me va a matar por la foto (que hay que ser cabrito para robarte esta foto y clavarla aquí en la red). Pero si me mata, va a ser con cariño, porque también sé que me lo tiene... Nuestra amistad es de adolescencia, como los amores, de verano, de vernos menos de lo que nos gustaría pero tenernos siempre tan presentes... Aída es mi amiga la de Madriz (la asquerosa de ella no ha pronunciado una "d" final ni aunque la maten). Es gata por los cuatro costaos, chula, madrileña (con acento del centro mismo de Madriz)... ¡Y a mí me gusta tanto! Es la hermana de Paca (La de España), y de Nuri, y de Bebes,... Que son un poco parte de mi familia (y yo me siento de la suya). Nos pasamos la adolescencia con el AJD y el JAD, que no son ninguna droga, y que no sé si ella recordará...
Ahora la tenemos en Brasil, por un tiempo, un largo tiempo, pero aún recuerdo (divertidos) la noche que la vi por última vez en Madriz, cuando fuimos a ver Jesucristo Superstar y la liamos, casi sin querer, a cubatas en la noche... Hemos pasado muy buenos momentos y espero que sigamos pasándolos porque Aída, con su genio, con su fuerza y con un carácter tan fuerte, es una parte tan importante como imprescindible de mi vida... Un genio amansado por el brillo de esos ojos que ya tenía adultos en esta foto que una noche robé de la habitación donde fue creciendo y desde la que me enviaba las cartas... Algún día he de recordar el maletín de las cartas que anda escondido por casa de mis padres (olvidado) y a golpe de letra redescubrir aquellos veranos con las chicas de Madriz, las de la carretera... Qué distinto habría sido todo de no estar Aída en mi vida...! Qué distintas las idas a la vaca a primera hora de la mañana, repasando los contadores de casa con la primera luz del día... Qué distinta la manera de llegar a casa, gritando "abuelaaaa" recién salidos del trinquete... Qué distinto mi conocimiento de las vacas! Y de los cerdos... Qué distintos tantos momentos juntos que esperan un regreso de Brasil para seguir viviendo... Y siempre con Aída, con su genio, con su carácter... Con su acento del centro de Madriz mismo, qué tanto me gusta... Un beso, hasta allí de largo... Devuélvemelo pronto (y aquí, o tendré que ir a dártelo...).

1 comentario:

Anónimo dijo...

JAJAAA Jaime que buena foto!!!
Ya no me acordaba que me la enseñaste en tu casa éste verano...
Seguro q te mata, pero las risas q se echará al verla serán pocas!!! jajaaa y se pondrá roja como un tomate!!! ay ojalá la pudira ver por un agujerico el día q abra el blog!!!
Besitos y q todo vuelva a la normalidad amor, ya te llamaré. Espero q todo esté mejor.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.

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