jueves, 17 de abril de 2008

Y DE REPENTE...



Vivimos condenados al cristal, al espejo, al escaparate... Vivimos frente a la imagen que proyectamos y la que nos proyectan. Y hay días en que esas imágenes, que valen más que 1.000 palabras, necesitamos convertirlas en verbo.

Yo salí hoy de casa con la necesidad de hablar, de decir. Sin saber muy bien qué decir, pero con una necesidad de dejar las cosas claras. De romper el escaparate. De volar. Pero a veces el cristal se mantiene firme, erguido, duro. Ópaco. Es entonces cuando hay que decidir cómo "limpiamos" ese espejo, porque las imágenes tienen que renacer...

Y yo tengo la voluntad firme de acabar con algunas esquinas del triste espejo. La imagen, la que proyectan de nosotros, puede deformarse con el tiempo, con el silencio, con el olvido... La que proyectamos podemos malearla a cada momento, pero si nos olvidamos de hacerlo, fácilmente, aquella que nos proyectan acaba por convertirse en la de nuestros propias proyecciones... Y de repente, descubres que tu imagen, desfigurada, la que te devuelve el espejo, es la misma que te hacen proyectar. Que te desdoblas, con matices diferentes y acabas por no reconocerte en lo que ves enfrente...

Yo, hoy, me levanté con la necesidad de romper el espejo... Y de repente, el espejo se mantuvo firme, erguido, duro... Pero menos ópaco... Me veo mejor en este particular espejo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

con lo profundo q eres... y con el karaoke delante....jaja
me lo he pasado genial este finde!!
bss
merx

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