martes, 29 de abril de 2014

BENDITO ÁNGEL

Bendito Ángel, de alas inmaculadas, bienvenido. Espero que de aquí a la eternidad, mamá te lleve a este escrito y te lea estas letras que nacen el mismo día que tú. He paseado con mamá la vida entera, y con papá unos cuantos años, compartiendo de ellos la felicidad del uno más el otro. Naces en una familia feliz. Donde la batalla siempre acaba soplando con aires de victoria. Mamá fue siempre como mi hermana: la mujer con la que aprendí a crecer y de la que, por las veredas de la amistad, me sirvió como bastón para enderezar mi paso. Me cuesta pensar en ayer y no imaginar a tu mamá al lado: me costó durante años no imaginarla en el futuro, ése que ahora compartiremos contigo. Me he despertado: primero ví la enhorabuena, pensé si sería alguna felicitación al bueno de Hugo a quien anoche recordé cuando me iba a dormir sabiendo que hoy era su cumpleaños y, desde hoy, el tuyo mismo. Y enseguida descubrí la foto que papá colgó de madrugada y recordé que en mitad de la noche, soñando con tu madre me desperté, como si tuviera que darte la bienvenida. El día que leas esto, que espero verlo y vivirlo, quiero que sepas que llegaste al mundo en una época muy complicada para mucha gente. Pero los pequeños detalles, como tu sueño de recién nacido, le dan bondad a estas horas... Tuvimos tiempos mejores, como los que para ti deseo. Pero no faltó en tu recién llegada amor verdadero, tan esperado, ángel de alas blancas, por Martín y Aurora.

Me siento nervioso en la distancia. Escribiéndole renglones a un corazón, el tuyo, que viene a engrandecer la vida. Estoy desde la lejanía, como el hermano del alma, pendiente de tu venida y me siento, así, encogido, pensando en el recorrido de vida que me trajo tu mamá de por vida... No sé cuántas cosas pasaron, ni cuántas hayamos sido capaces de vivir el uno con el otro. Siempre. Nunca faltó verdad en la amistad que tenemos y nunca te faltará protección, pequeño Ángel, al que le adivino las sonrisas y las victorias. Estoy contento, hoy, Ángel, hoy que tuve un día imparable sabiendo a cada minuto del día que estás ya con nosotros. La vida, fantástica vida, nos regala un momento de alegría que dibujaba tu madre en la foto, con el rostro derrotado y la sonrisa entrevelada del deber cumplido.

Bendito Ángel: me alegra la vida entera tenerte aquí. La felicidad de tus padres es la mía. Y miro hacia atrás de nuevo y siento tantos momentos vividos, las dudas, las penas, el amor, los recelos, los sueños, las despedidas... Todo lo que tejió la vida, que me siento felícisimo hoy que llegaste con nosotros.

Tardaré unos días a conocerte, unas semanas. Pero me parten las ganas de acurrucarte en mis brazos y hacerte dormir. Soñar. Como siempre he soñado yo, que soy un inquieto devorador de esperanzas. Bienvenido, bendito ángel... De tu mirada pura nace la ilusión de nuestras nuevas vidas. Enhorabuena a papá y a mamá. Que hoy sea el día feliz que calcar cada mañana cuando salga el sol... No imagináis lo feliz que estoy. Y lo protegido que me siento, con este ángel inmaculado cuidándonos el mañana... Felicidades. Bienvenido bendito Ángel.


Pequeño ángel de alas blancas,
que combates el ensueño
con esperanza,

corazón de corazones nacido,
paloma al alba,
amor bendito...

¡Qué se mezcan tus desvelos
y se duerman los suspiros...!

Bendito Ángel de la mañana,
guardián sereno de tantos sueños,
gota de rocío en la rosada,

camino de pasos vividos,
dolores vencidos
bajo la luna de plata...

¡Qué te canten un te quiero
en tu cunita de nanas...!

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