miércoles, 6 de febrero de 2013

LA LLAVE EN LA PUERTA DEL PATIO

No os escribo desde el domingo, pensaba que menos. Pero tengo la excusa suficiente, la válida, la que me justifica: no he parado de hacer cosas. Llevo desde el lunes poniendo el despertador antes y hoy me ha costado despertar, menos mal que Mabel llamó porque caí después de la alarma y sin posibilidad de retomar vuelo.

Voy a tope. No paro, como sabéis que me gusta ir siempre. El lunes por la mañana fui a conocer a Vega, que llegó este fin de semana, el día 2, para alegrarnos y completarnos la vida. Vi a Aure con su sonrisa de recién madre, dándole el pecho a la pequeña, Ricardo con el aspecto de padre recién coronado y su madre al lado disfrutando, calculo, en silencio de la vida de las abuelas. De las abuelas recién coronadas. Nos pusimos al día, Vega durmiendo entre las mamas de su mama, y los demás pues poniéndonos al día de la recién buena noticia. Entre las anécdotas, una que quedará para la historia: entrevisté a Aure y Ricardo en el wáter de la Quirón como los padres de la fallera más joven del día para las piezas nuevas, esos "Trons d'avís" que suenan ya en la 97.7 Fm... ¡Y más cositas que sonarán, espero, no a mucho a tardar! Me fui a la radio, edité el material y lo dejé para inaugurar una sección en la que me siento además muy cómodo.

Por la tarde me dediqué al partido, con reunión de grupo y comisión de Interior. Y al salir, salté a casa, preparé un sandwich y me fui con Manolo a cenar a Santa María Micaela donde la Federación de Ingeni i Gràcia tenía reunión. Cenamos, conversamos y nos vinimos a casa. Abrí la puerta del patio con la sensación de que el día había estado cargado de trabajo. Me gusta. Me cansa, pero me gusta. Y caí, mirando un libro de recetas sobre el sueño de mi colchón.

Ayer me levanté como correspondía y me puse a hacer y a deshacer. Al medio día comí en el Cuinarte, llegué en taxi escuchando la entrevista a Aure y Ricardo, quedó muy chula, y empecé con una crema de Puerros, Miguel Ángel de Corona y Estela de Azcárraga. Conversamos,propusimos metas y planeamos. Que es lo que nos gusta. Hacía día de fallas, esto es algo que los falleros decimos mucho.


Me fui a la falla y pinté los ojos distraídos de la mucama fallera. Me recogió Javisanz en la calle Cádiz y nos fuimos al taller de Sergio Alcañiz que tiene un medidor distinto de miedos, lo cual es genial. Conversamos, planeamos y cayó la noche... Como tenía comisión de Urbanismo me dejó Javi en la avenida del Cid, pasé por casa a enviarle bien a Acosta los últimos diseños maquetados y me fui al Ayuntamiento. Comisión y metro, calle Xátiva, recorté por Castellón y en la Gran Vía seguí con un cansancio absoluto hasta la falla. Tomé vino con Manolo en El Camerino. El día también se le hizo largo: el mío por igual. Y nos pusimos al día como acostumbramos. Cenamos en la falla, gran trouppe, y nos pusimos a planificar lo poco que queda ya de falla por hacer y de días por tener. Contrarreloj, me vine a casa, y abriendo la puerta del patio pensé: qué cansado estoy. Cómo me cunden los días. Que no paro... Y que voy a parar menos.





Miércoles. Menú currado. Marmitako. De entrantes, ensalada a la mostaza con anchoas y crujiente de patata con tomate y bacalao. Venían Rosa y María Jesús a casa a comer. Comimos, charramos y nos pusimos al día. Tengo la fregadera por hacer. La tarde se me ha perdido en escribir dos cosas, dos conversaciones cortas de teléfono y salto ya para la comisión de Cultura. Luego programa en la tele y calculo que cena para rematar el día... Tengo una sensación: cuando vuelva a casa, creo que meteré la llave en la puerta del patio y pensaré lo cansado que estoy... Y mañana, a las diez, Manolo me ha dicho que me recoge... El caso es no parar en casa.

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