Enero se va en positivo, en balance de colores. Comenzó con lluvia y amigos en Granada y acaba con lluvias en Valencia y conmigo delante de un ordenador haciendo balance del cansancio y de no haber parado nada. De nada. Si el blog se ha resentido algo, lo siento. Será culpa del facebook, muy probablemente.
Enero ha sido la cabalgata de Reyes con Edurne y el primer cumpleaños con Álvaro. El viaje a Londres con mis padres, una experiencia fantástica. La comida en casa con María, José y Aurora. El reencuentro. La fuerza. El subir. El temperamento. El regreso a mí: la comida con Maite, Ángeles y Unai... La risa. Las muchas risas. La noche de las pizzas, con Jose y con Moncho. Las madrugás, como las de Sevilla. El muffin de chocolate en la plaza del Ayuntamiento. Pons y mis nuevas amistades: que me dáis la vida. Me quedo con September sonando en el taxi. Me quedo con nuestra conversación sobre ropas, roperos y comidas... Los amigos de siempre. Los nuevos. Me quedo con tu mensaje: feliz matrimonio. Esto es enero.
Me quedo con la comida y el paseo, con la tarde de compras, con las risas cantando en el coche. Me quedo con la gente que ha venido a este 2009, con la que he recuperado y con la que siempre estará. Porque con vosotros he vivido tan a gusto este inicio que la carrera será rápida pero sin cansancio. Seguro.
Me quedo con Álex haciendo turismo por la calle Colón. Me quedo con los planes de Alicante. Y Sevilla. Con un mensaje que me envía a Tailandia y que me recuerda tanto al año pasado y a la India y a aquellos recuerdos que aún son míos hoy y muy vuestros. Me quedo con los cumpleaños de mis amigos, primerizos de enero y esperando que sea la hora para darle la bienvenida a febrero con el de la Kone. Me quedo con el descanso. Y con las horas de lectura. Me quedo con los primeros libros del año.
Me quedo con el capuccino en Covent Garden. Y me quedo con el momento en que, cogidos de la mano, Ángeles y yo recibimos nuestro premio. Este enero anuncia año movido y de movimientos. Yo ya me he movido, sobre mí mismo: a buscarme de nuevo. ¡Y estoy tan satisfecho! Tan tan satisfecho que enero se me ha ido casi sin darme cuenta...
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