Me voy a dormir ya. 22:35. No tengo mucho más que hacer. Esperaba que llegara mañana y el día se me ha ido volando. En el trébol, con Carol, después de comer en La Mandrágora. Aquí y allí. Remachando faenas esta mañana delante del ordenador y sobre todo con ganas de que llegue mañana. Que ya llega, en cuanto despierte.
Antes de irme, quiero eso sí, dejar subrayado que me equivoqué una vez más. Que volví a darme con una persona de bruces sin esperarlo. Que me ha costado mil y una percatarme de lo que tengo cerca, yo creía que al lado. Y que eso es la vida. Esperar y desesperar. Dios me salve de las aguas mansas que de las bravas ya me libro yo, pensé anoche. Hoy, ni deshauciado ni desesperado, solo pienso que perdí mi tiempo con otra persona que dio a oídos ajenos lo que por cobardía no le dio a mi cara. Y dicho así, suena a copla.
Coplera.
Eso es lo que era (y es).
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