martes, 8 de septiembre de 2015

SEPTIEMBRE ES LO QUE VIENE


Hay una tendencia a que llueva en septiembre, a que yo abandone mi blog, a que la vida me devuelva a épocas de trabajo desmedido y de tantas cosas que hacer que le aburre a uno la idea de saber por cual debe de empezar. De la misma manera, hay una inflexión necesaria a que aparezcan en la vida personas que te importan más, que te preocupan más, que te ocupan más; de la misma manera que las hay que tienen una importancia a la deriva, que te preocupan nada o que te ocupan menos. Así he venido hoy a escribiros sin saber que aún andaba inmaculado este septiembre de lluvias que tenemos a pie de calle. Y me encanta. Tanto que tengo la sensación de que llueve menos de lo que me apetecería, porque o llueve de noches o cuando estoy encerrado en despachos. Así me pasó la mayor parte del tiempo. Y quizá lo que inconscientemente me pide el cuerpo, de pies a pelo, es correr bajo la tormenta, andar bajo la lluvia, mojarme en el paseo... Sea como sea, septiembre tiene lluvias y sabor a vuelta al cole. Así me siento al menos yo. Me ocupan horas el trabajo en la Regional y la atención al despacho, mientras me calculo las agendas de mañana y pasado en la que no paran de aparecer cosas. Siempre he estado ocupado (a veces preocupado) y es lo que nos gusta. El tarannà que dirían los catalanes. El ADN vasco. Mi manera de ser. Así como soy yo. Mis maneras de vivir que cantaría el roquero. Insurgente (moderno, complaciente).

Preparo el papel de la obra de teatro. Desde que nos sentamos Sergi, Angelita, Carol y servidor el otro día le he cogido mayor gusto. Más ganas. Tengo ganas, vamos. De eso y de otras cosas, algunas sorprendentemente.

Posdata: después de la tormenta llega la calma. A mí, sin embargo, antes de la tronada me ha invadido una extraña sensación de placidez (que no sé cómo tomarme). Volvemos... septiembre, es lo que tiene.

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