lunes, 17 de febrero de 2014

DÍAS DE MUCHO, VÍSPERAS DE MUCHO MÁS

Comencé el fin de semana intentando miguelear de una manera zen, la más zen posible. Nos arrolló el tiempo entre que llegué del taxi y me tuve que ir a reunir con mis socios en el Bautista Martí. Llegué el primero y ocupé un sillón de esos orejeros, que salen en las revistas de moda. El sitio es molón y bien lo vale. Me tomé un capuccino vienés y una botella de agua, la mitad de la cual dejé caer sobre la mesa. Hablamos de lo nuestro y quedamos para esta semana. Desconvoqué yo la reunión porque tenía sarao nocturno, ducha y traje de indumentaria por medio que ponerme. Pero antes me quedé sorprendido, con el café ya tomado, viendo los sobres de azúcar. Eran aquellos sobres que fotografié en el barrio musulmán de Singapur, en el bar de la esquina, por el que fue cayendo toda la humedad del día. Y aquí, casi a 13000 kilómetros del lomo, volvieron a mí para recordarme, debe ser, que en mi vida pasan cosas geniales que debo recordar a toda hora...


La noche, como decía, fue de sarao fallero. Teníamos la gala de la cultura donde la falla nos volvimos a casa, o mejor dicho al Cyrano, con tres premios de más: el quinto de obra por "Ay Carmela", el de mejor obra inédita por "Outdoor training" y el de mejor escenografía. Luego, risas y noche, camino al Cyrano y cierre del local. Pasamos por la falla y nos fuimos al Da Vinci. Manolo y yo hicimos de tripas corazón y nos fuimos a la Posada, a rematar la noche, que cerré en un taxi pensando en mil cosas.

Llegué a casa y bajé la persiana porque quería alargar el sueño todo lo que pudiese. Pero da igual, el reloj biológico me dejó al borde del cansancio cuando me tocó levantarme. No duermo. Es mi vida, siempre ha sido así. Y sigue siendo, aunque reconozco que un sábado remolón se lo gana cualquiera, yo me los dejo para más adelante. Para cuando toque. Me levanté, decía, y me puse a hacer llibret, también contrarreloj porque así lo marca el vademecum del buen fallero. El fin de semana nos ha valido para acabar el llibret a destajo. Y para acudir a los actos que también teníamos por fallerío.
El sábado tarde me recogieron de nuevo Laura y Pepe para acudir a la presentación de Maestro Aguilar y de ahí nos cenamos unas papas con algunos falleros de la Agrupación y volando, con Jose, al Musical, a disfrutar de la presentación de Sevilla - Denia.



Tuvimos momento de risas con el intercambio de parejas falleras con los amigos de Avenida Peris y Valero y cerramos en Cyrano, con ataque de risas, Edu y Kike, Laura y sus amigas, recordando cómo se puede ir por la vida sin ojos, yo que también soy blogger. Muy blogger.


Al final, me repesqué el domingo. Me desperté y seguí con el llibret. Sólo paré para hacerme un capítulo más de "Isabel", vaya enganche llevo, oiga. Y luego a seguir con la marcheta: acabé mi domingo haciendo una tortilla de patatas, la última antes de ponerme a dieta, que ya va tocando. No lo digo yo, la báscula que tiene sus quisicosas: 89.400 gramos. Y agradecido, el domingo rondé los 90 (y nos los boté por vaguería.).


Hablando con Mabelón, de lo divino y de casi todo lo humano, encendí la tele y me ví en el "Tot és Festa". No suelo verme, no me gusta. Pero me quedé a seguir el programa (algo que nunca hago) y reconozco que me divirtió, especialmente porque había momentos que en pocos días había borrado... Estoy que no paro. Hoy regresé al trabajo, comí ternera como dice la dieta y me reuní por la tarde con asociaciones de vecinos para hablar de Sanidad. Ahora tecleo desde la sede, esperando que mis compañeros bajen de la comisión e iré a casa a preparar unas pechugas para irme a la falla. Penúltima directiva del año fallero. Nosotros, que somos así. Esto sube de temperatura, aunque le pese a la ciclogénesis explosiva. Son días de mucho... Y lo que es mejor: vísperas de mucho más.

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