martes, 5 de junio de 2018

VINIMOS



A la vida vinimos para ir caminando, con mayor tino o peor desatino por este destino no escrito que es vivir. A la vida vinimos unos días a reír y otros a ir llorando, verdad en mano, a caminar y a hacer camino que dijo Machado, que es un camino lo que se cruza al caminar… A la vida vinimos a triunfar y a perder, tiempos muertos y vivos recuerdos; a conseguir y a dejar de lado y ponernos de frente, a que nos dejaran y a ser dejados… Vinimos a emprender caminos en solitario, a soñar despiertos y a decidir por nosotros mismos y a veces por los demás. A enfadarnos cuando nos prohibieron, a rebelarnos cuando nos señalaron y a gritar cuando nos pidieron silencio. A la vida vinimos a cantar las cuarenta y a bailar pegados, a beber despacio, a viajar lejos, a hablar solos y a decir mentiras, a escuchar, tan solo, solos de vez en cuando… A la vida llegamos para abrir puertas, acabar rendidos, acercar propuestas, aconsejar sin que nos los pidieran, acordar principios, amar y andar, apoyar medidas y aprender leyendo. A la vida vinimos a desarmar a los asesinos de razones y a atacar a quienes pudiendo ayudar se fueron a bailar sin hacer ruido… Vinimos a bajar los ánimos, a decir basta cuando ya era suficiente, a bañarnos en oro y a buscar tesoros, a caer y levantarnos mil veces, a callar delante de los mayores, a calmar al enfermo, a cambiar las cosas y a campar a nuestras anchas aún cuando pasábamos estrecheces… Vinimos a cantar las cuarenta, a cazar para cenar, a centrarnos de vez en cuando y a coger aires nuevos para descentrarnos de nuevo. Soplamos vientos. Y recogimos tempestades. Volvimos para comenzar, una y mil veces, a comparar para comprar, a conducir sin conocer adónde íbamos. A aparcar y a aparcarnos. A conseguir, eso, tan difícil siempre. A perder casi todos los días. A no conseguir, ni consentir ni sentir siquiera... A contar lo que otros no contaron. A continuar lo que otros dejaron, a seguir viviendo, que es correr sin cortarse un pelo. Vinimos para coser y callar, para crear y creer, para cuidar nuestros principios, que nos llevaron al fin. Vinimos para dar y para dañar, para cumplir con el deber y para decidir qué decir sin dejar tiempo para descansar ni noches para no desear. Vinimos para destruir a veces y disculparnos después, para buscar un mundo donde divertirnos, para no volver a sentir que duele, para dormir, que es cuando deja de doler… Vinimos para durar y para elegir, para empezar una vez más y para empujar cuando alguien quiere entrar. Vinimos para encontrar, para enseñar, para entender que se puede entrar y no se tiene porque salir. Vinimos para esconder, yo a días para escribir y cada segundo para escuchar: para esperar, para estar y para estudiar cómo podemos existir. Y por explicar si aún nos puede extrañar todo lo que echamos a faltar. Vinimos para forzar, para ganar, para gritar, para gustar y que nos guste, para hablar, para hacer, para importar... Porque quisimos importar… Vinimos a la vida para tantas cosas que casi olvidamos lo más sencillo: vinimos para vivir. Para ir viviendo.

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