Perfil propio desde la Ibiza pasada |
Fui siempre un niño mayor. Fui con amigos mayores que yo hasta que Dorian Gray se apropió de mí, le ganó la batalla a Peter Pan, y comencé a tener amigos más jóvenes. Y de todo se aprende. Aunque también es cierto que cada vez más cerca de la madurez, estoy subrayando en mí esas ganas de no callar y al mismo tiempo de esperar ver cómo el paso del tiempo da y quita razones. Que lo hace.
Le dije a mi hermana que la vida da muchas vueltas pero creo que me lo decía a mí. Y estoy convencido de que nos valdrá a los dos. Es cuestión de saber esperar.
Y en esa esperanza andamos. Hay que arrepentirse de lo que no se dice. Hay que dejar de ser aragonés, que dice mi madre piensan bien pero tarde. Hay que volver a la paz con uno mismo y de ponerse el mundo por montera de vez en cuando... Pero sobre todo, hay que valorarse primero y antes que nada porque nadie es más importante para nosotros que nosotros mismos. Y sí, suena a egoísmo. Soy una persona excesivamente generosa. Por eso estoy convencido que para darse más y mejor a los demás, hay que construirse con más voluntad y primera persona. No hablo de egoísmo, hablo de crecer (en paz y en calma). Que todo hace falta... Y a quienes no nos quieran con esa paz y esa calma, que les guste el paseo... Hay que empezar a hacerse querer para que nos quieran. Estoy convencido. De esas y de otras cosas.
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