sábado, 7 de enero de 2017

Y LAS MÍAS

Me descubrí ayer mismo diciéndole a mi hermana en metro, mientras acudíamos a la comida de Reyes, que estuviera tranquila, que la vida da muchas vueltas. Y la segunda vez que se lo dije, cruzando el paso de cebra, repetí cada palabra no sé si más por ella o por mí. Parece que desde la Ibiza pasada me he empeñado en alcanzar los 40. A mis no propósitos de año nuevo, que me van de escándalo, mejor que cuando los tenía, he añadido esa voluntad de envejecer aprovechando pasos y canas; que tengo los míos. Y las mías.

Perfil propio desde la Ibiza pasada
Lo dicho. Le (me) repetí el mensaje consciente de que la vida da segundas oportunidades muchas veces. Creo que la primera vuelta nos la da de hostia, para escocer. Y la segunda de revancha, para aprendido, saber hacer frente. Hacerse mayor (en mi caso por voluntad propia).

Fui siempre un niño mayor. Fui con amigos mayores que yo hasta que Dorian Gray se apropió de mí, le ganó la batalla a Peter Pan, y comencé a tener amigos más jóvenes. Y de todo se aprende. Aunque también es cierto que cada vez más cerca de la madurez, estoy subrayando en mí esas ganas de no callar y al mismo tiempo de esperar ver cómo el paso del tiempo da y quita razones. Que lo hace.

Le dije a mi hermana que la vida da muchas vueltas pero creo que me lo decía a mí. Y estoy convencido de que nos valdrá a los dos. Es cuestión de saber esperar.

Y en esa esperanza andamos. Hay que arrepentirse de lo que no se dice. Hay que dejar de ser aragonés, que dice mi madre piensan bien pero tarde. Hay que volver a la paz con uno mismo y de ponerse el mundo por montera de vez en cuando... Pero sobre todo, hay que valorarse primero y antes que nada porque nadie es más importante para nosotros que nosotros mismos. Y sí, suena a egoísmo. Soy una persona excesivamente generosa. Por eso estoy convencido que para darse más y mejor a los demás, hay que construirse con más voluntad y primera persona. No hablo de egoísmo, hablo de crecer (en paz y en calma). Que todo hace falta... Y a quienes no nos quieran con esa paz y esa calma, que les guste el paseo... Hay que empezar a hacerse querer para que nos quieran. Estoy convencido. De esas y de otras cosas.

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