viernes, 23 de octubre de 2015

CARPETA DE ASUNTOS PENDIENTES


Soy como el tango de Gardel. Y vuelvo, con las sienes cada vez más plateadas y el alma menos tanguera. Anoche que me junté con Ricardo a cenar, volví a las andadas y me dejé llevar por las ganas de haber volado - dicho en pretérito, perfecto - y de haber hecho y no hice. De aquellas cosas que al rato resumí, con un "es verdad" que es la mejor manera de rematar todo.

Me pueden las ganas de yo hasta tal punto que empiezo a convencerme. Por la tarde, vía teléfono le dije a la amiga Mabel que paciente aguanta al otro lado del teléfono, que demasiados frentes abiertos. Y me pongo en la agenda ir cerrándolos mientras comprueblo que casi 24 horas después si apenas he empezado a cerrar uno. Empiezo el día riéndome con Juanjo al teléfono y sigo con Angelita, que me dice, se ha levantado a las dos y media de la mañana. Estamos con el ensayo a tope de Virginia Woolf y todo lo demás, que también va a tope, por eso escribo tan poco.

Me sabe fatal no dejarme caer más por aquí. Y así lo voy pagando. En términos generales hay cosas por cambiar. Unas cuantas. Habrá que ponerse con la faena.

Una noticia por teléfono ayer no me gustó nada: viene de gente que le come la oreja a otra gente con cosas que no son verdad. A mí cuando me usan me quieren poco, pero a quien amargan le deben de querer menos. Por mucho que sea su entorno. En cualquier caso, pasa a la carpeta de cosas pendientes, y tendrá fin. Bueno o malo. Pero terminará.

Así estoy, con un pie puesto en noviembre, pensando cómo rematar el mes y cerrando asuntos pendientes del año. Y tenemos unos cuantos. A ver si me centro en respirar y decidir... En vivir al fin y al cabo. Por delante, al menos, las ganas de hacerlo. Y un fin de semana repleto: Rajoy en Alicante y Crespo en el altar. Promete, como el domingo con Enganxats y ensayos varios... Yo, a lo mío. A lo de siempre. A vivir. Y a no parar. Con la mirada puesta en la carpeta de asuntos pendientes...

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