martes, 29 de octubre de 2013

DÍAS DE BATALLA



Me lo he preguntado mil veces y no sé si se lo escuché a Andreu Buenafuente en un monólogo, siempre he pensado que sí. No sé de dónde nos vienen las canciones que se pegan a la cabeza para hacernos tararear. Lo que sí sé, tengo más que asumido y comprobado, es que cada canción me ha venido a golpear por la vida como banda sonora de las realidades porque batallo a cada momento... Ahora que os escribo estas letras me siento atado a los nervios de algunos amigos que esperan y desesperan, y mientras escuchaba esta canción pensaba como me "apego" enseguida a los sentimientos de otros y a sus caminos de futuro. La alegría dura poco en la casa del pobre es un mensaje pesimista que eclipso con un mensaje en facebook donde acabo de recomendar la misma canción: "Cuando la alegría entra por la ventana, la tristeza sale por la ventana". Y a volar, he dicho.

Alone again es un título demasiado triste para una canción tan bonita y para los que somos seguidores incansables de la soledad en compañía, y del disfrute de la vida... Me siento en mitad de la vía del tren, en este 29 de octubre, apartado de estaciones que antes lo eran todo, y dejando colgar mis piernas de niño travieso, vestido con pantalón corto, hacia las vías, me entretengo en tirar pequeñas piedras por pasar el tiempo... El tiempo, que se me va, casi sin darme cuenta, mientras tengo pendiente contestar algún mensaje, hacerme alguna ilusión, bajarme del tren carguero que va repleto de tristezas y esperanzas... Y así, me despierto, sumiso y apático antes de que suene el despertador cada mañana, añorando en este otoño sin hojas, que el invierno me acurruque entre sus fríos de madrugada.

Echo horas de trabajo por doquier y me imagino sin hacer nada. Me imagino de nuevo con la ligereza del alma que tuve hasta la adolescencia cuando embutía ya mis agendas de mil cosas qué hacer. Pero me siento cautivo de mi desesperación por darle a todo una importancia cuando muchas cosas deberían de ser relajadas, sencillas, cercanas...

Al final del todo, de la vía, veo el tren que viene. Y aparto las piernas y dejo de tirar piedras. Pero sigue en mí esa sensación de no saber si es el próximo tren, al que hay que subirse, o quedarse aquí sentado, tirando piedras y mirando al cielo, sigue siendo el mejor destino...

En cualquier caso, siempre he creído en todo lo que creo, y eso es bastante más de lo que tienen muchos. No sabría renunciar a mis sentimientos. Y así me mezo, y así camino, y así batallo...

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