martes, 26 de julio de 2016
LA MIRADA NO SABÍA CALLARSE
Me dijeron que me sonríen los ojos. Yo creo que me sonríe la vida, y a los ojos se les escapa. No quiero desbordar ni mi esperanza ni mis ilusiones porque nos educaron de la manera cristiana de saber que lo bueno se puede nublar y como decía Antonia San Juan, casi no hay que ser feliz ni cuando estás feliz...
El otro día escribí sereno. Creo que sí. Y con ganas de mantenerme tranquilo. Muy bien organizado en cuanto a las pausas. Perdí la cartera y me serené aún más. Tan extraño a mí que casi ni me identifico. Pero sí. Por edad o por necesidad, me calmé.
Es cierto que mis ojos se escriben entre risas e ilusiones.
Mis canas subrayan altivas.
Mi labio se cierra impresionándome en silencios que dicen tanto.
Y la vida pasa.
Sea como fuere la foto de mis casi treinta y nueve deja una geografía de cuadros perfectos que se desdoblan que me limitan a seguir siendo como soy. Como vine siendo... Y por delante, algún apunte de horóscopo y algún sueño despierto.
Me dijeron que me sonríen los ojos. Yo creo que mi alma está limpia y la mirada no sabe callarse...
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