miércoles, 25 de noviembre de 2015

EN UN LUGAR DEL ALMA


¿Se puede estar enamorado de una ciudad? Sí. Cada uno tenemos una. Un lugar del mundo donde escondernos, escapar, volar, huir,... un espacio, un rincón del mundo, como del alma, donde nos gustaría vivir. Pero además, nuestra capacidad de echar raíces nos deja también de vez en cuando la posibilidad de estar enamorados de la propia ciudad donde nacimos o donde vivimos. Donde llegamos o donde la vida nos llevó.

A mí la vida me dejó en Valencia. Y hoy, tras comer en las Cortes en reunión de trabajo, en mitad de la locura que es mi vida, hice esta foto. Me escondí a los pies de la Geperudeta que daba la espalda en su altar. Caminé bajo el noviembre convulso que anuncia años que se acaban. Y dejé mis pasos caminar hacia adelante comprando en una tienda tres libretas con tres mensajes en positivo...

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