miércoles, 10 de octubre de 2018
SOBRE UN PALO
Hace tiempo que venía pensándolo, pero no sé si os pasa alguna vez, mi manera de darme cuenta de las cosas en la vida es cuando las digo, cuando las verbalizo, cuando las escribo... Y hoy me ha vuelto a pasar. Tenía en el estómago como una maraña de pelo, la tengo desde hace tiempo. Y estoy bien. No hay nada malo, ni nada raro. Ni tristezas ni desdichas... Pero es verdad que llevaba tiempos y no sabía qué era. Finalmente, hoy, que ha sido un despertar nervioso, la palabra se ha escrito sola y me ha dado una idea clara: ni los silencios, ni los temores ni las buenas o malas suertes duran para siempre. Le digo a una persona por teléfono y ayer a otra frente a unos hielos todo aquello de que, al final, uno es como es. Y que parece que en este mundo hay que ser más individual, más trepa, más egoísta, más falso... Pero a mí no me enseñaron a ir por la espalda y nunca me han gustado ni la mentira ni el sentir que no engaño a nadie, que voy de frente. Por eso las dudas: porque ves que, a menudo, los que eligieron las malas artes van haciendo camino y te quedas con la sensación de que tú no andas... Lo he sentido mil veces. Y mil una he dicho: "Se acabó". Voy a dejar de ser como soy y así las cosas me irán de otra manera... Pues eso. Que hoy me he dado la respuesta: "Querido Bronchud, ni el silencio, ni el temor ni la suerte... son para siempre". Así que, me he decidido a seguir... A seguir como soy. A subirme sobre un palo y mirar sonriendo el mundo. Y comprobar qué bello es mi camino... Aunque a veces sea oscuro. ¡Pero qué bonito! Y ya llegarán otros días... donde decir y no callar, donde respirar y no temer, donde seguir viviendo con esta fortuna de apoyarme en las pequeñas cosas... Hoy me dí cuenta de todo eso. Y de que soy feliz con mis pequeñas cosas. Y de que todos esos a los que a veces envidio sus malas artes, no tienen ni idea de lo que es subirse a un palo y mirar sonriendo el mundo... Y, muy probablemente, cuando lo hacen, ni siquiera tienen a quien se lo puedan contar, les comprendan y se sientan felices con ellos por ello... Así que hoy: callado, temiendo y con mi suerte, a seguir viviendo...
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