Me lanzaría sobre ti a darte un abrazo y poner punto final a este mundo de disparates. Me gustaría que rompieras tu silencio y me dijeras "Vamos". Me gustaría sentir la mirada cómplice que sienten quienes se regalaron la amistad sin cortapisas. Y saber que me sientes como tu amigo. Me gustaría no estar cerca de ti para que supieras que estoy a tu lado, que no fuera un balanceo constante este baile entre dos en el que bailamos de lejos.
Me gustaría que nos plantasemos en mitad de la noche. O en el coche, frenado, y decir sé que estás. Que estarás. Pero a veces dudo como tú dudas y me dejo llevar por los humos de los cigarros y las noches nubladas... Luego al rato, te siento saludar de lejos. Y pasa la vida, cayendo las horas como hojas de otoño, entre las corrientes de aire que nos empujan hacia adelante, sin saber, a ciencia cierta, si somos dos hojas que acabaremos flotando sobre las aguas del mismo riachuelo...
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