
Cierro los ojos y noto el barro de Aigües Blanques acartonarse sobre mi cuerpo. Siento la sal del agua batirse contra mis pies, mientras las algas secas se arremolinan y dejan en la orilla del paseo de arena un reguero de alegría muerta. Cierro los ojos y siento subir la temperatura en el pecho de ese sol que, al mediodía apreta con justicia sobre los cuerpos inertes. Cierro los ojos y siento el olor a mar y vida, la blancor de sus casas, del día que se nos pierde convidándonos a celebrar la noche. Siento la arena clavarse en mis tobillos y las mejillas incrustarse sobre la tierra, horizontal a la vida.
Cierro los ojos y revivo cada momento bello y bueno, feliz, eterno. Cierro los ojos y vivo de nuevo a la espera de que surquemos de nuevo el aire y tus casas blancas sean mi casa y tu paseo marinero, mi paseo en la última hora de la tarde...
Cierro los ojos...
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