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Por la manyana, nos hemos levantado. Hemos andado el apenas quilometro que dista la casa del pueblo, paseando bajo el sol, sorteando las vacas y novillos que pueblan a sus anchas y escuchando, por cualquier lugar, el sonido de las acequias que llevan con su riachuelo el agua afuera de la ciudad... Las montanyas lo envuelven todo. Arriba el Gonpa y el Monasterio, cerca el Palace. Todo bajo un cielo azul, muy hermoso, y un generoso sol matinal. Hemos llegado hasta el centro de Leh. Saludamos a Karma, la duenya de la tienda de joyas, a Steinsi, del ciber, a sus ayudantes, que por la noche son los camareros del Leh Chen, nuestra terraza favorita...
Por el camino nos encontramos con Kamp y Steve, dos turistas colegas nuestros desde la noche anterior. Nos saludan los comerciantes desde las puertas de sus tiendas y algunos, como el de las pashminas, sale a desearnos buenos dias. Tambien en el Yak Tail, el hotel mas antiguo de Laddach, el trato es exquisito. Y los camareros se acercan con un "Good morning, sir" que te hace disfrutar mas aun la manyana. Si alguno de nosotros se pierde, siempre hay alguien por la calle que nos indica donde estan nuestros amigos. Que nos dice en que tienda andan o si se fueron hacia la terraza a cenar. De vez en cuando, alguno, intenta chapurrear un simple "hola", donde nosotros les ofrecemos un "jullay" (yule, se pronuncia)... Y asi pasan nuestras manyanas y nuestras tardes, sientiendonos parte de la vida de esta ciudad tan apasionante como distinta a la nuestra. Pero es que, sin ninguna duda, aqui estamos como en casa. Y es fantastico...
1 comentario:
Aún no nos has hablado de si vas bien al WC, si haces caca con regularidad y esas cosas Jaime, ponme al día!
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