domingo, 27 de septiembre de 2015

SOLTAMOS EL TIMÓN


Alguna vez pasa que - sin saber cómo - las cosas se van revolviendo y se ponen en contra, te dejan contra las cuerdas o te vacían hasta dejarte sin ánimo. Lo sé. La mayoría de veces aparece de una manera inconsciente y, otras muchas, nos empujan a un callejón oscuro y, en contra de lo que parece, con salida. Pero cuando el cielo se empeña en nublarse, llega un momento que ni vemos el sol, ni lo peor, lo presentimos. Lo soñamos. En esas ocasiones, tendemos a dejarnos llevar por la corriente y nos deprimimos, o nos enfadamos de manera continuada, o nos alzamos en pie de guerra dándole la misma importancia a lo que la tiene como a lo que no. No medimos. Porque los embates son tan fuertes que el barco queda a merced de la improvisada marea. Y soltamos el timón...

Pues hay que cogerlo de nuevo, antes de que nos perdamos en la inmensidad del océano, lejos de otros barcos, de otras orillas, de otros destinos,... Hay que cogerlo con fuerza y decidir hacia adónde nos llevamos. Así que, cuando el mar se ponga bravo, vira el timón y enfrenta tu proa a sus olas para romperlas con fuerza. Cuando el viento parezca que no sople a favor, no te dejes empujar por su energía: cambia el rumbo del timón y sigue dirigiéndote a donde quieras llevarte... pero decide.

Cuando llega la tormenta, no te dejes asustar por las nubes. Siéntate a mirarlas. Aprende de sus formas y de cómo se mueven. Y piensa que el sol está al otro lado. Yo he aprendido así a reconciliarme con la lluvia, aunque haya veces en que también sienta que todo se nubla y el mar se pone bravo. Lo importante, siempre, que cojamos el timón. Lo demás, lo demás solo será dejarte arrastrar...

lunes, 21 de septiembre de 2015

LA GOMA DE BORRAR


Ella le dijo: "Tengo un regalo para ti". Lo dijo con tanta sorpresa que podría haber pensado que aquel regalo lo llevaba desde hacia semanas sin haber encontrado oportunidad ni momento de dárselo. Él le respondió: "lo quiero, dámelo". Y ella se lo entregó dentro de la mano, tapando la suya contra la de él, de manera que el diminuto regalo quedó entre las dos manos sin que pudiera verlo.

Ella sonrió cuando él le pidió que eligiera una ciudad de Italia. "Milán" decidió ella entre todas. Era de noche. "¡Has elegido la misma que yo! Espero que nunca tengamos que usarla" le dijo él.

Guardó en el bolsillo su regalo, sin sacarlo de la mano apretada, porque sólo así con el tacto reconoció cada esquina gastada de la goma de borrar. Y lo que a muchos podía parecerle un regalo pequeño, poca cosa, a él se le despertó como el más grande de los tesoros.

Hasta el día siguiente no la sacó del bolsillo del pantalón, pero recordó que estaba allí. Recordó que tenía con él la posibilidad de sacar la goma y borrar algún día, y la dejó sobre un mueble por si algún día tenía que volver a ella. A menudo, nos confundimos a la hora de escribir nuestra vida. Y a menudo, lo que más nos cuesta, es borrar porque los borrones nos confunden la vida. Pero hay que saber borrar como es necesario saber escribir. Cada uno decide qué escribe pero también debe de decidir que borra...

Por eso, él. cuando adivinó el regaló que ella le había guardado con tanto cariño se sintió la persona más rica del mundo. Le dio una goma de borrar. Y él le dijo, que no tendrían que usarla nunca...  

domingo, 20 de septiembre de 2015

ARENA PARA CAMINAR


Me he perdido cien mil veces en los pequeños detalles y calculo que, casi siempre, porque me han importado mucho más los demás que yo mismo. No pienso cambiarlo. No pienso tirar de egoísmo y sacrificar lo poco o mucho de bueno que pueda haber en mí para convertirme en un saco de resignación, grasa y huesos que haya olvidado los pasos que dio... Renunciamos a veces a ser lo que somos, cómo somos, cómo sentimos, tan solo porque los demás reaccionan de una u otra manera y se reduce en nosotros todo a un "es que me sabe mal". Pero no hay que olvidar que son ellos los que anteponen su "yo" a nuestro "nosotros": las relaciones humanas serían mucho más sencillas si no nos empeñáramos en complicarlas. Tan fácil como eso. ¿A qué parece obvio? ¡Pues ponlo en marcha! Hay personas -con intereses o sin ellos- que se mueven tan solo en su egoísmo: no tienen empatía, son incapaces de pensar en qué reacciones provocarán sus acciones. Y lo que es peor: les da igual. Así que, mientras a unos "nos sabe mal" a otros "les da lo mismo"... Y cuando esos dos trenes chocan, salta todo por los aires.

La verdad: creo que lo importante es decidir cada uno cómo quiere hacer su vida, su camino. Y andarlo. Mirar al frente, respirar fuerte y cargarse de una sonrisa que rebote felicidad como un boomerang. Dar un paso. Conquistar la sonrisa y dar otro más. Y otro, con otro. Al final, si solo caminamos con eso, todo lo demás se quedará en el pasado.

Imagina el paseo a la orilla del mar. Imagina como con nuestros pasos se van quedando aquellos personajes negativos y nefastos que solo saben pensar en ellos mismos y que lo que nos pase, preocupe, duela, amargue, haga sufrir o arañe, simplemente, les dé igual. Y ahora, imagina como llega una ola de mar. ¿Qué ocurre con nuestros pasos pasados cuando la ola llega? Que se disuelven y desaparecen... Pero los pasos que llevamos bajo los pies siguen fuertes y firmes. Pues el camino debe de ser igual. Dejando atrás a quienes nos frenan en el camino, porque lo que piensen "nos sabe mal" y viendo como se disuelven con sus "me da igual". Al frente, y paso a paso. Caminando. Que quien quiera venir a nuestro lado, tendrá arena para caminar...

sábado, 19 de septiembre de 2015

LA MENTIRA



Las hay blancas y piadosas, destructivas, dañinas, compulsivas... Pero las mentiras, solo son eso: mentiras. Los que me conocéis sabéis que es algo que no tolero (y que he heredado de mi madre). Prefiero el dolor de una verdad que la desconfianza que me genera una mentira... Porque las verdades duelen, pero lo que hiere, lo que hiere es una mentira. Y aún así, hay personas con las que hago un esfuerzo infinito. Tremendo. Personas que se empeñan en seguir con sus pequeñas "trolas" no sé si porque creen que soy idiota o porque alivian su culpa y creyendo sus mentiras pueden seguir mirándome a la cara. Cada vez que me pasa, dedico un tiempo a luchar, a decidir, si me molesta más que crean que soy idiota o que sin necesidad me sigan mintiendo... Al rato, lo que pienso, es lo importante: que no debo de dedicarles más tiempo. Por eso, ahora que ya ha pasado el rato, me he venido a escribir esto... y a decir, que prefiero un silencio a una mentira. Porque entre otras cosas, solo me produce desconfianza... y la desconfianza tristeza. ¡Y yo soy un tipo muy alegre! ¿Verdad? Pues eso: verdad, que muchos no saben como se escribe.

martes, 8 de septiembre de 2015

SEPTIEMBRE ES LO QUE VIENE


Hay una tendencia a que llueva en septiembre, a que yo abandone mi blog, a que la vida me devuelva a épocas de trabajo desmedido y de tantas cosas que hacer que le aburre a uno la idea de saber por cual debe de empezar. De la misma manera, hay una inflexión necesaria a que aparezcan en la vida personas que te importan más, que te preocupan más, que te ocupan más; de la misma manera que las hay que tienen una importancia a la deriva, que te preocupan nada o que te ocupan menos. Así he venido hoy a escribiros sin saber que aún andaba inmaculado este septiembre de lluvias que tenemos a pie de calle. Y me encanta. Tanto que tengo la sensación de que llueve menos de lo que me apetecería, porque o llueve de noches o cuando estoy encerrado en despachos. Así me pasó la mayor parte del tiempo. Y quizá lo que inconscientemente me pide el cuerpo, de pies a pelo, es correr bajo la tormenta, andar bajo la lluvia, mojarme en el paseo... Sea como sea, septiembre tiene lluvias y sabor a vuelta al cole. Así me siento al menos yo. Me ocupan horas el trabajo en la Regional y la atención al despacho, mientras me calculo las agendas de mañana y pasado en la que no paran de aparecer cosas. Siempre he estado ocupado (a veces preocupado) y es lo que nos gusta. El tarannà que dirían los catalanes. El ADN vasco. Mi manera de ser. Así como soy yo. Mis maneras de vivir que cantaría el roquero. Insurgente (moderno, complaciente).

Preparo el papel de la obra de teatro. Desde que nos sentamos Sergi, Angelita, Carol y servidor el otro día le he cogido mayor gusto. Más ganas. Tengo ganas, vamos. De eso y de otras cosas, algunas sorprendentemente.

Posdata: después de la tormenta llega la calma. A mí, sin embargo, antes de la tronada me ha invadido una extraña sensación de placidez (que no sé cómo tomarme). Volvemos... septiembre, es lo que tiene.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...