lunes, 29 de abril de 2013

LOS OJOS DE HUGO


Se me pasaba, pese a que le felicité. Pero comenzó a sonar "With a little help of my friends" y la memoria me devolvió hoy al cumpleaños de mi hermano. Te tengo en Extremadura, lejos, aunque la sensación cada vez que nos tomamos las palabras es que seguimos como ayer y antes de ayer. Pero te echo de menos, que lo sepas. Lamento haber perdido la cuenta de los años que nos acompañamos y de las odiseas por las que hemos ido pasando que son sólo regalos de la vida y palos del destino. Y hemos tenido de las dos cosas. Pero hoy, que te haces mayor antes que yo, elijo entre las fotos y me quedo con una imagen y dentro de la imagen con tus ojos. Porque esos ojos me han ido mirando desde hace muchos años, porque esos ojos han estado viendo por lo que pasaba y han sido los testigos de mi manera de crecer. Como mis ojos, de igual manera, te han seguido de cerca, como siempre, intentando no fallar nunca. Y así como la vida se nos lleva en vaivenes, te noto ahora lejos, pero no ausente. Ni callado.

Se me hace difícil mirar hacia adelante y comprobar que no estés, porque si miro hacia atrás has estado casi siempre. Y me sería muy difícil no ser capaz de seguir siempre contigo, como antes con ella, y como en tantas cosas que nos hemos ido dejando al lado del otro. Recuerdo, ahora, la comida de navidad que compartimos cuando yo sabía ya que te habías ido. Y el caer contigo a la vera, me dejó aprovechar la hora y media para ponernos al día con una sensación de que estabas lejos y nos encontrábamos de cerca. Y eso siempre es bonito. La amistad al fin y al cabo.

No sé ya si vienes por estas hojas perdidas. Sabes que muchas son tuyas, que las tenemos compartidas, que es difícil mirar ayer sin vernos. Y miro esos ojos: y me veo, al otro lado. Y pienso que es una fortuna que, hermano me hayas acompañado la vida, mirándome y diciéndome las cosas que probablemente casi nadie me decía. Espero que sea para muchos más años, el resto que me queden. Porque me siento feliz de ser tu amigo. Porque me gusta ser tu hermano. Porque me emociona saber todo lo que hemos vivido e imaginar que la vida aún nos regalara muchas más cosas. Y sé, que siempre, los ojos de Hugo me estarán mirando. Y eso es fantástico... Maravilloso. Único.

Hugo. Gracias. Te quiero.

LUNES SIN PRIMAVERAS


Llueve. Y suena en el ordenador "Georgia on my mind". Tengo la sensación de haber escrito alguna vez esto. Pero hoy es distinto. Escucho el programa de radio con Alventosa del pasado sábado, en que con seis canciones desvelaba mis desvelos... Qué raro viene a ser desnudarse un poco más, bajo la sospecha además que siempre he tenido de que mi vida está siempre en un escaparate. A Carlos, que me dice que pasa por aquí a buscar su dosis de letras, su trozo de hoja perdida, espero que le valga encontrarme de vez en cuando bajo esta lluvia lenta que tintinea... Acostúmbrate al qué dirán, mira al de al lado más que al del frente, que te preocupe más mañana que ayer y sigue luchando por lo que crees. A tiempo de bajar del tren siempre estarás, aún cuando sea en un día de lluvias, como el de hoy. Pero si crees que es el paso que tiene que dar tu vida, no dejes de darlo, porque mientras no te defraudes a tí mismo o a la gente que de verdad te quiere, de nada valdrá tu temor. Hazme caso.

Es lunes. Me desperté una hora antes del reloj y sin embargo me quise quedar acurrucado en la cama. Papá llegó mientras encendía la luz al día. Las nueve en punto. Ducha y camino bajo la lluvia. Hasta llegar a la radio. El reloj corrió en contra toda la mañana, porque cuando llegué al programa tuve la sensación de un suspiro, señal de que no paré nada. Locuté hora y media. Hora y media disfrutando de un trabajo que consolidamos cada día y que nos hace mirar a mañana con ganas de superar ayer.

Salí y me fui a comer a casa de Rosa. De mi hermana. Compartimos una sopa de pescado y palabras. Muy a gustito, pero mirando que aún me queda mucha tarde y actividad por delante. Tengo reunión en la sede a las cinco y luego reunión de grupo, y luego junta de final de mes y cena en la sede... Vamos, que el lunes, bajo la lluvia, viene cargado de agendas...

Tiene un encanto este cielo gris, que parece que cierre el mundo. La lluvia se va deshaciendo casi, lo notaba al caminar. Pero es genial. Hasta el frío de octubre que octubre nos negó, se agarra con una humedad distinta a los huesos, pero no llega a doler. Estoy en un buen momento, es más fácil que todo sea más fácil. Más bello. Hasta estos algodones oscuros que nos cubren del sol. Y a veces parece que se deshace, pero es sólo un espejismo de primavera. De primavera rota, en este último lunes de mes que nos deja abril...

domingo, 28 de abril de 2013

COMERSE EL FIN DE SEMANA

Voy a cerrar otro fin de semana. Con un colacao en la mano y acabando de digerir un Salvados que Évole ha dedicado a las Víctimas del Metro. Que no haya olvido. El fin de semana ha sido a tope, desde que empezó a ser. Los organizo como puedo, se lo decía esta mañana por whatsapp a Galiana, porque llevo entre la radio, la tele, las fallas, la política, los sueños y los anhelos cargadita la agenda. 

Mañana otra vez lunes. Otro fin de semana que se esfuma con la sensación de haber querido descansar algo que no he descansado, pero en cualquier caso me he dejado las risas en el camino y ha merecido la pena. El viernes, acabé en la radio, con la tertulia de política y Pablo Carreres con Pere Fuset, debatiendo entre los tres, con el Torró de la noche. Al acabar nos fuimos a la plaza de toros con Mabel, donde acudió Adrián, a la Oktoberfest, a celebrar por todo lo alto la noche, que fue una parranda. Nos reímos y bailamos. Nos vimos allí con más gente. Yo me encontré con Ángel Ayuso, memoria de Irlanda, en la mesa de al lado. Las coincidencias al final lo son. A Mabel le dije al llegar a la radio que tenía la sensación de que vivía buenos tiempos, que tenía buenas sensaciones. Para alguien como yo, que vivo a esta intensidad todo lo que hago, el tener "good feelings" es fantástico. Y en la continua montaña rusa que me muevo, de no parar de hacer cosas, de no parar de sentir, de no parar de vivir... Es más genial que nunca el sentirse bien.


Nos reímos barbaridad. Cenamos costillas y patatas, salchichas alemanas, cerveza (yo que nunca bebo) y una salida camino de la noche cuando cerramos la fiesta. Caminamos al Cyrano, con la risa por la calle, acompañando una Sonia que vino al mundo a demostrar que en botica hay de todo. Cyrano a tope: cerramos la noche en Nylon. Y llegando a las horas de la madrugada me busqué el taxi para regresar a casa y prepararme para el sábado.


El sábado convirtió la primavera en un techo plomizo, de nieve blanco en el horizonte, firmado con gotas de lluvia. Almorzamos en el Mercado, muertos de la risa porque a la hora de contar dinero fuimos capaces de descontarnos de la manera más boba. Y echamos allí la mañana, acompañando a Pepa y Gloria que no dejaban sus tareas democráticas. Cambiamos el mercado por la labor municipal y nos fuimos a la entrega de trofeos del Barrio del Quint, donde comimos luego paella. Aún me dio tiempo a ir a casa a dormir un par de siestas antes de irnos al concierto de Chenoa. Avisamos en el último momento a Raquel y Pablo, porque nos falló Manolín, y nos fuimos al Palau. Los Gil García me regalaron una taza ronera de Nueva York, que es una gozada. Se agradece. Vaya que sí. Y ya miro hacia el día en que yo me vaya para allí...


Después del concierto salimos a la lluvia, intensa. Inmensa. Un manto en caída libre que nos mojó hasta que cogimos el coche de Leo en el aparcamiento. Recogimos a Raquel y Pablo en el suelo mojado y luego a Nawfel, un amigo de Leo, con quien fuimos a cenar a un restaurante que inaugura oficialmente  en dos semanas. Raro en mí, lo que más me gustó del brutal menú, fue el pan. Y de ahí, hacia arriba, todo escandaloso. Incluída la despedida de soltera que albergaba el local. Salimos después de un brownie y nos fuimos a Cyrano. Estaba Luis. Y nos dieron las tres y media. Cerramos el local y yo me fui dejándome allí a los Cleros y compañía, con quienes casi no estuve. Estaba realmente reventado. Dormí entre fríos despertando antes de lo que quise...


Mandé unos whatsapps desde la cama y enseguida recibi el de Raquelilla diciéndome que habíamos quedado a la una con Gueguel. Y nos fuimos. Me recogieron en la calle en que no vivo y nos fuimos al Trigo bar. Creo que perdí la cuenta en el tercer plato de bravas. Probablemente en el de pulpo. Y así, hasta las cinco de la tarde, en el día más invernal del año, en plena primavera, que regresé a casa a leer el periódico mecido entre edredones... Gloria me recogió a las siete y media y nos fuimos al tanatorio, falleció la suegra de un compañero del partido. Nos recogimos cerca de las nueve de la mañana y ahora escribó ya, pensando que mañana es lunes...


Empiezo a considerar que necesito tiempo para descansar algo... Feliz semana.

viernes, 26 de abril de 2013

GOTA FRÍA, DE PRIMAVERA

Es sorprendente comprobar cómo se han disparado las entradas a este blog desde que presido el partido en Mislata. Quienes venís recogiendo hojas conmigo desde hace años sabéis que nunca hablo aquí de política, pero calculo que a muchos les habrá entrado la sana curiosidad de saber qué movemos por aquí. Vida y poesía, barata y mala. Que nadie dijo que fuera uno un literato. Pero ahora más que nunca tendría la intención de copiarle a la Milá el nombre de su blog y anunciar aquí "Lo que me sale del bolo".

He pensado si cerrar el blog, de manera que sólo los asiduos tuvierais acceso al mismo. Lo de desnudarse a diario (y ante tanta gente, con tantos objetivos) pica algo más. Pero al final ¿sabéis qué he pensado? Pues que muchos de mis amigos, cuando decidí entrar en la política me pedisteis a cambio que no cambiara... Y creo que si renunciara a escribiros, contaros, deciros, acabaría por sucumbir a ser lo que no soy y a incumplir mi promesa con vosotros. Y no debo. No puedo. NO QUIERO. (Qué bonito decir "no quiero", cuando no se quiere).

Ayer jueves paré de escribir. Fue resaca de miércoles de televisión y jueves de pleno. El día vino cargado con el programa de radio, donde cada día que estoy paso más a gusto la vida, y con un pleno nocturno auditado que cerramos cenando Pepa, Gloria, Nuri y servidor en el Tanguito. Esta mañana madrugué para ir al banco a arreglar unos temas de cuentas, luego desayuné junto al Ayuntamiento un desayuno popular y en taxi llegue a la radio. Nublado. Gota fría, de primavera. Entrevistas al señor del tiempo, a Susana Golf, a Joan Carles Martí, a Vero March, a Leo Segarra con Aranchita, a Jandro, a Chenoa... ¡Es imposible no salir de allí con el bajón de adrenalina que nos pega siempre!

Aproveché, hoy que descubrí que trabajo en la discoteca de la 97.7 Radio, para mandarle una felicitación al pequeño Alejandro, que sigue alegrándome desde Londres, de vez en cuando, con sus mensajes al whatsapp. Hoy es su cumpleaños, olvidé preguntarle cuántos, pero calculo que los suficientes como para saber que envejece. Como envejecemos todos. Yo, desde luego, con muchas ganas. Alejandro me ha aportado tantos momentos divertidos, especiales, únicos, que la distancia, en contra del bolero, no es el olvido. Ni mucho menos. La semana que viene, que se viene con Bea para la boda de Boro y Elena, nos pondremos al día. Y le daré el tirón de orejas que se ha ganado... Porque se lo ha ganado. Eso y más. 


Salí camino de casa, con el teléfono puesto, hablando con Cristina que me dejó por otra llamada. Y bajo un sol que desconocía, llegué a casa donde Chus y papá seguían a lo suyo. Que es lo mío. Comí: hamburguesas de pollo, pimientos, ajetes y cebolla. Intenté dormir, pero estuve al teléfono. Con Gloria y luego con Sanchis, con unos golpes de siesta entre medias. Y me desperté, despertado como estaba, para llamar a mamá, quien me dijo lo a gusto que se me oye por la radio. Lo sabe. Me alegro.

Me voy ya de congreso y luego de radio tertulia, con Carreres y Fuset. Luego calculo que Oktoberfest y Cyrano. Mañana los planes siguen en los almuerzos sabáticos y así, sin parar, dejando que se vayan las horas y pensando que me apetece, como se suele decir, tener un día para mí... Echaba de menos esta sensación. Como otras tantas.

Pd: Decidí pensar en mí, cuando una voz amiga me dijo que se acabó... Le recomendé que se tomara como primera opción, sin aspavientos ni frases retóricas. Que fuera ella para sí. Y al despertar, bajo las nubes, comprendí que no hay mejor medicamento que aplicarse los consejos que damos...

miércoles, 24 de abril de 2013

LA NADA

Los miércoles se han convertido en el día duro de la semana, en el ecuador de todo. Tengo la radio por la mañana y la tele por la noche, y el nivel de exigencia a mi cuerpo, crece. La cantidad de nervios que es capaz uno de aguantar es inimaginable, aunque parezca una tontería, el enfrentarse a un toro cada semana, a parte de apasionarme, me latiga, contundentemente. Y, sobre todo, al acabar, me deja baldado para unas cuantas horas... Pero como decía Sirera, bendito veneno el del teatro. Porque al final, subir y bajar el telón, se convierte en una adicción sana y casi sin consecuencias... Más allá del tronamiento personal que tenemos.

En este panorama me levanté hoy, salí a la calle, tras breve conversación con Mabel. Paseé hasta el trabajo con Antonio al móvil y llegué al nuevo despacho, al que casi cuesta entrar, por la falta de costumbre. El aire acondicionado se agarró a la garganta. Pilar se había mareado poco antes y necesitaba aires frescos. Y los tuvimos, poco rato, porque caían al degüello.

A diez minutos del programa exploté. Solo y en silencio, absorto y mudo que decía el poema becqueriano. Y así me quedé con mi mal genio frente al ordenador y mi penita a cuestas. Que al final es mía, personal e intransferible como una tarjeta de crédito. La rabia del principio, que la tuve, se mudó a dolor al poco rato. Si después de dos años, nada sabes de ello, nada entiendes, es que te has perdido dos años de mi vida. Y esa sensación me empujó a tomar todas las decisiones del mundo, en tiempo récord, porque a las doce y media levantábamos de nuevo el telón. No tomé ninguna. Las pensé todas: desde las más drásticas a las más certeras, pero decidí no tomar ninguna, porque si algo he aprendido en la vida, y gracias a la política sobre todo, que las decisiones cabe meditarlas, que la implosión no puede ganar a la querencia, que hay que pensar... Y pienso, al rato, ahora que me acosté sobre la cama sin llegar a dormirme, porque Mabel me llamó de nuevo con sus problemas y al rato lo intentó no sé quién, y además tuve un run run en la cabeza que no cesó. Pienso, digo, que me parece lamentable. Que me ha hecho más daño de lo que me esperaba: que los efectos colaterales al final son la peor de las guerras. Y que me siento perdido en este sentido. Muy perdido. Porque cada vez que te hice falta estuve y tengo la sensación que cada vez que hablé, escuchabas hacia otro sitio. Lo que tengo claro es... que de mí nada. Y la nada es lo peor que se le puede hacer a nadie. Porque es la ausencia de todo, hasta de lo malo. Fue una tontería, probablemente. Pero fue una tontería que llegó en un momento muy malo y que para mí supone demasiadas cosas. Una detrás de otra. Pero demasiadas. Y en ese demasiado que intento recalcular, encuentro que con quien confiaba, no entendió nada, y que lo mío le debió de parecer nada. Y la nada, es lo peor que se le puede hacer a nadie...

Entré delante del micro con una tristeza absoluta. Me da igual decirlo. No hubo rabia a los diez minutos. Hubo pena. Mucha. Porque ahora que todo empezaba, por fin, a casar, ahora justo, se me caía un pilar que sentía imprescindible. De una tontería a la pena, el camino fue corto.

Cuando empezó la función, mi voz, seguía como cada mañana. Y así en mi "islita" emocional, navegaba mi barco. Poco a poco, nos fuimos contagiando la risa con Olmedilla y Fran, que son unos cracks, con Arantxa y Pilar, mis parejas artísticas, y las cosas del día. Y entró Mayte Miró por la radio, buscando un espacio en el tiempo para darme un regalo, precioso. Que llegó en un buen momento. Un álbum artesanal y precioso con todos y cada uno de los detalles por el "Soroll i Festa" de estas fallas... Un regalo precioso, de unos días mejores aún... 

José Manuel Acosta es el nieto y padre de José Acosta. Me encantó esta historia. Me la contó comiendo en el wok de Campanar, tras recogerme a la salida de la radio. José Manuel es ante todo una buena persona, siempre lo he dicho, una de las mejores que conozco. Tengo una fortuna inmensa con mis amigos y ellos (no me puedo olvidar de Ana) son una buena muestra de la suerte que tengo en la vida. Comimos y conversamos. Nos pusimos al día. No hay nada como comer con Jose, porque hace que hasta tu vida te aburra al contarla, que no existan los problemas porque se diluyen... Es un tío que me da paz. Y eso, en tiempos de guerra, se valora más que nunca.


Al acabar me trajo a casa. Intenté dormir: no pude. Quise desconectar y la cabeza, como siempre, no me dejó. Y así me vine a escribir a este teclado. A decir que aún me queda ahora por delante un reportaje en Nuevo Centro que cubrir y un programa por hacer, que me apetece menos que nada. La nada. Ya lo dije... Lo que me pediría el cuerpo hoy es un pijama y una siesta. Pero tiempo habrá. Al final, la tele, acaba siendo terapia en estado puro. Un revulsivo. Un esfuerzo y un refuerzo. Y eso se agradece... Hoy, que es miércoles, con lo cuesta arriba que se me hacen los miércoles, me pasaron cosas preciosas. Me regalaron un álbum genial y me senté con un amigo a regalarnos unas palabras... Al fin y al cabo, soy un tipo afortunado.

martes, 23 de abril de 2013

SAN JORGE

San Jorge es un poco el Papá Noel que nos viene de Cataluña. Cada año, calculo que por la tele, se nos echa más encima esta tradición que no es nuestra. Y de momento, tengo que decirlo, en mi entorno no se ha hecho costumbre el Sant Jordi, porque quitado de algún whatsapp, no he recibido otro libro, ni rosa alguna. Ni espinas.

Empecé la mañana desde la cama, hoy que Papá y Chus llegaron antes que ellos mismos ayer, felicitando a los Jorges que nos quedan. El nieto de Rosa, el amigo Guarro, Jorge el de Teresa y mi Jordi de la infancia. Y me dio una alegría grande que en nada contestara Jordiet, alegrándose desde allá del mensaje de hoy... Aunque sólo sea por eso, San Jorge, sin dragones ni espadas, estuvo genial.

Me levanté y me fui a la radio. Hoy estrenamos camino (el EGM se publicó ayer y dio los primeros datos de audiencia) y sobre él iremos dando pasos a ver hacia adónde. Y estrenamos también despacho. 



Acabamos el programa, con entrevista incluída al Gran Wyoming y me quedé en la radio con Vicente Alventosa para grabar un programa que se emitirá el sábado. Da un poco de vértigo, hay que reconocerlo, porque el programa a lo que se dedica es a desnudar al entrevistado entre sus canciones favoritas. Y me olvido por algo más de una hora de aquel micrófono y vomito la vida en canciones: New York, new york; Mediterráneo; Show must go on; With a little help of my friends; Como yo te amo; Mi pequeño tesoro y Georgia on my mind han aparecido de repente y sin esperarlo como capítulos de una vida que salió por la boca... Y me voy casi desnudo a casa. Me recoge Gloria en la puerta de la radio, nos acercamos a Gran Turia, como una hamburguesa y damos una pequeña vuelta. Cuando regreso a casa, Papa y Chus siguen a lo suyo, que es lo mío. Y yo escribo, paso la tarde en pijama y cocino unos pinchos para cenar. Ahora, remato estas líneas, sin recordar ya casi que era San Jorge. Tal vez, al año que viene, me compre un libro o regale unas flores...

UN LUNES DE REENCUENTROS

El flexo camina sobre las cáscaras de pipas que quedaron sobre la mesa. El último trago de colacao se entremezcla con el dolor de mis homoplatos, que se juntan cada vez más con el sueño de los ojos. En la tele, los famosos saltan a una piscina y, si hago repaso del lunes, me encuentro con que soy capaz de encontrarle tantas horas al día que acabo por asustarme.

Me quedé tumbado en la cama, esperando que la pereza que casi nunca tengo me empujara de la cama. Papá abrió la puerta y esbozó un Jaime que me llegó a la cama. Me levanté, me duché y cuando salí, Chus obraba en la terraza, mientras me iba camino a la radio. Radio de lunes. Por el camino, con mi chupa azulona, la mejor compra de este invierno pasado, caminé hacia las ondas, lunes mañanero, con mi sonrisa a cuestas. El proyecto de la radio, que ya es realidad, me llena cada día más. Estamos complementados en equipo de una manera genial y eso se nota, cada día.

Me encontré con el madrugón de Leo que apuraba un cigarro antes de su reunión de las diez de la mañana. Y hablamos, algo o poco, sobre el viaje a Alicante por San Juan. Le dejé entrando por la puerta giratoria y me lancé a la puerta, en el borde de las diez de la mañana, encontrando en el bolsillo el móvil y revisando, antes de entrar, los mensajes. Alejandro y Pablo Urtiaga, que celebraba cumple. Cerré el móvil. Y entonces volví a mirar los mensajes, entrando ya por la puerta del Club Diario. Alejandro me escribía que me había etiquetado de su princesa y no entendí nada. Antes del café, encendí el ordenador y me dispuse a ver la foto. Y entendí por qué me lo decía. Esbocé una sonrisa, traída del pasado y me sentí genial. Vaya que sí.

Al rato, mientras seguía raspando actualidad contra el teclado, recibí una llamada: acento asturiano al otro lado de la línea. Pensé enseguida en Alejandro, del que hacía tanto que no sabía nada. De Lázaro aún hacía más. "¿Quedamos a comer?" me dijo. "¿Vienes o nos vamos por ahí?". Y aunque hubiera tenido mil motivos para no ir, por una cuestión de agendas apretadas, ni lo pensé. Este lunes de reencuentros tenía algo ilógico en su camino, en su peregrinaje, y me vi en la obligación de aceptar una invitación que nos devolvía a un pasado demasiado lejano ya en el tiempo. Hice el programa. Entrevisté a Ana Albert y hablamos de deportes. Y de moda, con Inma Aznar. Y alguna entrevista. Y con Leo nos echamos las risas y los trastos a la cabeza. Y nos reímos un rato. Salí de la radio y nos hicimos la foto de rigor, y cuando pasé por el despacho de Leo a decirle que me había reido mil, ya se había ido. Así que salí a la calle, caminé y no hubiera dejado de caminar y encontré un taxista, más majo que las pesetas, que me dijo que la gente de la calle es muy amable pero que "hay muchos del Pepé". Y con mi silencio entendió el resto de la conversación.


Llegué a casa de Lázaro. La entrada fue de película de Almodóvar. La escalera aciaga con un bolero de fondo: Perfidia, sonando a tope, cayéndose por los escalones, uno a uno, hacia la calle. Donde me la encontré. Y no supe calcular cuánto hacía que no trepaba por aquellas escaleras de la amistad...

Asomé la cabeza encontrando aquella casa tan familiar como siempre. Vi a Lasa al final del pasillo, camino de la puerta, y con su sonrisa puesta. Nos abrazamos en mitad del camino y nos invitamos a pasar, cada uno, en la vida del otro. Hacía mucho. Demasiado. Y se puso a cocinar con su vena astur mientras nos contábamos detalles de ayer y hoy. Cocinó unos fideos, que yo elegí gordos, con foié y tomate. Espectacular. Comimos raudos y seguimos con nuestras palabras y un helado, y luego un café, junto a la Plaza Redonda, donde descubrí a Chelo Bellido. Nos dejamos al final, yo camino del metro y él a su casa. Tuve la sensación de haberme reencontrado con el amigo y pensé cuánto no tardaremos en repetir. El me pidió que fuera pronto. Yo sé que tardaremos algo más de lo que querríamos. Pero fue fantástico volver.

Llegué en metro a Mislata y me enclaustré en la sede. Salí a las once y media de la noche y me vine a casa. La noche se cerraba sobre la terraza sin luz. Me preparé un colacao y noté que el frío me podía aún más. El lunes se esfumó. Un lunes de reencuentros.

lunes, 22 de abril de 2013

MADRE TIERRA


El día de hoy, internacionalmente, es el de la Madre Tierra. Calculo que habréis salido de casa, como yo, sin saberlo y pensando, como mucho, que el día de hoy es el segundo lunes no festivo consecutivo que se nos cuela en el calendario. Pero hubo una época, no muy lejana, cuando las preferentes nos importaban un pimiento y las primas de riesgo, dos, que andábamos todos mirando el cielo con sus nubes tóxicas, pensábamos en desalar los mares y nos contábamos los unos a los otros, que los plásticos que unían los botes, había que recortarlos, porque muchos iban a la mar y en ellos se ahorcaban los peces... Ahora, como andamos con la mirada puesta en otras cosas, calculo que millones de peces mueren a diario sin que nos demos cuenta. Nos hemos inmunizado a muchas cosas y lamentablemente aún más a la ecología. Aunque es cierto que cada vez somos más recicladores porque nos acostumbramos desde el cole a separar por colores. Decir que hoy es el día de la madre tierra, es mucho. Aunque no lo pensemos. Decir la madre tierra nos hace maldecir los incendios que nos asolaron hace unos meses y asustarnos de los que puedan llegar, mirar al cielo y comprobar como un manto de gases grises nada nobles se apoderan del entorno y esperar a que la noche, con su contaminación lumínica, nos impida ver esos cielos estrellados que en los veranos de mi infancia me sirvieron para pedir tantos deseos en aquel campo de futbito de Sarrión, donde me tumbé más veces que corrí...

El mundo se nos ha desecho en las manos, como hielo que se funde, a una velocidad de vértigo. Hemos sido capaces de condenar nuestro futuro y la herencia de nuestros nietos por un progreso que no sabemos a quien hace progresar. Y ahora que la crisis ahoga, no miramos a los ríos y a los montes porque bastante tenemos con mirar nuestras cuentas corrientes... Podíamos aprovechar hoy y hacer un alto en el camino. Podiamos hoy mirar a la naturaleza, y dar las gracias por tantos dones, que tenemos olvidados. Por tantas piedras en el camino, por tantos cauces que se van secando, por tantos trinos que nos despiertan hasta en la ciudad... Aunque sólo sea un día, y tal vez porque es lunes, creo que merece la pena que nos pongamos ñoños y celebremos que hoy es el día de la naturaleza. Aunque sólo sea por eso...

Pd: Miro la naturaleza y recuerdo Glendalough.

domingo, 21 de abril de 2013

DÍAS DE SUEÑO

Al final hoy, este fin de semana que cierro, ha sido intenso. Tanto que me vine de la playa y me hice una siesta y creo que si Laura Real no me despierta, aún estoy planchando la oreja. Francamente cansado. Han regresado a mí los días que un fin de semana se me hacía corto porque traía tanto cansancio desde la semana que, añadiendo tantas cosas en sábado y domingo, pues acababa reventado. Y así seguimos, bueno, a ello volvimos...

Ya os conté, creo, que la semana fue intensísima. Que ha sido la del estreno de "Valencia Abierta", un programón con el que estoy super entretenido y al que estoy dedicando mis horas, porque lo veo crecer, y crece la mar de bonito. El viernes cerramos nuestra primera semana, con un especial en la Feria del Cannabis, con Leo y Pilar, David, Esteso sin Pajares y una caterva de conocedores del bien, dicen, terapéutico del cáñamo. Comí en casa un arroz con pescado porque me empeñé en ponerle algo de mar a mi vida, y se me hicieron las tantas. Acosta me reclamó, con toda la razón del mundo, que quiere que comamos esta semana, me lo apunto ya. Y me dejé las tardes, menos la del viernes, en la sede del partido. Sin parar nada. Una semanita de órdago... 

Por la noche me fui a la falla porque nos presentábamos de nuevo, y van cuatro años, a presidentes de Noscarmientas, María y servidor. Resultado emotivo con un apoyo máximo. Y eso se agradece. Fue una noche bonita, cubiertos bajo la falta de techo en nuestro casal y riéndonos al repasar el año y esperar que Rosario comenzara la cita electoral. Al final, cerramos las urnas, reelegidos presidentes y al Cyrano a comentar. Allí nos encontramos Moni y Miguel Ángel, Manolín, Esther y Mónica Fornals. Allí nos fue venciendo el sueño y esa sensación que os contaba: sueño letal. 


Pese a todo cerramos la noche, regresé a casa y madrugué el sábado. Papá golpeaba en la puerta porque dejé la llave cruzada. Daba igual, ya estaba despierto en la cama. Vino Chus con él y empezaron a ver posibilidades de cómo arreglar el verano. Por cierto, que no lo dije, pero el viernes noche me apañá un fly.

Me fui a almorzar al casino, pasamos antes por la sede y luego a comer a casa. Aunque no comí. Cansado me fui a dormir, porque tenía la boda de Laura por la tarde. Me recogieron Judith y Roberto y acudimos a los jardines de la Cartuja donde la Dols dio el sí quiero tan guapa y radiante como siempre. Noche divertida con los papis de la Corte y risas en una cena compartida con Jair, Elena Muñoz y Enrique, Paula Díaz con Quique, Ángela y Virginia Vela. Una noche de risa. De verdad que sí. Y luego barra, fiesta, baile y de nuevo las luces. Volver al sueño. Me dejaron Judith y Roberto en el Telepizza y caminé hasta el sueño.


Esta mañana me desperté para ir a comer. Me pasé la mañana riendo por whatsapp. Es el cumpleaños de Laura, anoche lo celebró en la falla y me mandó foto por whatsapp. Me vestí y me recogieron Gema y Tato, con sus cosas de siempre que compartimos tan a gusto. Nos fuimos a la playa, paseando con el viento en contra. Feria medieval. Aparecieron María y José, con Álvaro tan mayor ya que es un hombrecito. María embarazada, me dijo una cosa que me pareció preciosa, cuando ya comíamos...


Comimos paella y bravas, clóchinas y calamares. Yo bebí Coca Cola. Y volví al sueño. Nos dejamos la tarde comiendo y riendo, recordando, que es lo nuestro. Y mirando a mañana. Javi me escribió para organizar Alicante. Paseamos por el viento, Álvaro con su espada de madera. Y nos volvimos a hacer la foto en la fuente de siempre, donde de niño ya nos hicimos una igual. Qué mayor se hace... ¡Y más guapo que las pesetas!


El arroz lo reposé con una siesta final. Me dejé una hora en leer la prensa y caí entre almohadas, como quien nace entre algodones. Me despertó Laura y me dijo: "Una buena noticia. Me caso". ¡Otra boda de Laura y Sergio! Como la de anoche... Jeje. Para el año que viene. Laura me cuenta emocionada que me avisa ya por cuestiones de agenda. Y se lo agradezco, no por la agenda sino por la llamada y por compartir esta alegría suya.

Sigo con sueño. Me voy. En la tele hablan de los "Eres" andaluces... Hay que ver lo que pasa en este país nuestro. A ver si lo cambiamos a partir de mañana... Feliz noche.

jueves, 18 de abril de 2013

OPTIMISTA POR CONVENCIMIENTO


Andamos todos con los días girados, me lo dice Miguel, uno de mis amigos taxistas que me trajo esta mañana a la radio. Andamos todos revueltos, me dice, porque la cosa no está nada bien, que es una manera muy optimista de decir que todo va mal sin llegar a caer en nuestro propio deshaucio emocional.

El día a día, nos está llevando a pasear mirando al suelo, sin comprobar que tenemos los cielos más bonitos del mundo. Y de vez en cuando, las portadas, nos hablan de tribunales, de robos, de saqueos, de castigos y de penas... No ayuda. El día a día se ha convertido en un camino más gris que polvoriento, sin encinas como las que soñaba Machado y cargado de piedras en las que vamos dejandonos los ojos para no llegar a tropezar... Con esa sensación sale uno a la calle. Con esa sensación se levanta uno cada mañana.

Y yo, que soy optimista por convencimiento, me pongo un tazón de alegría y dos cucharadas de azúcar y le doy vueltas, con energía, para que se disparen las vitaminas del buen rollo... A veces, aunque nos cueste algo más, podemos entrever en mitad de tanto ruido, que hay silencios apacibles, que hay motivos para la sonrisa. Que hay alegría... aunque nos cueste. Quizá, porque soy un optimista convencido, te invito a que mi convencimiento también te ayude a ti, cada día.

Hay gente que tiene demasiada rabia, otros demasiada pena... A esos hay que invitarles a que se contagien de nuestra sonrisa, porque sí que se puede. A otros les apena el futuro de sus hijos o les ahoga la hipoteca de sus padres... Y en este camino, de doradas orillas, seguimos transitando como nos va la vida, sin darnos cuenta, muchas veces, de que la vida nos podría ir mucho mejor de lo que nos va sólo con que a nuestro tazón de alegrías, le pongamos alguna cucharada más de dulce... yo lo hago cada mañana.

Y así salgo a la calle, a contagiarte mi alegría. Aquí, desde esta voz, donde te voy contando las cosas que me pasan. Porque todo lo que pasa, es lo que escuchas. Buenos días.

martes, 16 de abril de 2013

UN LUNES DE MUCHOS PRIMEROS PASOS

Mi vida no es una balsa de aceite. Pero no es que no lo sea ahora, es que nunca lo ha sido. Tampoco es que fuera un niño inquieto, ni creo que hiperactivo, ni nada de esto que se ha ido descubriendo con los años. Pero no he parado nunca. Ni siquiera ahora. Hoy, lunes, el primero no festivo en tres semanas, comenzaba el programa de la radio. El estómago se me regiró a tope, mezcla del estreno, que siempre apura y de la contrarreloj final para empezar la batalla a las 12,30. A la misma hora que estaba trabajando había pleno en el Ayuntamiento, un pleno que no pude acudir por estar en mi trabajo. En el face dijeron mil barbaridades, según me contaron. Pero da igual. Si creo de verdad en que hay otra manera de hacer las cosas, no podemos caer en dejarnos arrastrar por los que quieren que sean igual que siempre...

Llegué a la radio con Pepa, que me acercó en coche, después de pasar por la sede en Valencia. Me dejó al borde de la puerta donde apuraban Pacopiera y Leo un cigarro antes de reunirse. ¡Se pasan la vida de reunión estos jefes, pardiez! Y me fui, con Pilar y Arantxa a calentar motores del primer programa.

Entrevistamos al abuelo de Marta del Castillo, hoy que Carcaño apunta nuevas pistas, tan creíbles o no como las anteriores. Entrevistamos al presidente de la Casa de Caridad. Y tuvimos tiempo para la moda y el fútbol, para algo de música y una actualidad de la mano de César Molins... Un buen cocktail, ya lo creo.


Volví a sentir los nervios del estreno, el apuro de levantar el telón. Hicimos un gran programa, de los que a mí me gustan, los magazines de siempre, con hora y media  de contenido sin levantarse de la silla. Y recuerdo así a Pepe Navarro, de nuevo, con su tabaco sobre aquel estudio de sábados mañana y a Palomar cantando un "jur jur" con Martita Vilar, Angelita y servidor... ¡La radio! Hoy volvió a mi vida, a esta vida que nunca fue tranquila pero que ahora se mueve más que nunca...

Me llamó mamá cuando comía. Macarrones carbonara. Me llamó papá cuando hacía la siesta. Me levanté pasé la escoba y me fui a la reunión de grupo. Me encontré a Pepa tomando una cola con Víctor en el bar de la plaza y subimos al Ayuntamiento. Después, comisión de Interior. Y al rato, la primera ejecutiva del partido que se alargó dos horas, pero falta hacía.

Se me agarrota la mano mientras escribo, después de un colacao. Y miro impetuoso el reloj pensando que mañana tocan diana de nuevo. Como corresponde... Como toca. Hoy ha sido un día de primeras cosas. Y eso me da una sangre brutal. Aunque reconozco que me pesan los años y me asiento, me hago más sedentario emocionalmente... Maduro. (Y no me refiero al presidente venezolano que anoche domingo ganó por la mínima). Es madrugada de martes, pero escribo antes de cerrar mi lunes. 

Aprendí lo que es el rosa polvoroso de la mano de Inma, lo calculo ahora. Sonrisa y voz, micrófono y una coca cola light. La magia de la radio, de saber que siempre hay alguien a quien darle la mano al otro lado... Hoy volví a sentirlo. Hoy nació algo bonito... La radio. Valencia abierta.


domingo, 14 de abril de 2013

LOS DÍAS EN QUE TODO EMPEZABA A CAMBIARSE DEL TODO


Se me fue la vida. En estos días, desde que no os digo nada, desde que colgué el programa de la tele y con Diego Palacios y Laurita, junto con Leo, nos echamos las risas de la noche en el Tommy, se me fueron. Uno detrás de otro. Y a tope, como íbamos, casi sin tiempo de venir a este potro de torturas emocionales que es cada día. El jueves fue otro día más de curro, de radio. Comí al medio día con J, con quien veníamos de la conversación a cuestas desde un miércoles de la semana anterior. Y nos pusimos al día, y sin darnos plazos, nos dimos beneplácitos. Salí de comer enfrente de la radio, o de la tele, ahora ya no sé cuál es mi empresa, tengo dos en el mismo edificio, y me fui andando con una temperatura que rayaba la primavera. Sol y camino entre amigos y aromas. Llegamos y compensamos el trabajo final, a cuarenta y pocas horas, treinta y alguna, del congreso del partido que ya sabéis que ganamos. Así, como suena, en equipo. Y a trabajar.

El jueves aún pasamos Gloria y yo por el congreso de Quart y me dejó en la puerta de casa donde ya me esperaba un taxi para ir a la tertulia de Radio 9, con José Luis Torró, que es un torrente de voz con calma e historia, que habla con una calma única y que parece revisar hojas en su memoria vivida y paseada. Un ejemplo de profesional. Acabamos la tertulia y volvimos a cenar en Tommy: el camarero me invitó al café por reincidente, sabe que ceno allí cada poco. Luego Mabel negoció un agua con gas en la madrugada. Y le puse por tope las dos. Quiero dormir. Necesito dormir. Y negocio así hasta que hora comparto confidencias...

Acudieron Angelita, con Fusset, Galiana y su trouppe. Nos subimos arriba del Cyrano y rematamos la noche, yo en un taxi y releyendo el facebook en el que se dicen tantas cosas. Por la mañana Levante había publicado una carta abierta dirigida a mí. El dardo en la palabra, que diría el literato. Lástima... y poco más. Llegué a casa, me desperté al viernes y calculamos cómo se nos iba la semana entre tantas cosas por hacer. Comí con Leo en el Fosters. Me invitó él, porque lo odia. Se iba a los carnavales de Cullera por la noche y yo a seguir con mi cuenta atrás. Escribí por la tarde un discurso de quince minutos. Escribí todo lo que había callado, y vi un capítulo de Gran Hotel, intentando evadirme un poco. Dio lo mismo: la madrugada se resquebrajaba mientras mi cuerpo no encontraba hueco en el colchón.

Me despertó un ángel de la guarda antes de que sonara el despertador y me afeité. Peiné perfectamente bajo el secador y elegí entre cinco camisas. Elegí la blanca. Como soy. Y me fui. Camino de Casa Sendra. Con mis sensaciones y mis sentimientos. Comenzó el congreso. Informes. Discurso del contrincante. Discurso mío. Votaciones. Resultado. Anuncio de victoria. Discurso mío. Discurso de invitados. Reme y Juanjo, sensacionales. Mucho fondo, mucho mucho, para quien quisiera escuchar... Nuevos tiempos para la política. Y picoteo. En el jardín de Casa Sendra. Comimos algo después de recoger. Aún pasé por casa de Teresa antes de ir a la sede. Y de allí al bar de la plaza. Picoteo y risas. Verdades como puños. Y una siesta que no llegó: demasiada tensión acumulada. Metro y a la Feria Andaluza. Rebujitos y alegrías. Enhorabuenas. Y el móvil, como el rayo, que no cesa. Acudimos a Cyrano y tumbamos la noche. Me fui a dormir, hablando con Mabel y Pepe. Los amigos de uno.

Hoy me desperté antes de lo que quería. Me habló el teléfono. El whatsapp que no paraba. Amparo y Álex. Hasta que decidí salir de la cama a comprar los periódicos que no compré. Así es. Antes, las risas con Aurora al teléfono me devolvieron la vida. Como ayer con Hugo. Manolo y Jose me escribieron hoy. Mis amigos de nuevo. Comí unas bravas, que compartí con Londres y la tarde la eche en preparar la reunión de mañana y en pedirle al tiempo que se parara un par de horas. Como no lo conseguí y son las once, me voy a dormir. Mañana estreno "Valencia abierta" en la radio... Bienvenidos.

miércoles, 10 de abril de 2013

EL JERSEY DE LANA CASI BLANCO


Hace unos días, la imagen que pongo en esta hoja, entró en mi facebook como mi foto de cabecera. Una foto de luces vivas, heterogénea, llena de vida y de brillos y sombras. Probablemente como mi vida. Todos alguna vez hemos pensado en escondernos debajo de una manta a dejar que pase el miedo. O soñado con desaparecer en una cabaña lejana, en mitad de la nieve de la que sólo habíamos imaginado la chimenea. Y, como mucho, el jersey de lana casi blanco, de cuello vuelto.

Yo no soy un tío de esconderse. Soñador sí, lo reconozco. Aún en días como hoy, como esta época que nos corre y nos empuja, reconozco que soy un tipo optimista, menos encantador de lo que era, pero igual de batallador o más. Colgué por portada esta foto calculo ahora que hay distancia porque me cansé de ver la foto de la falla antes de arder, recién pintada. Y porque en parte entendí que antes que otra imagen más de mi persona, prefería ponerme en barbecho, meterme bajo la manta, acurrucarme lejos junto a la hoguera... Querría imaginar quién me podría acompañar al fuego, con conversaciones largas y profundas, con una copa de vino blanco en la mano... Todo eso es ensueño. Y parece que la vida no nos deja ensoñar, que el realismo que lo sacude todo ha de ser, con sus miserias y por sus bondades, nuestra única verdad.

El día que puse esta imagen por portada, cambié mi foto sonriente (como el ochenta por ciento de las que me hacen) por un cuadrado naranja. Inés contestó "Viva la vida!". Y le felicité por ello. El naranja, color vivo, más allá de la esperanza del verde, el naranja del equipo, de la llama, de la vida... Del optimismo. Y mi cara, detrás, sin que se vea... No puedo decir que me cansé de mi cara, la llevo hoy puesta también, ni que me molestó el volver a mostrarla o que no regresara a ese cuadradito altavoz mi jeta. Pero reconozco que con mi foto naranja y mi portada de mil colores, me he descrito a "la percepción" (que no de manera perfecta) y me he dado unas vacaciones de mí mismo... Que también me las tenía ganadas.

Paso todas las horas del día conmigo. Me apoyo siempre, me animo en mis dudas y me invito a batallar cuando la cuesta arriba se hace demasiado empinada. Y así voy, por la vida, paso a paso, sin engañar a nadie ni a mí mismo... Por eso, en estos días en los que se está hablando tanto de mí, sin que diga yo nada, me apetecía darme un respiro. Dejar mi facebook sin caras ni sonrisas y mi vida plasmada en una metáfora de ella misma: todos los colores y sus brillos y sombras... Quizá, pronto, cambie todo por una cara sonriente. Y en el fondo ponga esa cabaña con la que sueño o esa fogata junto a la que comparto el vino y la palabra. Pero de momento, reconozco, que me ha venido bien apartarme del ruido. De los focos. De las palabras que tiran a dar, y que sintiéndolo mucho, ni me rozan.

Hay tiempo para todo. Hasta para seguir llenando de colores nuestra vida...

martes, 9 de abril de 2013

DE PAR EN PAR

Hace viento para no abrir las ventanas, pero qué bien le vendría a mi vida... Las abro, de par en par. 

Llego ahora a la conclusión del día. Con la tele muda y el teléfono que suena de vez en cuando. Con Alejandro desde Londres que aún hace que me ría algo y con unas ganas absolutas de tenderme en la cama. Intenté en vano, un día más, acostarme antes de que me cogiera la medianoche, pero me pilló en mitad del camino y la noche, con sus vientos y la tele disparada de mis vecinos, anuncia que una vez más, llegué tarde a mi sana intención.

Quiero descansar algo. El día de hoy ha sido intenso, como lo son casi todos, pero éste ha traído de todo y sin frenar. Me da la sensación que mis días se alargan, como un "blandiblud" asqueroso, sin llegar nunca a romperse. El tiempo me hizo como el junco, resistiendo, balanceándome. Y ahora, con un incipiente dolor de cabeza, que sólo quiere desconectar, me tumbaré y desaparecerá todo. El día intenso. El cielo inmenso. Y este ruido que no cesa contra la ventana... Repicando, más allá del sonido de la televisión del vecino.

Me levanté antes que el despertador sonara. Las ocho y algo. Un ángel de la guarda me despierta cada vez que tengo algo que hacer. Cojo un taxi y llego a la radio. Raúl, Nacho, Natxo, Inma, Leo... van llegando y nos hacemos las fotos, con el resto del equipo. En cinco días tendremos en marcha "Valencia Abierta", el magazine de la 97.7 que voy a dirigir y a presentar. Hay ganas. Los cambios llegan siempre así, por mi vida, sin anuncios, intensos, como yo soy...

Echamos la mañana Pilar y yo, creando lo que tendrá que ser el programa y, luego, dándole al micrófono con el programa en directo. Para cuando llegué a casa de mi hermana, el camino se me había hecho corto. Comí las mejores lentejas con arroz que recuerdo. Y se lo dije a Rosa, que le había ganado a mamá. Nos hacemos mayores y vamos perfeccionando. El arroz con lentejas, la joya de la corona de mi infancia, mi hermana lo cocina como Dios.

Salí con Gloria a repartir por la calle propaganda de mi campaña. Y luego pasé por la sede, seguí repartiendo, tomé cafés y entregué avales, me llamaron para contarme. Y me fui por la noche arriba. Al final, entre unas cosas y otras, llegué a casa y preparé a golpes una hamburguesa como las del Mercado de Ruzafa. Innovando.

Me descolgué con Mabel al teléfono, que me pone al día de sus cosas. Yo le entremezclo las mías, que hoy vienen cargadas de venenos de frascos pequeños. Y sigo whassapeando con Álex, risas desde Londres.

Raquel me trajo una taza de NY. Bonica. Y la taza, también.

Me voy a dormir, me apetece escribir desde la cama... Mañana, al fin y al cabo, como en la película: será otro día. Espero que más. Miércoles, para más señas.

lunes, 8 de abril de 2013

ESO YA LO SABES

Pretendía acostarme pronto, tengo un sueño que juega contra el madrugón de mañana. Tengo sesión de fotos en la radio y que ponerme al día. Afortunadamente empezamos la semana en martes. Espero que el cuerpo no se acostumbre a los fines de semana de tres días, porque se acabaron.

Quería irme pronto a dormir. Pero me llegó un mensaje que buscaba conversación, aunque las palabras se alargaron más de lo que ella quería. Al final, casi, del mensaje se mezclaron dos frases:

"Eso ya lo sabes", rematé yo.


Me despertó un whatsapp desde la mañana, hoy día de San Vicente. Eran las diez. Me quedé bajo la ducha, el cabello se movía bajo el calor de una peluquería, y el cuerpo empezaba a engrasarse. Misa en valenciano y procesión en comparsa. El cielo parecía querer echarse a llorar, pero se contuvo. Contención. Otra vez, como otras tantas. A las dos de la tarde cogí un taxi y me acerqué a Clero. Quedamos de comida pascuera promovida por Adrián a comer unas gachas, en condiciones. Como toca. Picamos y charramos. Fuimos a lo largo de toda la tarde hasta que llegó Javi y comimos: Manu, Miguel Ángel, Moni, Noelia, Javi, el "cuiner" de Ademuz y servidor. A mesa puesta. Copa de vino blanco y gachas. Una delicia.


La tarde la rematamos, entrada la noche, paseando por Russafa hasta llegar al escenario del altar que ya acabó. Siento en el aire, menos frío que esta mañana, que llegó el momento de borrar, y sentiré mañana de nuevo, probablemente, sin calma y con añoranza. Pero hoy, en el cielo, pensé al verse mover las nubes, que ha llegado el momento de soltar lastre. Y que sólo volamos libres, al dejar en tierra los pesos que nunca pesaron... Tomamos un mojito en el Gondwama entre risas con Manu y sus cosas, Adrián y sus silencios, Miguel Ángel y sus disparates, Moni y su ímpetu, Noelia y su transparencia... Se nos unió Pere que tomaba algo fuera y, en taxi, regresé a casa.

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Llegó su primer mensaje pero tengo la sensación de que le apetecía más el segundo. Que me preguntó por cordialidad cómo iba, pero prefería saber cómo venía. Y jugó al despiste diciéndome que había leído cosas que, calculo, en el fondo, le gustaron... Me dijo que a veces soy complicado y que no me lo tomara a mal. No me lo tomé a mal. Creo que quiso decir que soy más tozudo que complicado, porque no me muevo mucho en las ideas. Pero calculo, que también, probablemente, una cosa y otra, tozudo y complicado, le parecieron lo mismo... No lo niego. Ni niego, como me dijo, que tomándose las cosas a la ligera se es más feliz: pero yo no sé. Soy intenso, lo reconozco, pero va conmigo. Me pidió que no piense siempre en lo negativo, yo que soy optimista hasta la saciedad. Y le expliqué que por ser así intento nunca decepcionar, que ya es difícil. "Mis amigos son muy importantes para mí, no puedo perder el tiempo confundiéndoles, haciéndoles ver que cualquiera se merece el mismo trato, el mismo cariño que ellos"... Me dijo que se rendía. Y yo hubiera preferido que no lo hiciera...

Muchas veces en la vida he tenido la sensación de que me gustaría ser menos fiel a mis principios: como dice Mabel, me mueve el sentimiento de injusticia. Y tal vez tenía razón su mensaje, esta noche, cuando me decía que no piense tanto las cosas. Pero siento que así renuncio a mí, me fallo y, con ello, fallo a todos los demás... Y eso no me lo podría consentir. Creo que no.

Sonó "Tanto" de Pablo Alborán, que tenía arrinconado desde hace tiempo: "Ahora, que me he quedado solo, veo que te debo tanto y lo siento tanto, ahora, no aguantaré sin ti, no hay forma de seguir, así...".

Me voy a dormir. Los famosos se tiran al agua en la tele y yo me quiero echar a los brazos de Morfeo. Mañana martes (con sabor de lunes). Y hoy, noche de lunes, con una sensación de domingo pascuero, cerrado con un mar de verdades que se mueven entre teléfonos. Y que se quedaron a falta de muchas explicaciones, probablemente.

"Eso ya lo sabes"... Le dije yo.

domingo, 7 de abril de 2013

LA PRIMAVERA


El cielo anunciaba tormenta, cuando me dejaron en la puerta de casa. Raúl me trajo del tanatorio el viernes tarde, después de comer allí con Leo, en la vela de su padre. El fin de semana, que aún se alarga mañana por ser festivo vicentino, se acaba ahora, tecleando frente al flexo, con una tortilla de patatas y un cansancio bien repartido y corregido. Anoche, cuando llegué a casa, bajé a tope la persiana y me encerré entre el abrigo del edredón. Me siento relleno. La dieta tiene que ser cuestión de días o se nos echará la operación verano encima. La tele habla de armamento en el programa del follonero, mientras calculo qué escribir en el final de este domingo sin desgastes...

Salí de Cyrano a las cinco de la mañana, al final dentro de la barra me quedé con Luis y con Leo hablando. María Tomás y Marta nos acompañaban con otro chico que no sé quién era, creo. Hacía nada que se había ido Laurita y Boro con Marci y Belda. Nos reímos que daba horror, con Gabi de por medio, imaginando a Montiel y a Jimeno, dos futuribles hijos de la fiesta. Una risa, ya os digo.

Antes, arriba, Richard y Amparo, con Santy y Mar, Miguel Ángel y Moni iban contando y descontando. Habíamos cenado en la Tasca Che, al saber que estaba cerrada la feria de los vinos donde nos encaminábamos al principio. Ayer, de sábado, comprobé esta mañana que alguien anunció este blog como mi espacio de política, cuando este rincón mío y del alma, nada tiene que ver con aquello. Así que, me sorprendo con la cantidad de visitas que ayer nos acompañaron a tí y a mí que somos de visita diaria... Esta mañana, en el otro blog, escribí sobre lo que siento a seis días del congreso... Pienso en todo, en casi todo. Y me una manera racional intento ponerme en todos los futuribles... Preparo algo de ese futuro y como. Tercer día de macarrones: cociné para la calle entera. No hubo siesta esta tarde, ni casi whassaps. De repente, Álex me escribe desde Londres y nos echamos un buen rato y unas risas... Londres. Another time.

Ayer estuve todo el día en casa, menos la mañana de entierro en Castellar. Me recogieron Mabel y Laura. Acudimos a la iglesia y al salir, pasamos por un bar. Llegué a casa y  ya salí cuando Richard me dijo de irnos a la Feria.

Hoy el cielo ya no era de tormenta, aunque a ratos se ha quedado nublado. Es como si el tiempo se hubiera parado y no llegara la primavera... ¡Qué curioso! Qué poético. Que se retrase la primavera...

sábado, 6 de abril de 2013

HISTORIA DE TRES HOMBRES

Sentado frente al teclado. Son las 2:17, madrugada fría tras una tarde de lluvias en mitad de la primavera. Las ratas hacen su agosto, paseando sus caminos de la noche. Y yo, con las manos calientes, los ojos cayendo de sueño, recién llegado de una cena en Aldaia, en casa de Carlos, y con un trocotró entre mis dedos y mis escritos, me encuentro de nuevo, noctámbulo y alevoso, con mis palabras...
Almodóvar, mi director de siempre, el que me gusta, el que me divierte, el que me hace llorar, de vez en cuando se descolgaba en entrevistas - recuerdo especialmente "Todo sobre mi madre"- diciendo que escribía sus historias de mujeres... Yo, hoy, con un respeto absoluto, me enfrento a la verdad y a la noche intentando escribir tres historias, de hombres. De distintos hombres, de hombres que se encuentran, o no siquiera eso, y que en las últimas horas han entrado por colisión con mi vida... Y casualmente, y en contra de lo que pudiera creerse: hablan de hombres y de sentimientos, de sensaciones... 

Por respeto o por misterio, no daré sus nombres. Pero esta historia, está basada en hechos reales...
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TRES HISTORIAS DE HOMBRES.

J. Interior noche. 
Miércoles noche. Sin esperarlo (o a la espera de que pudiera pasar, porque ya no ato mis desesperos) J. me preguntó abiertamente por mi campaña. Escalón dos: "si no quieres, no lo hagas". Y no doy más detalles. Porque entiendo que no debo. "Sí, lo haré. Os dije que lo haría y lo haré"... Y me pudo una vez más esta justicia tantas veces injusta que me hace hablar y no callar, que me hace preguntar y no mirar hacia otro lado... "Pero te juro, por serte franco, que a veces me cuesta entender por qué...". Y no digo más. 
Volvimos con nuestras palabras de antes de ayer y recuperamos una conversación de hace un año: "Nunca volveremos a ser amigos" me dijo entonces. Y le creí. Le pagué con la moneda que me pidió, sin darme cambio nunca. O eso pensaba. Y se descolgó un año después diciendo que no dijo decir aquello, que no significaba lo que yo leí o lo que él me escribió entre renglones de pasados y rencores. Un año después. Un año después del fuego y otro después del agua, que venía a sofocar ayeres. Curioso el destino. Tanto después y resulta que nada fue lo que parecía ser. Que no lo era, o que al menos no debería de haberlo sido... A la mañana siguiente, no le contesté aún y por falta de tiempo, que no de dedicación, me escribió de nuevo para normalizar la vuelta. Un viaje largo. Esos viajes que siempre cansan. Y yo, se lo había dicho: "ahora estoy descansado". Ahora, que me vine a mi hueco, que rehice mis verdades, que volví a mí y a ser yo, con lo que me costó, de repente, mirando hacia atrás, me explicó que nada fue. ¿Y cómo andar hacia mañana? El corazón te puede dar impulsos que la cabeza manda hacia otros lugares. Yo, que le dije que soy testarudo, porque reconozco que lo soy, en mitad del camino, me detengo y pienso que siempre hay un lugar un camino para mañana, pero que costará emprender la marcha... Y me siento incapaz, creo, de borrar todo de un plumazo, porque otras veces que borré cosas, fracasé... Y siempre por no querer hacer daño. No es fácil de repente, pararlo todo y cambiar en otra dirección. No es fácil... Desde luego. Pero reconozco que me sigue ganando que me den razones y no motivos. Y eso pasó la otra noche con él. Aunque ahora, dudoso, entienda que quiero cubrirme cuando llueve,... Porque ya pienso que puede volver a haber tormenta...

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R. Exterior del todo. 

Me dijo "Hola Bron" y entendí que pasaba algo. Emprendimos terapia en cinco minutos porque le urgía el alma, el corazón y la cabeza. Y me contó que andaba desbordado de amor. Que no podía. Que le dolían los celos que nunca tuvo y que se retorcía pensando en cosas que no son, pero que podrían ser. Creo que el otro día escribí aquí sobre como la cabeza nos empuja siempre a imaginar, de manera retorcida, cosas negativas. Yo creo que es cuestión de estreses y ansiedades, no de locuras y molinos de viento. Dolor de amor. Y me dijo que creía que podría perderla porque él se sabe perdido y desorientado. Y me escribió en mitad del mar para decirme que su barco zozobraba demasiado... Y que era consciente. Y que se le iría la tripulación si no se amarraba al timón con fuerza... Es difícil manejar los timones del corazón y de la cabeza y lograr que naveguen hacia el mismo destino. Difícil, muy difícil. Nos hemos labrado una amistad de no vernos, de vomitarnos de repente el alma frente al otro como un espejo de quien no eres... Y nos hemos dado la comodidad de darnos todas las explicaciones del mundo, porque a veces, lo más fácil, es contarle algo a quien menos ves... Me he sentido útil, por ayudar a un "casi" buen amigo. Quitaré lo del "casi", el whatsapp hace que nos conozcamos más que muchas personas que caminan cada día. Y no dejo de sorprenderme, cierto es, porque de repente, en mitad de la oscuridad absoluta por la que camina su corazón desbordado, busque la luz en un terapeuta que nada puede ofrecerle... La palabra. Sólo eso. Mi tiempo y la palabra, que nada más tenía... Y parece que le sirvieron. Espero que para tiempo, aunque sé y sabe, que cuando la cabeza le mande a mirar contra el suelo, podrá escribirle a alguien que le cuente cómo son los colores del cielo... 

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L. Interior en luto. 

Le dice adiós como si no le dijera nada, casi sin mirar, sin sentir, sin abandonarse. Cuando se dice adiós durante mucho tiempo, el último saludo para despedirse, cuesta menos, porque ya sabes que va a producirse. Aún así, me acerco a él. Le saludo, un abrazo de cordialidad y el tono de su voz se repite con la serenidad de cualquier día como si nada pasara, porque creo que siente que nada pasa... pero yo, desde fuera, me quedo pegado a su corazón tembloroso y me preocupa pensar que igual sí que le pasa, porque lo racional es que le pase... Por mucho que supiera que el camino se acababa. 

Hay gente que tiene una fuerza antinatura. Otros tiemblan sin moverse, como niños asustados, perdidos en mitad del bosque. Creo que su fuerza no mueve montañas, no le tengo tanta fe, pero creo que sí que le queda algo de niño asustadizo, que huye de las sombras a mucha velocidad. Me encantaría poder decirle que pare, aunque sea ante lo más oscuro del bosque. Que se asuste. Que tiemble,... Que necesite que le arropemos entre el frío de ese cuento que asusta lleno de árboles negros que se pierden contra el cielo. Eso le haría sentir, más de lo que siente. Y le vendría genial, aunque lo meciera en bamboleos... Mañana, que le veré, volveré a creer lo mismo: me encantaría poder decirle que no siga corriendo para salir del bosque, que pare y que se asuste... 

martes, 2 de abril de 2013

LAS MENTIRAS DEL SOL


Me desperté pronto, me dejé caer bajo el sol enfermizo que apuntaba a dar y me acurruqué después de whassapear alguna palabra perdida, antes de anotar una nueva hora en el despertador y regalarme veinte minutos más que no llegué a gastar. El sol engañaba. Aún así, salí de casa, vestido de arriba abajo de color gris y me repeiné después de la ducha sin gomina como un colegial, un niño de cole bien, yo que me adiestré en la pública, de lo que además estoy tan orgulloso... Salí a la calle, con las mentiras del sol, como os dije porque el viento era gélido. Dos de abril, primavera con la hora cambiada, martes de pascua, que de pequeños en Sarrión celebrábamos merendando longaniza de Pascua (de aquí su nombre), y camino a la radio con una sensación de lunes, por ser martes después de festivo. 

Escribo ahora con Caetano Veloso de fondo, con ganas y con las miras puestas en salir enseguida de casa. 

Llegué a la radio a las diez en punto de la mañana. Reunión de trabajo y puestas las pilas. Nos juntaron en el estudio desde el que emito cada día y allí, puesto de pie, con un Leo a cada lado y la espalda apoyada en el débil cristal (un cristal siempre es débil, como la naturaleza humana) atendí a las explicaciones del directo de la radio en la que desde hoy soy personal contratado y, si todo anda bien, que no tiene por qué no, hasta junio, por lo menos... En junio sabré muchas más cosas de mi vida que hoy desconozco. 

Y así, anduve jugando con las sombras de los barrotes de la pasarela de la avenida del Cid hasta que llegué a la radio. Programa: especial autismo en su día Internacional, día Internacional por la sensibilización del autismo, entrevista a Leo Segarra que se estrena esta tarde en los recuerdos de la radio y teléfonos abiertos... Apuré la salida, a las dos en punto para caminar de nuevo a casa, sorteando los coches que venían en contra y sumando las cifras de las matrículas. Gracias a eso descubrí que hay muchas más que sumen dieciséis que quince. Por lo menos en el polígono de Vara de Quart.

¿Por qué? No lo sé. Pero regresé a casa con una felicidad absoluta. Y pensé que cuando se es feliz, la vida se toma de otra manera y las preocupaciones son otras. Ayer, creo, os escribía sobre la tendencia a ver lo oscuro y a imaginar lo ópaco. Nunca nos ponemos a pensar en positivo y yo lo intento. Anoche, cuando no me dormía, cuando me corrían en contra los minutos del insomnio, calculo que de los nervios de no sé qué, intentaba relajarme pensando en cosas hermosas de mi vida. Y recordé un paseo con Aurora a la orilla del mar, que ella recordará también si lee esto. Y recordé algún viaje, que ahora no sé si fue Londres o Roma, o dónde... Esta mañana el estómago era un nudo. Mi tensión aprendió a agarrarse a las tripas, a las entrañas, que es donde duelen las cosas amargas, yo que vivo una época casi dulce...

Preparé una ensalada para comer. No hubo postre: me hubiera encantado un trozo de chocolate y me aguanto con dos o tres cucharaditas de leche condensada. El disco de Almodóvar llegó después de una siesta que interrumpió el teléfono y el fijo. Calculo que es Mabel. No fallo.

Entro en facebook y quedo con Ángeles que nos hacemos pronto un cafecito, y ella me cuenta que ya ha pedido la autorización de la obra que quiero que hagamos este año, los dos... ¡Ay...!

Aprovecho y le felicito el cumple a la ratona. Hoy Laura hace sus añitos, esta Caballero que nos tiene desbordados de risas y buenos momentos. Yo aún recuerdo cómo nos fuimos haciendo amigos por el camino, nuestras conversaciones entre siestas por el Mediterráneo, el verano pasado, las noches de Fosters y las confidencias de lunas llenas... Le escribo en face:

"Tengo la sensación de que te has convertido, después de muchas cosas, en alguien imprescindible en mi vida... Y lo mejor es... ¡qué me encanta! Espero que nos queden los mejores momentos por vivir juntos... ¡Feliz cumpleaños! — con Laura Caballero Molina."


Y en nada ella me contesta:

"Nos quedan mil cosas mi arma!!!yo tengo la sensación de que he encontrado en ti a la horma de mi zapato!!ya no te libras de la malillera!!!eso es así querida amiga María Teresa!jajaja!gracias bronchu!!!!muuuuuuuua"... Y se agradece.

En la vida entran y salen personas del corazón con las que querrías pasar la vida. Laura es una persona que se ha hecho un hueco grande en mi vida, calculo que podrá desaparecer, pero lo importante es conseguir que no ocurra... Y si pasa, que sea de aquí a mucho tiempo, cuando ya no tengamos necesidad de decirnos cosas tan bonitas y que nos hacen ser tan felices, compartir tantas cosas...

No estamos acostumbrados a hacer públicos nuestros sentimientos, y a veces sería mejor hacerlo. Otras es mejor callar... Es el encanto que tiene la vida.

Os dejo, tengo una reunión...


lunes, 1 de abril de 2013

UNO DE ABRIL, QUE PUEDO SER YO: ACUSE DE DERRIBO


Llega abril, de manera festiva, en lunes de pascua casero. Dedico la mañana a limpiar menos de lo que pretendía, a esperar y desesperar mirando compulsivamente el móvil y comprobando cómo aparecen y desaparecen nombres en el chat del facebook, sin llegar a hablar con nadie, y cómo se suman las horas que algunos están en desconexión. Intento organizar de nuevo mi vida, después del fuego de marzo, purificador y ave Fénix, como si hoy fuera un uno de enero y anoche, por nochevieja, un principio de algo y un final de otra cosa...

Cené en casa de Semi y Laura, con Galiana y Víctor, Ángeles y Mariano, Carmen y Miguel. Nos echamos risas hasta las dos y media. Antes de anoche tocaba cambiar la hora y la que perdimos de noche, yo ya no volví a encontrarla. Me he pasado la Semana Santa metido en casa. El jueves cené en casa de María y después de ponernos al día me encontré con Luis en Cyrano. Dos copas y unas risas. A casa. Me desperté con la sola intención de no salir de casa, de hacer lo que hiciera, que no fue nada, quedarme quieto, como un camaleón, intentando mudarme con los colores de la pared de casa para que nada me distrajese de mi propia distracción. Richard me había invitado a comer en su casa con la gente de la falla. Le avisé que no iría. Y me postré en el sofá viendo "Todo sobre mi madre". Volví a recordar por qué me gusta tanto esta película.

Me duché y salí a la procesión del entierro. Procesioné por las calles de Mislata, echando de menos las de Sevilla, y me tomé algo con Pepa y Mariano al acabar la vuelta en "El tanguito". Así, como mi vida: de tango.  Me regresé a casa y me quedé tumbado sobre el sofá viendo entre ojos cerrados la tele, hasta que se cerraron del todo. Y como cuando era niño, me desperté en mitad de la madrugada, a las 3:30, y me dio una pereza increíble llevarme hasta la cama. Sin embargo, tuve una sensación de tranquilidad absoluta. Relajo. Y me tumbé. Empecé a darle vueltas, a situaciones que imagino que pueden darse desde que tomo alguna serie de decisiones. Sinceramente, mi cabeza, casi siempre, va demasiado rápida. Y últimamente, por sobrecarga entiendo, se dispara cruel y triste, mal, hacia lo oscuro... Caí preso del sueño nuevamente y me desperté pasadas las once de la mañana. Calculé de seguido cuántas horas llevaba en la cama y me sorprendí a mí mismo. Si mi intención era descansar este fin de semana largo, ¡vaya si lo he conseguido! 

Me fui al mercado a comprar con Pepa. Almorzamos algo en el bar del mercado. Y al volver a casa cociné una fideuà que sabía a gloria a las cuatro de la tarde. Dediqué la tarde a perder el tiempo, básicamente, porque intentaba hacer algo de provecho y no me salía. Me quedé tirado de nuevo en el sofá y romanceé contra el reloj sin llegar ahora a recordar, hoy lunes, que hice antes de ayer. Ví "Tesis". Lo recuerdo ahora al intentar colocar la peli en la agenda de estos días... Pero me cuesta ubicarla.

El domingo me desperté. Domingo de primavera con el reloj cambiado. Acosta me mandó un mensaje con la foto de su hijo recién nacido. 31 de marzo. Jose. Otro Jose en nuestras vidas. Cualquier buena noticia de estos amigos me llena que da horror. Una llegada para celebrar que Acosta me traslada con un aprecio que desborda. "Tendrás que poner una silla más en tu casa para la tarde de Reyes". Y le contestó con una foto de una silla, porque ya la tiene. Me gusta compartir la felicidad de mis amigos. Vaya que sí.

Comí en casa un bocadillo en pan de cebolla con jamón y queso. Angelita y Mariano me recogieron a las cinco de la tarde, cuando pensaba escribir en este diario de hojas desordenadas. Subí la maleta con mi ropa de fallas. Bajé. Y nos fuimos al puerto de Silla. En una barraca celebramos el cumpleaños, el primero, de Mar, la "sobrina" por parte de Amparo y Vicente. La tarde sabía a lluvia que no llegaba. Nos recogimos pronto. Cociné y acudí a casa de Semi tras presenciar un atraco en mitad de la avenida, a una mujer invidente. La crueldad del mundo. Maldita.

Acabo de sentarme frente al ordenador para empezar abril con una energía desbordada. Me voy ya al sofá para continuar con mi cura de descanso, con mi acuse de derribo, al que me someto voluntariamente. No sé si todo funciona o nada va, no sé si me alegro o no. Estoy en un empuje de inercia que no sé hacia adónde me manda y de las pocas decisiones que voy tomando al día, me replanteo débilmente si hago bien o no. Pero sigo. No sé si hacia arriba o hacia abajo. Lo que tengo claro es que no estoy quieto. Por eso mi desgaste es mayor. Pero somos fuertes, no nos queda otra.

No soy consciente de lo que va pasando al día, de todo lo que va pasando quiero decir, porque pasan muchas cosas. Quizá demasiada. Tengo que empezar a relativizar, decidir, elegir,... y sobre todo, disfrutar. Porque tengo la sensación de que la propia inercia me marea entre olas de desencanto. Y yo soy un tío apasionado, que disfruta cada cosa, cada pequeño detalle... Ahora que pasan muchas cosas y muy importantes en mi vida, todo es como si no pasara nada. La apatía social de esta Europa de crisis empieza a contagiarse hasta en los optimistas compulsivos como yo, que decido a última hora, emprender mi propio derribo con la única voluntad de volver a construir. Y así, me cojo el blog y lo rediseño: le doy color y lo rejuvenezco. Su aspecto marrón, aunque elegante, ha desaparecido. Cada día vienen menos amigos a visitarme a este rincón de hojas perdidas y creo, sinceramente, que en parte es porque sin saberlo yo también estaba marrón... Por eso, me derribo y me reconstruyo. Me doy color. Me pongo jovial. Y me cojo este primero de abril, como el primero de año nuevo, que hoy comienzo...


DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...