jueves, 27 de septiembre de 2012

CARTA. TIEMPO DE TORMENTAS.



Las entradas de los otoños suelen ser difíciles para mí. Suelen serlo porque venimos de los placenteros días de verano donde, entre amigos y soles, se le pasan a uno los minutos de vida con una fuerza y un placer que derriten los sentidos... Me encuentro frente al teclado a las tres de la madrugada. Vengo de un programa más de tele y una cena menos con amigos: Kepa, Diego, Leo y servidor compartiendo risas y "albortos" en la mesa madrugada del Mel's. Acaso si hoy ni encontré el chic american del primer día, pero entre hamburguesa y cocacola me pego unos bocados a costa de mi insomnio y calculo que ahora no tengo ya ni cinco horas de sueño...

Sobre la mesa, una carta.


"Querido Jaime:

Se avecinan tiempos de tormenta. Se avecinan sin que yo esté tan débil como pueda sentir cuando las penas me tambalean ni tan fuerte como otros esperan. Sencillamente vivo. Y me sorprendo, en los paseos que dan mis palabras, cuando la noche os duerme a los demás, porque me da la sensación que de mí se espera tanto que me abrumo... Y a veces freno. Tengo que reemprender el camino del futuro, que es el que nos lleva a mañana. Tengo que reemprender la mirada al cielo, aunque se calcule gris oculto entre nubes espesas. Tengo que recoger la palabra y sentir la fuerza de saber que podré. Porque al final siempre es una cuestión de voluntades y sé, aunque sea en el fondo de este resquicio que me deja la madrugada, que querer quiero. Así que si quiero y hay gente que desde la amistad siempre me ha apoyado porque confían en que puedo, habrá que navegar: "Con tu puedo y con mi quiero vamos juntos compañero". Benedetti. Palabra del Señor...".

Se avecinan tormentas, lo dice el parte. Se avecinan y los releo en estas madrugadas insomniadas que arrastro desde hace ya días. En menos de cinco horas mi sobrina llega a casa, porque hago hoy de niñero. La llevo al cole. El día se va a alargar: reunión por la mañana, seguro, visita a Valencia, regreso, reunión de equipo y pleno. No hago pleno, pero casi. Y aún así, un caminito de dudas serias y de baches que aparecen siempre alrededor de una sola voz.

"Como creo que puedo, seguiré mi camino. Crecerá como en una primavera tardía las ganas que he ido dejando por el camino, porque está España desganada. Somos ganado desganado. Lástima. Hacia adelante. Me tocará el camino, aunque confío, ya lo escribo - así ojalá también lo deje suscrito - que ni es fácil, ni hay regresos... hacia adelante, al fin y al cabo. 

Me pierdo entre las noches despejado: hoy con un cortado descafeínado y dos cocacolas. Hace tiempo que sé que la cola no me desvela, por eso ando cabizbajo, con la cabeza, este motor pesado, estresando un desconsuelo continuo, a base de muchos proyectos, muchas ganas, muchas esperanzas... y una larga espera. Al final, lo tuiteaba hoy: esperar. Y entre espero y espero, desespero. Mi cabeza no responde sólo mis preguntas, imagina las respuestas de la otra persona en estos momentos. Calcula las escenas, los escenarios... Y yo, como una marioneta, me recoloco a mí mismo delante de cada situación, cada vez más dura, más dañina, más perversa... Me hago mayor. Hoy, colgado en un baile de danzas contra mi almohada blanca, lo pienso. ¡Tete! Qué voy camino de otra década... Y aquellos días de colegio, en que a mí me llevaban, cada vez están más lejanos. 

Voy despidiéndome ya. Vamos hablando. Te espero mañana. Un beso."

Cierro de nuevo el papel y releo. Una carta, mañana camino de otro buzón. Y ahora, con el despertador puesto a la hora, pienso en un vaso de agua y en cuántas horas le quedarán a la noche. Espero un mensaje que me diga que empuje a seguir con mi brío de siempre: son las horas bajas de la marea... A falta de lunas llenas.

jueves, 20 de septiembre de 2012

ALGO DE AIRE


Anoche volvieron las lluvias. Después del programa, mientras celebrábamos el principio de cumpleaños de la Guti en un Wok, a orillas de Campanar, el cielo se rompió tímidamente en gotas que lo salpicaron todo. Salimos de madrugada ya, Diegopa, Laura C., Guti y servidor. Boro había hecho una visita relámpago entre el sushi y la tarta de manzana. Olía la tierra a humedad y empezaba a girarse el viento como hacía tanto que no sucedía. En casa, con la tele puesta, llegando al final del estreno de "La Voz", comprobé de qué manera se rompió el cielo e intuí la fiereza del agua combatiendo contra las ventanas que oía perfectamente desde la cama y un tintineo, sobre la talla del techo, desde que mis vecinos emprendieron sus obras.

Esta mañana el despertador sonó sin recordar hacia adónde me enviaba. Jueves. Recordé enseguida que a Valencia, a Marina, con Manolo y Lola. Almorzamos en El Corner, frente a la tienda, nos pusimos al día, nos echamos unas risas y todo controlados por un cielo sucio, como vino turbio, sobre nuestras testas. Cruzamos la calle y comprobamos todo lo que necesitamos. Apuntamos y salimos. Nos despedimos en la puerta de la tienda y cada uno hace camino. A mí, Manolo, me trae a casa. En dos horas tenía comisión de Hacienda.

Paso el jueves nublado, como el tiempo. Me acercaré ahora a Zara a devolver unas cosas y luego a la falla a pintar una pancarta. A la noche, directiva. Y así otro día más en la calle Femenía. Quedan seis meses para fallas, y tengo la sensación de actividad frenética. No voy a negarlo: me encanta tener así la agenda.

Anoche volvió a llover y ni recuerdo desde cuándo no lo hacía. Hoy no miré la agenda. Pero debería de poner algunas otras cuantas cuestiones en ella, para ir moviendo ficha. Mañana, cumpleaños de mi padre. Comeré en su casa. Lo hablo hoy con mamá, que me cuenta lo bien que está, tumbada en la cama, con el aire fresco... Por fin, algo de aire.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

HACIA ADÓNDE NAVEGA EL DOLOR...


Son las dos menos cuarto de la madrugada, a punto de irme a dormir mientras la teletienda vende cosas que alguien comprará y a punto de despertarme para prepararme un nuevo miércoles que acabará con un programa de televisión y calculo que una cena. Escribo ahora que me empieza a vencer el sueño, y lo hago empujado porque creo que es el momento de hacerlo, que tengo que hacerlo. Intento pasear más por devoción que por obligación por estos renglones sin Dios que no se llegaron a torcer. Esta tarde ha muerto Carrillo, ayer dimitió Esperanza Aguirre: no sé cómo van las primas de riesgo y... me vengo a escribir pasada la medianoche para dejar constancia porque siento que así debo hacerlo de mis últimas horas.

En resumen he estado en casa, en el Ayuntamiento y en la falla. En casa de limpiezas y cocinas, ayer vino Cris a comer fideuà. En el Ayuntamiento, con una comisión cada día y alguna reunión de partido tardía. Y por la falla, cada noche, porque cada día tenemos más cerca la hora de la obra de teatro. La Goleta, este año.

Quiero hablar con mis padres y cuadrarnos un día para comer, pero la agenda clama. Hablé con Rosa y el cumpleaños de papá lo pasaremos en casa de ellos. He comprado las habitaciones de hotel: Roma está más cerca.

¿Por qué quería escribiros? ¿Por qué tenía la sensación de que tenía que escribir? Pues porque me recuerdo anclado a las proas de los atardeceres prometiéndome ponerme a puesta, y correr hacia adelante. Incluso volar, si es necesario. Pero calculo ahora, que ya me manejo de nuevo por agendas, que me apretan los tiempos, que si no vomito las iras y las rabias, las penas y los desconsuelos, difícilmente podremos entrar en el otoño con la fuerza que corresponde. Así que hoy, que volví de la falla con Nick, dándole la vuelta a estos renglones tengo la necesidad de dejar por escrito que la despedida empezó con las brisas que dicen adiós al verano. Con el temor o la esperanza de unas lluvias, desdibujo los últimos renglones de mi vida, porque tendré que reescribir algunas palabras y entre ellas, unas que dejé para el final del día: "Cuando la pena se hace pequeña y empieza a ahogarse la rabia, ¿hacia adónde navega nuestro dolor?".

Le he dedicado mucho tiempo a pensar y repensar lo que ha venido pasando en mi vida, en los últimos años especialmente, en los que me he visto sacudido por un sinfín de cosas, que sumadas, han dado un resultado, positivo en algunos momentos, muy positivo en pequeñas cuestiones y negativo en otros... El problema principal es que las sumas que huelen a resta no pueden tener más espacio en la vida de ahora: ni en la de después. Y este es un consejo a navegantes: de las cosas que en vuestra vida os inquieten, plegad por la mitad los malos recuerdos, haced un barco de papel y que navegue por los mares del olvido. No puedo dedicar ni un segundo más a las cosas que me restan. Ni de quienes lo hacen.

Me sorprende que hayan dejado de sumarme personas que antes eran vitales y, de repente, además, presentes o no, se conviertan en elementos que anulan, que quitan, que cansan... Así pues, hay que evitar que esta gente siga en el entorno de uno. No es una cuestión de egoísmo, únicamente. Es una razón para seguir buscando la felicidad compartida, y ésta sólo puede compartirse con quien tiene ganas de sumarte. Hoy me siento más sereno que hace tiempo, más sensato, más real: y esa realidad la marcan las olas del mar de Ibiza que se baten cada año contra mi estabilidad. Cuando me tengo que poner a sumar, es imposible hacerlo desde la falta de operatividad, el cansancio, el hastío, la desilusión... Todas estas energías negativas me las han lanzado como rayos de sol personas cercanas que se han ido separando. Y algunas, estúpidamente, se han empeñado en disparar con mayor vehemencia contra la intranquilidad que yo ya tenía. En definitiva: demasiado tiempo dedicado a desgastarnos. Hoy entendí que el adiós tiene que estar más cerca que nunca: se acabó. Con aquellos que no son capaces de sumar, ¿qué tenemos más que decirnos?

Me imagino ahora, que pasan las dos de la mañana, sentado de nuevo frente a las primeras brisas de una noche de agosto. Me releo organizándome la vida y diciendo: aquí hay que cambiar cosas. Pues como parece que nos hemos puesto a cambiarlas, batallemos por hacerlo bien, con todas las consecuencias que tenga.

En definitiva, lo que necesito decir: que eché en falta muchas cosas y sobre todo a mucha gente. Soy más de echar de menos a personas que no cuestiones materiales, siempre me apaño con lo que tengo. Sin embargo, en lo último y lo sucesivo, algunas personas (a las que quería) me han desilusionado con una contundencia que o me caigo o me refuerzo. Y ya me conocéis. Sólo se puede echar de menos a la gente a la que realmente quisiste, pero ¿hasta cuando merece la pena batallar entre penas y olvidos, rabias y suspiros? Pues creo que hasta aquí. Hasta estas palabras que salen disparadas y que debería leerme mañana al levantar... Sólo se echa de menos a aquellos a quienes se quiso: "Cuando la pena se hace pequeña y empieza a ahogarse la rabia, ¿hacia adónde navega nuestro dolor?".


viernes, 14 de septiembre de 2012

AGUAS TURBULENTAS



Benditos sudores de gripes de otoño que nos llevan y nos traen por tardes de ojos cerrados y sueños tosidos... Así cierro la primera semana de este regreso real a las tournés que suelen ser los septiembres de nuestra vida...

Desde el lunes he tenido, como en botica, de casi todo y por casi todo he ido dejando el tiempo, las ganas, el empeño... El miércoles regresamos a una segunda edición del "Tot és Festa" que se consagra, de nuevo y al inicio de temporada como ese gran tesoro más cuidado que nunca y más redondo si cabe. Espero ahora para ducharme y que me recoja Leo, nos vamos a cenar con Angelita por el centro y luego al cumple de Galiana. No tengo calores que no sean los propios de este constipado que reviento, yo que nunca tomo medicamentos, a base de ibuprofenos y antiestamínicos. Suena "Anithing goes" y lo bailo de memoria. La memoria, que siempre reaparece. Acabamos el programa y nos fuimos a la Pobla, Palacios, Caballero y servidor a hacer de las nuestras y corresponder al bueno de Richard que nos abrió las puertas de sus fiestas la noche que actuaba La Tribu. Caras conocidas y muchas risas. Volvimos a casa, yo con mi moqueo por camino...

Me desperté con el recuerdo del día anterior y algunas conjeturas que hacen que mi vida siga rodando. Encontré una frase de novela que habla de los amores desvelados, recordando aquello que donde uno pone el ojo, Dios dispone las balas, para que te acabes disparando. Algo así, algo a lo que bien asumido, habría que darle vueltas y sacarlo en modo de comedia almodovariana.

El martes noche estuvimos en La Rambleta viendo de cerca a los de Zenete (en primera fila) y reencontrándome, veranito después, con mis amigos de aquel lado de la ciudad. Estuvieron divertidos con su "Sala R.I.P.". Muy divertidos y Acosta, como siempre, más majo que un saco de pesetas. Me trajo a casa en coche y me anunció la buena noticia. Me alegró por él y por Ana, que son dos cielos para ver amanecer cada vida: y a ella le felicité al día siguiente, chateando a medias con Amparito. Todo huele a cena ya en casa: tendremos que quedar pronto y ponernos al día.

Ricardo me escribió hoy desde Londres para que participara en una historia, y nunca mejor dicho, suya que vuela por Facebook. Comí, o mejor dicho, zené, en compañía de dos, yo que siempre voy en la compañía de uno y fue divertido, una vez más. Volví a casa en el 29, con mi sudor a cuesta y me dormí en el sofá, viendo el hueco de la televisión que el seguro dejó en mi vida, mientras el Club de la Comedia se reía a solas en la tele pequeña...

Me voy ya para la ducha, entre tos y estornudo, carraspeo y regreso a la normalidad. A la que volvemos caminando sobre aguas turbulentas en lo político y con ganas de otoño en lo personal. Regresar a la agenda fue un acierto. Inaugurar Tommy Mel's con Leo, de la mano, poniéndonos al día: un acierto. Encontrar tiempo para resolverme las papeletas, de lo mejor. Y volver a caminar. Que es lo que toca... Anunciamos fin de semana y mi suerte vuelve a respirarse cerca... Voy a pensar en positivo, como siempre. A ver si en el sorteo de la felicidad me toca más que nunca... Besos y abrazos.

lunes, 10 de septiembre de 2012

EL APAGÓN DE LAS 19:34

Los atardeceres de septiembre ya se pintan en ocre. El verano empieza a dejar atrás la memoria de que todo se nos fue realmente rápido, de que se deshizo como en un charquito de hielo las idas y venidas, las subidas y bajadas, y aquellos soles que se derretían entre azules y naranjas en las playas de Formentera se hacen ahora cuadrados y ya no rebotan contra el calor del día. Acaso si hace algo de calor, hoy que empezó el día nublado. Me apura hablaros en estas hojas de cómo andan el cielo o los calores, los fríos de madrugada, porque parece que uno cuando no tiene de qué hablar viene a hablar del tiempo... Pero es que quiero contarlo: me desperté antes de las nueve de la mañana decidido a levantarme con la sensación de que el tiempo de mis sueños se había acabado ya. Y así fue, así lo hice. Pero miré el reloj y comprobé que no me había despertado el descanso si no un aire frío que se colaba por las piernas. Seguí cruzado en el colchón, de lado a lado, y con los pies colgando por afuera de la cama. Y volví a dormirme: ví que la actividad ya había comenzado en el móvil, pero lo dejé todo para luego. Cuando me desperté por segunda vez, hoy lo hice, ya desperté para el lunes, para el día nuevo. Tenía la agenda cubierta y la fui cumpliendo: me sorprendí arreglando la casa al teléfono, adelantando faena de un momento a otro y recogiendo lo que me dejé del fin de semana por medio. Colgué el traje de la boda de Jose y Moncho y planché la corbata que me regalaron. Abrí el facebook donde ya no escribo y vi algunas fotos en que me etiquetaron del enlace y los "me gusta" que me gustaron de los amigos de los novios que señalaron la felicidad compartida: fue una boda fantástica, me lo recuerda Carabantes al teléfono por la tarde. A las dos partí al Ayuntamiento, había llamado al seguro como me propuse en la agenda (maravillosa agenda) e imprimí los bocetos que debía. Luego, comisión de cultura: expedientes e información. Comí dos trozos de carne, tomate y anchoas. Algo de agua. Hace ahora un sudor de final de tarde y tecleo con prisa y energía, porque me voy a la falla a ensayar. Encontré por internet el monólogo que me recomendó Ximet y luego ví alguno más, reescribí la escena que empezamos a parir Angelita y yo para la presentación y... ¡Horror! Apagón a las 19,34... Se va la luz y viene: subida y bajada. Se apaga todo y se descuadran los relojes... Ahora que empezaba a reorganizar mi vida. Vaya. Reenciendo el ordenador y "restaurando" reaparece todo lo que había escrito. Fantástico. Pienso en la ciencia: "¿Cómo es posible esto?". No lo del subidón, eso es cosa de Iberdrola, lo de que todo aún siguiera encendido... Suena "Unchained Melody", canción para siempre de Ghost (sintiéndolo mucho, eso es así) y cuadro las últimas letras con salir volando al bus y encontrarme, por lo menos con Mónica, en El Camerino. Tenemos nuestra quedada de vino blanco.

domingo, 9 de septiembre de 2012

ESCRITURA DE DOMINGO QUE ACABA


Escribo obligado. Vamos casi. Me empuja el cansancio final de este domingo de no parar a tiempo parcial y me veo más tirándome en la cama a leer algo, que me apetece, que no contando las mil y una del fin de semana. La boda de José y Moncho fue bonita, emotiva, tierna, divertida... Todo lo que esperábamos los amigos del festival que fue. Lo fue en el aperitivo servido a pie de masía y luego haciendo gracias mientras cenábamos. La mesa fuimos Aroa, Andrés, Laura, Sergio, Mabel, Pepe, Angelita, Sandra, Raquel y yo. Estuvimos en casa de Mabel por la tarde, tomando café y esperando a que se vistieran y nos fuimos directitos en coche. Casamos, como tocaba: ceremonia bonita y rápida, de unos veinticinco minutos y muchos más cariños, quereres, amores y futuros. Fue una boda preciosa.

La cena la pasamos rápido hasta el café, la alargaron fumando fuera, mientras yo repelaba un helado de mango y mandarina y nos hicimos al photocall, el copeteo, las fotos, las risas y las conversaciones. La música de la orquesta y el calor de un verano tardío que se cerró entre los vientos apagados de una noche cargada de fallerío por todos los lados. Creo que hablé de todo y con todos: no paramos.

Serían más de las cinco, no miré el reloj, casi las seis, cuando me dejaron en casa y caí rendido sobre el colchón con una lluvia de sudor que empañaba la madrugada: me desperté a las once de la mañana y remoloneé hasta las doce. Me vestí de verano y bajé a comprar la prensa, el calor anunciaba una lluvia que no llegó. Me sorprenden los 2,50 euros del periódico y me preparo unas bravas y una cocacola con siesta incluída. Me levanto con la sensación de haber aprovechado tan bien la siesta, me ducho y cojo un autobús directo a la falla. Ensayamos teatro, antes tomamos un helado de crema valenciana, helado de orxata (vamos) y nos vamos al casal. El ensayo va mejor de lo que esperaba pero nos falta algunos matices... La gente se va yendo. Hablando con Carol, camino a la falla, reprendo el proyecto de ir a Nueva York (habrá que hacer planes, plan de ahorro incluído y esperar a que llegue el momento). Nos quedamos Adrián, Carol, David, Angelita y yo en la falla: anochece ya demasiado pronto. No pienso en ello cuando camino solo por  la calle Ruzafa en dirección a la parada del 3... Me sorprendo pensando que vuelvo a casa relajado sin querer hacer otra cosa que no sea ir  a casa ni terminar de otra manera mi fin de semana. Patatas fritas con trufa y huevo frito. Anuncio de dieta. Aída y escribo, sin que me apetezca, sólo por contaros que la boda ayer fue preciosa y que como tuiteo mi vida está completita y tiene de todo... Aunque me mezo entre el calor de la nostalgia y la tranquilidad sin rabia de la pena.

sábado, 8 de septiembre de 2012

JOSÉ Y JUAN


Protagonistas del día: José y Moncho, Juan por formalismos del día que llama a formalidad. Quedan menos de dos horas para que les case en el Mas d'Alzedo, Ribarroja y sellen así en público, tan cursi como es la frase, su amor de por vida. Soy incapaz de contar cuánto hace que conozco a los tetes, calculo que poco después que a Anita, porque vinieron de la mano de aquella a quedarse en mi vida...

Me encanta que esta noche los dos sean la muestra más palpable de la felicidad absoluta y espero que sea la gran fiesta que nos habrán preparado: huele a que así será. Eso espero.

Anoche pasamos la noche en la falla después de la presentación del concurso de teatro en La Rambleta y la continuamos en el Cyrano al que volví, con sus cambios, después de un tiempo de vacaciones. Estaban allí Raquel y Pablo, Luis y Gueguel, con Leo que andaba a la suya. A la nuestra andábamos Laura Real y Sergi, Lorena y Borja, Dani, Ximet (aún tengo pendiente ver el monólogo que me recomendó), Amparo y Richard.Nos dieron las cuatro y pico de la noche entre unas cosas y otras. Me trajeron a casa, me hice un twitteroff más, ahora que me estoy aficionando al pajarillo y me fui a dormir. Esta mañana me desperté antes de lo que quería y me puse a contestar whatsapps, a ver twitters y a pensar sobre lo incómodo que hacemos al final el camino hacia la felicidad, que apartamos tan rápido como queremos de nuestra vera, cuando sería todo más sencillo... Pero bueno, es la vida. Sigo notando el pinchazo de la abeja de ayer.

José y Juan estarán ya de nervios hacia arriba. Nos hemos chateado algo y cuento ya ahora minutos para irme a la ducha, me dejo la fregada por hacer, la cambié por una siesta, vestirme y acudir a casa de Mabelón.

Puedo recordar mil y un momentos con ellos: noches de sala Canal, cenas con María y Jesús, Carlos y Marta, viaje a Ibiza, excursiones a su chalet... Muchos momentos que hoy dejamos al lado para ir sumándolos unos con otros y desearles que su felicidad sea la más completa...

Ya tengo el texto de la boda, no sé si acertaremos, nunca se sabe pero en ella les digo lo que siempre les quise decir: "Juan es una mente inquieta, creativo, ilusionante, un artista concentrado y un talento genial, que se dispara de cero a cien después de mantenerse en silencio todo el tiempo que necesite para evaluar una situación y decidir cómo la emprende. Juan es un hombre ágil, encantador, que concentra amistades por su mano diestra con la que vence, convence y conquista. Jose es un volcán en erupción. Cuando pienso en él, a continuación siempre sonrío. José es el hombre capaz de hacernos felices a todos con su disparatada imaginación, se desdobla sólo con una voz, simplemente, en un personaje más tierno todavía y nos recuerda a los que no queremos dejar de ser niños nunca, que la ternura, la transparencia y la inocencia son más importantes de lo que nunca nos enseñaron. Juan y Jose, Jose y Juan. Espero que la mezcla perfecta que todos pensamos que sois, sea para toda la vida. Que el amor que os profesáis y que os complementa de una manera tan impactante, no pierda nunca su fuerza. Espero, de verdad, que la relación que aquí hoy formalizáis os lleve a regalaros más el uno al otro y así, el genio y el ingenio, la espera y la esperanza, el desespero, la ternura y la cordura, la felicidad completa, la genialidad y la sinceridad, la inocencia y la conciencia se mezclen y sumen cada día de vida y cada noche de amor. Que seáis tremendamente felices desde hoy y para siempre, que compartáis cada aliento que respiréis y que suspiréis juntos el uno por el otro...".

Lo dicho. Que me voy a la ducha y a la boda. Ya os iré contando...

viernes, 7 de septiembre de 2012

EL DÍA EN QUE ME PICÓ UNA ABEJA


No recordaba ningún día que me hubiera picado una abeja, venía saliendo al balcón de casa, plagado de plantas e insectos, con el temor de que antes o después me caería el aguijón. Y ha sido hoy. Me pilló hablando al teléfono con Sandra, apañé un poco de barro en una maceta y me calmé el picotazo que aún ahora podría encontrar con los ojos cerrados. Tirando de memoria, de esa memoria machadiana de infancia que tengo y que mi hermana borró por completo e intentado recordar cuándo me picó una abeja. Y de repente me he visto en la Rambla de Sarrión y más de repente todavía he descubierto que no fue a mí, que fue a mi prima Natalia. Y enseguida me vinieron a la memoria el tío Vicente, el patín de la calle Molino, su gaiato y su sombrero y la recua de niños que mareaba monte arriba en las calurosas mañanas de verano. Vamos, que hoy, según constan en los archivos residuales de mi memoria cada vez menos selectiva es la primera vez que me ha picado una abeja.

Amparo escribió en twitter un consejo que le llega vía arroba y que me apropio: dejar las cosas por escrito nos ayuda a interiorizar mucho mejor los mensajes, por eso hacienda me pega los clavazos por escrito: para que sea consciente. El mensaje dice en cuestión: "Las únicas personas que necesitas en tu vida son aquellas que te demuestran que te necesitan en la suya", que es algo que me escribo por dentro y por fuera para poner en la práctica. Tengo unas cuantas personas que desde hoy pasan al capítulo de borrones y cuentas nuevas. Esta vez, sí o sí, por una cuestión de economía emocional: a tomar por popa los que no me escriben sus versos, los que no me ingresan en la caja de los aprecios ni me llaman a pasear por el caminito de las alegrías pardas...

Por cierto, que anoche me salieron unos versos como #twitteroff que esta mañana me parecieron fantásticos, me los dejo aquí porque ando que lo pierdo todo: "Luna creciente que robas mi sueño por la ventana, envuelve en tu brisa de ensueño los silencios que callo y el dolor de tu alma".

Estoy esperando un whatsapp para bajar al Telepizza y pirarme al concurso de teatro, hoy presentan las obras a concurso, mientras nos debatimos entre nuestros ensayos y las horas que se van cayendo. Luego cenamos en la falla y luego Dios dirá...

Posdata de memoria: Hoy me picó una abeja.

jueves, 6 de septiembre de 2012

LA LIBRETA DE LAS TAPAS VERDES

Creo que a todos nos está costando reemprender la marcha y eso que yo ya le inicié hace unas semanas... Perdonadme que desde el lunes no os haya contado de la vida, pero la mía no ha parado casi nada. Es cierto que he equilibrado perfectamente las obligaciones y las querencias, y que éstas han pasado por casa y por la limpieza doméstica. Septiembre, que huele a otoños y a nubarrones, a mí me sirve de año nuevo y me recargo con mis promesas de ser más feliz que nunca y frenarme menos que siempre. Luego la verdad y el tiempo ajustan estas propuestas de cambio pero tener la iniciativa, que vaya por delante, es buena cosa... ¿No?

Como ayer regresaba a la tele, tenía por delante, ahora ya por detrás, muchas horas de labor. El programa salió bordado, en la línea de lo que pretendía: volví a sentir los nervios agarrados al estómago, una sensación que en la tele te da la vida. El lunes pasó cómo os conté. Y el martes, me parecía el lunes, pero no, acabó con final en la falla, primero tomando un vino blanco a la salud de los reencuentros y luego en el ensayo de esa "Goleta" que ha escrito Ángeles y que está a punto de ponerse a zarpar... Me compré por la tarde una agenda y una libreta, no sé si lo conté, y en ella voy organizando mis días. Había comido con Manu, como planeé y me dejé la tarde escribiendo presentación en casa de Angelita. De la libreta de las tapas verdes todavía no encuentro la razón de por qué la compré, pero sé que en ella pasará algo... Ya os iré diciendo: acordaos de la libreta de las tapas verdes. Por si acaso.

Carol anunció que van a ser papás mientras repasaba las cuentas de la lotería con Mari Carmen Planells, Miguel y Lorena en el despacho. Cuando salí, me comentaron que habría que cambiar las escenas de la futura mamá en la presentación de diciembre sin decir por qué; pero enseguida entendí qué estaba pasando y les dí la enhorabuena. Seguimos con el ensayo poco más, hasta que Nick me trajo a casa. Recordé entonces que no había cenado.

La limpieza de mi habitación se hizo cuesta arriba el miércoles por la mañana. Tenía comisión de urbanismo al mediodía el martes, y el miércoles repetimos patrón con una de interior: así que, entre unas cosas y otras, me planté en el mediodía, como se suele decir, con la casa por barrer. Papá y Edurne se habían quedado al cuidado de la casa con mi madre, que llegó cuando yo ya salía para el Ayuntamiento. Al regresar, la comida preparada y con mi hermana ya preparada para comer en familia. Me acercaron a Tono a cortarme el pelo, apuré la tarde en el Zara y me fui a la tele para emprender la temporada correspondiente. Me puse al día de algunas cuestiones con Javi y emprendimos el trabajo para levantar el telón una temporada más... ¡Y ya van ocho!

Acabó el programa y nos fuimos a cenar al Foster's del Ayuntamiento Diegopa, Laurita, Elena, Boro que se unió y servidor: nos reímos y nos tronchamos. Hicimos el oso y nos dejamos ya de madrugada. Laura me trajo a casa. Chateé algo y me fui a dormir...

Me desperté a las nueve y media. Y me he despertado de nuevo a las diez y cuarto. Si no tengo trabajo por las mañanas es habitual que me deje dormir el jueves para recuperar la adrenalina que perdemos en cada "Tot és Festa". Dedico la mañana a casi nada en concreto, arreglando algo aquí y allí, en el ordenador y haciendo chuletas para comer y para cenar. La tarde, más de lo mismo. Me acerco al Gran Turia, paso por Zara y por Carrefour. Regreso a casa. Ceno con la tele enfrente, ultimo la boda de Jose y Moncho, que tenemos el sábado y arreglo vía whatsapp algunos desaguisados que tenía pendiente... Ahora ya, con calor de agosto, me voy a dormir. Quizá si vuelva a las lecturas de verano y a pensar qué hago con la libreta de las tapas verdes...

lunes, 3 de septiembre de 2012

ELE DE LUNES Y DE LIMPIEZA

Lunes. Paso el día limpiando el hogar que tiene que ser un método zen, que desconozco, de ponerse en orden uno mismo. El regreso de las vacaciones obliga a organizarse la vida, que es en lo que me hallo ahora mismo. Por la mañana no hay teléfono, sólo limpieza del armario, sacando la ropa, arreglando las temporadas y finiquitando el verano en una caja a rayas que se queda en la repisa. Hago algo de ordenador, la vuelta al a tele la tengo pasado mañana. Recuerdo la tarde de ayer y me viene fantástico: se lo digo a Angelita por whatsapp cuando le comento que la limpieza me deja en casa el resto de la tarde. También lo comento con Leo, al que pongo al día en breves de mis días y de mis noches y que me cuenta los suyos con una llamada fugaz. Me llama Rosa para ver cuándo comemos la familia: el miércoles. Manu, por la tarde me llama, para ver cuándo quedamos: el martes, mañana. El jueves también tengo comida y reunión por la tarde y no sé que más. Mañana por la noche tengo teatro, al medio día comisión. El miércoles vuelvo a la tele... La agenda ya es de septiembre.

Dejo Grease en la tele, después de pasar por todos los canales que puedo, está ya comenzada. Escribo por whatsapp y contracorriente miro de reojo las faenas que aún me quedan por hoy. Creo que me iré pronto a dormir, lo hago además recordando una frase del tráiler del cine de ayer al respecto de que no hay que dejar nunca que ciertas cosas te cambien...

Aparecen nuevos proyectos, de los de siempre, de los que me ocupan y luego me preocupan. De los que me quitan tiempo, pero huelo a mañana y a cambios, a cambios en positivo. Y eso me hace encarar la recta final de este primer lunes de IVA nuevo con otro talante, respirando todavía el olor a pescado con que hice los fideos de esta noche y sintiendo aún el refrescante sabor de la pera que acompañé en la cena. Voy a acabar las tareas de hoy y no sé si seguiré mucho más... Huele a sueño esta noche.

domingo, 2 de septiembre de 2012

DOSES DE SEPTIEMBRE


Doses de septiembre, sombras de domingo. La mañana se despierta como prolongación del ayer, sin perspectiva ninguna, después de echarnos la semana en las fiestas populares de Mislata. Me echan de todo, piropos y cainadas, horas de sueño y descansos entre las brisas que afloran menos calientes en este principio de otro capítulo.

Me han hecho falta hoy un cine (como me reí viendo Ted), un paseo, una compra de rebajas, otro paseo, la plaza Redonda y un japonés para volver a casa vomitado de todo y preparando el mañana que además de tres de septiembre tendrá que ser inicio de mi curso escolar. El miércoles vuelvo a la tele, estamos ya de lleno en el regreso al otoño, el teatro y las presentaciones, Roma y el pasado mañana, que se me aparenta inelegible y de una manera mesiánica escrito para dejarnos de misticimos y voluntades. Me falta ilusión, pero me sobran razones y corazón.

Ángeles vuelve una vez más a ser la libreta muda en blanco sobre la que se escriben los renglones torcidos de mi hoy (un hoy cargado de ayeres y que hace olor a mañana). Ahora escribo, mientras la tele documenta la muerte de Lorca y me encuentro descargado y preparado para al despertar empezar a recorrer lo que venga...

Esta tarde, antes de irme al cine, vi "La vida es bella": Arezzo me recordó a Hugo, quien me mensajeó casualmente al rato. Me volvieron los caminos de la Toscana y el recuerdo del ayer. Y un nuevo pensamiento: el del 2 de septiembre.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...