miércoles, 29 de abril de 2009

MI AMIGO HUGO



Lo primero de todo, porque probablemente acabaré olvidándolo: Felicidades. 29 de abril, cumpleaños de Hugo. Desde la más tierna juventud he recordado esta fecha, la del cumpleaños de una de las personas más importantes de mi vida... Es difícil hablar de Hugo y de nuestra relación porque llevamos toda la vida construyéndola sobre la marcha, pero es, sin dudarlo, una de las relaciones más bonitas que nunca tendré.

De mis amigos, de mis grandes amigos, Hugo es con el que a simple vista menos tengo en común: sin embargo, creo que somos los más complementarios, por diferentes. No saldremos nunca a pasear en bici, ni quedaremos para ver una peli de guerra en el cine, ni acabaremos paseando cada uno a nuestro perro por la avenida... Pero me quedan muchas cosas que vivir con Hugo y todas son muy bonitas.

Hugo es mi amigo del alma, mi cómplice en muchas cosas, mi confidente cuando ya no puedo más. Hugo es una persona que tengo de toda la vida y que quiero que esté aún más por delante todo lo que me quede... Hugo es mi amigo desaparecido de los silencios y las ausencias, mi amigo del carácter fuerte, mi amigo de sus cosas y a veces de las mías... Es difícil hablar de Hugo, para mí, muy complicado aunque tengo la sensación de ser una de las personas que mejor le conoce. Creo que Hugo también me conoce bien. Mejor que muchos. Por eso, esta complicidad nunca perdida y siempre reencontrada.

Nadie como él para administrarnos la amistad a raudales por todos los años de nuestra vida, para echarnos unas risas por teléfono, para disfrutar de una tarde en torno a una mesa repleta de comida... Nos gusta el vino. La fiesta. La conversación. Mirarnos a la cara. Darnos la mano. Sonreír. Somos tan orgullosos los dos, tan decididos, tan cabezotas,... Siento admiración por su fortaleza y aprendo a menudo de él, mucho más de lo que él cree. Ese moreno canoso despistado por despiste al que le cuesta descolgar el teléfono siempre... Es Hugo. Con quien he ido haciendo mi vida a pasos, cada vez más grandes. Es Hugo, simplemente.

Me cuesta muchísimo escribir estas líneas y no creo que sea porque no tenga cosas que decir o porque me dé vergüenza... No es eso. Es extraño comprobar como te pincha el corazoncillo cuando intentas pensar en alguien que significa tanto para tu vida y arrojarlo todo afuera. Ni siquiera yo lo he conseguido, ahora no...

Nos queda mucho camino por delante macho. Nos quedan muchas risas y horas de playa, barras de bar y noches estrelladas. Te he de pedir en cualquier momento que vuelvas a acompañarme afuera, como tantas veces. Y nos quedaremos hablando, poniéndonos al día del que nunca nos hemos descontado, echándonos las risas que se nos quedaron en el pasado, haciendo planes de futuro (la Toscana como ayer Egipto)... Y caminando por la vida, que nos ha puesto juntos...

Felicidades Hugo. Felicidades y muchas gracias. Como siempre.

martes, 28 de abril de 2009

SENTIDOS EN UNA SILLA



Las sillas son para sentarse. Pero también para sentirse. Cierro los ojos, sentado y vuelo. ¿Cómo os sentís hoy? ¿Qué sensación os produce leer estas líneas? De verdad: ¿qué sentimientos os despierta cada una de las palabras que aquí se juntan y mezclan? Parad un segundo. Cerrad los ojos, aunque os parezca una locura... Hacedlo, aunque sólo sea por sentiros bien un sólo momento. Probad. Parad aquí la lectura, cerrad los ojos sentados en vuestra silla y respirad. Decidme ahora: ¿qué sentís sentados en vuestra silla?

Yo noto como me pesa la cabeza, como se dobla el cuello, incomprensiblemente hacia atras y creo que se me va a partir por donde se junta con mi cuerpo. Los brazos están relajados, siento los codos apoyarse en la silla, las manos sobre la mesa, donde guardo mil y una historias. Noto el pecho cargado, no sé si del tabaco o de los tormentos. Mi estomágo anda tranquilo sin que lo haya llenado desde hace horas. Noto el vientre relajado. Mis piernas abandonan su peso sobre la silla negra, los riñones se apoyan sobre la humedad del calor que aprieta. La rodilla izquierda me duele y el tobillo derecho, ranqueo desde hace semanas. Pero noto paz a lo largo de mi cuerpo. Una bocanada de aire empuja desde la ventana a mi espalda. Escribo con los ojos entrevelados. Y en silencio...

Decidme: ¿Cómo os sentís hoy? Desde el anonimato, decidme alguien qué habéis pensado al cerrar los ojos y respirar, al leer esto que ahora os escribo. Decidme cómo os habéis sentido sentados sobre la silla... Decidme si os pasan las cosas que a mi me pasan y las sentís igual que yo las siento...

lunes, 27 de abril de 2009

LOS OJOS DE LA VERDAD


Fotografía de la exposición, de Hein Rich

Acabamos de inaugurar las jornadas de integración e interculturalidad, Mislata en Obert. Ahora ya ha empezado todo. Hasta el momento muchos días de trabajo en equipo para sacar adelante uno de los proyectos de los que más me motivan, que más alegrías me aportan y mayor satisfacción. Y eso gracias a un equipo de gente que es capaz de trabajar sin mirar el reloj y con muchas ganas de que las cosas salgan bien. Ya les he dado las gracias en persona, pero me siento obligado a reconocerles el mérito de hacer que me lleve estas alegrías y me vuelva a casa con la satisfacción del trabajo bien hecho.

La campaña consta de muchas actividades (estáis invitados, lo sabéis) y hemos comenzado con tres exposiciones de las que te rascan el corazón, aunque no quieras.

A mí, la primera me ha raspado el alma viendo la realidad india de Anantapur. He recordado escenarios de la India, colores, olores, la mirada de los niños... De repente mi conciencia vomitaba todo lo vivido el verano pasado... Ha sido una experiencia incomparable que me ha tocado por dentro, una vez más.

La segunda era un espacio de testimos comprometidos, de gente que abandonó sus países para empezar de nuevo. Yo, que tantas veces he pensado empezar de nuevo con muchas cosas, me he sentido especialmente sensibilizado con aquellos que no lo han hecho por voluntad, si no por necesidad. A veces somos tan mediocres que creemos que nuestros problemas son visceralmente importantes... Somos unos cretinos: hay gente que de verdad sufre.

Y la tercera exposición es una mirada solidaria a Marruecos. Una mirada especial y fotográficamente bella con la que recorrer el país. De entre todas las fotos, vuelvo a quedarme con la del pequeño vendedor ambulante sordomudo. Cuando vi la foto por primera vez, me sorprendió el azul de sus ojos. Es la mirada más bella y silenciosa que he visto en mi vida. La más impactante y espectacular. Aquella imagen se me quedó grabada y, desde entonces, la tengo cerca de la mesa, en el despacho. He imaginado la vida del pequeño chaval, viviendo su vida de silencios absolutos, desbordando el corazón por los ojos y llamándome no sé para qué... Tengo la sensación de querer conocer a ese muchacho. Abrazarlo. Hacer que mi voz sea la suya, la que no tiene, y que mis oídos le regalen el mundo. Si alguna vez me fuera, a empezar de nuevo, creo que empezaría por buscarle. Me quedaría ante él. Miraría sus ojos bellos, azules frente al cielo, bajo el sol, para estar los dos en silencio. Y contarle las penas de este mundo, que él nunca podría escuchar...

Los ojos más bellos que vi nunca.

domingo, 26 de abril de 2009

EL FERIANTE

Cae la noche y una amiga me dice, entre risas, la mejor frase del fin de semana: "Mira qué eres feriante". Me he pasado desde el viernes en la Feria de Mislata, que mal está decirlo, ha sido un exitazo. Merece la pena la ilusión, el tiempo de trabajo, el curro en equipo cuando luego todo sale bonito y se festeja. Esto, más que una feria, ha sido una fiesta. Y de tres días...

Nos hemos caído por la feria a media mañana. Hemos almorzado ajoarriero en Castilla la Mancha y nos hemos ido a Manzil Ata a empezar con los rebujitos. Hoy ha sido el gran día, sin dudarlo. Primero las risas. Con Fernando y toda la gente que nos vio anoche a ritmo de bambata.



Luego se nos ha ido uniendo la gente. Hemos internacionalizado el rebujito con sol castigador, de los que anuncian agua. Luego nos hemos ido a comer. Hemos prescindido de la paellita y nos hemos montado una comida con el equipo de Juventud, Fernando, Nuri, María Luisa y servidor. Luego, al acabar, después del primer heladito oficial del año, mientras las nubes empezaban a copar Mislata nos hemos agenciado una mesa en la feria. María Luisa y yo nos hemos echado tres risas más y otros tantos rebujitos que íbamos marcando con pins en las camisas. Se nos han unido Gemma, al rato Ángeles, Manolo y Toni Sanchis, Nuria, Ligia,... Nosotros con nuestras palmas. Me he muerto de la risa con Cañizares y la canoa a Ibiza. Y yo con mis cosas. Los dos mano a mano, como los toreros. Tamarit también se nos ha aficionado al rebujito, cosas de la Feria. ¡Y hasta he sido mano inocente en un sorteo! Vamos, un día completito...



Cuando las nubes nos sobrepasaban ha empezado a sonar una canción de Los Elefantes. Me encantan. Y sobre todo, esta canción: "Que yo no lo sabía". La hemos cantado María Luisa y yo entre más risas y rebujitos... Me trae muy buenos recuerdos esta canción de muy buenos momentos hace unos años... Muy buenos. El cielo seguía su camino y nosotros el nuestro.


Hasta que se hizo negro y llovió. En ese momento han llegado Toñi y los demás, que nos han traído el agua a capazos. Risas y choteo bajo el techo de la caseta de la organización. Nos hemos cruzado bajo la lluvia a por más rebujitos. Más sarao. Y cuando ha dejado de llover, dentro de la caseta, la marimorena.



Nos hemos ido dejando la feria en risas y sin parar de charrar, que es deporte nacional de la casa. ¡Qué os voy a contar que no sepáis ya! Luego, porque las palmas eran fuertes, nos hemos agenciado las risas y con más ganas de fiesta, clausurada la Feria, nos hemos ido a la de los andaluces en Valencia, donde ha seguido la jarana... Toñi lo resume perfectamente: "¡Qué mecha tenéis!".



Ahora ya toca irse a dormir. Mañana tenemos inauguración de Mislata en Obert. Hemos trabajado todo el equipo con muchas ganas para que esto nos salga. Y estoy seguro de que nos saldrá... Yo os iré contando. Ahora, porque toca, entre palmas y sevillanas, me aletargo...

SEGUIMOS

Segundo día de feria. Segunda jornada de palmas. Llegamos a La Canaleta y el sol acompaña radiante. Día de feria por todo lo alto. Nos apalancamos en la barra, rebujitos y caipirinhas (las descubre Gema). Hacemos corro enseguida, varios, y nos tocamos las palmas. A las dos nos vamos a comer. Al Pou del Quint, un edificio antiguo de principios de siglo que es la herencia del pasado de Mislata. La jornada, bajo el sol de la Toscana, se convierte en una fiesta gastronómica con sabor de alquería. Paella de leña, ensaladas frescas y cerveza con limón. La comida pasa de lo más animada: con mucha risa y tanta fiesta. La verdad es que lo hemos pasado de maravilla, como se esperaba de nosotros. O más a lo mejor. Nos vamos a tomar café, caminito de mi pueblo. Y luego, a la Feria. Otra vez...



María Luisa y yo conquistamos el recinto: lo hacemos bajo el cielo que amenaza lluvias en sorbos de rebujito. Pronto, alrededor de la mesa, improvisamos una fiesta en condiciones. Risas y fotos. Comentarios de todo tipo. Y cada vez, más gente. Poco a poco pasa la tarde y nos vamos conquistando territorios cercanos. Un cigarro por aquí. Risas. Conversaciones en la sombra. Más risas.



Al rato, el rebujito corre por la feria. Raúl y Chano se unen, Gloria pasea a Paula, que ya casi anda sola. Gala juega con su globo verde... ¡Qué historia la de los globos! Nada más llegar, a la feria, María Luisa y yo nos pasamos por el stand en búsqueda de helio. Llenamos el helio y nos lo tragamos para que nuestras voces se confundan con las de papá pitufo. ¡Mare! Se va uniendo la gente al festival improvisado, y al rato vemos a la gente comiendo helio y a carcajada limpia. A Gema no le surge efecto. María Luisa es pitufina. Yo, don pitufón. Más risas. (Tendriáis que habernos visto... Repito: "¡Mare!").



Mis padres se pasan por la feria. Veo a mamá guapísima y a papá muy moreno. Me alegra verles porque hacía mucho que no disfrutábamos de un rato de tranquilidad. Y aquí lo hacemos entre un río de gente que no cesa. Al rato siguen con la visita. Yo me quedo en el stand de la radio y vamos haciendo corro a ratos. Cris se queja de que su hija se independiza con cinco años... La vida se nos pasa corriendo.
Poco después llegan Toñi y Sofi con los demás. La semana pasada, Toñi me dijo de quedar a cenar con su gente. Conozco a Nacho y Jorge, que eran los que faltaba por conocer. Y la verdad, que son tal y como me decía siempre Toñi. Nos hacemos un hueco bajo la techumbre del bar y hacemos hueco para cenar. Risas de controles de alcolehemia y anécdotas por doquier. Nos vamos de cena cuando llegan Nacho y Jorge. Vamos a "La iaia". Festival del humor: empezamos macabros con los tanatorios, nos pasamos a las mamografías (espectacular el sketch de Nacho), al rato fotos de plazas libres de párking y una furgoneta que llega... Vemos el 1-0, el 1-1, el 2-1 del Valencia que nos sorprende contra el Barça... ¡La furgoneta blanca y la familia negra! Un padre le estampa el portón del vehículo a su hija en toda la cara... Lloramos de la risa. ¡Qué bueno es llorar de felicidad! Ataque de tos. Ataque de salsa brava de patatas bravas... Y más risas...


Hoy comienza el último proyecto en el que he estado trabajando con todo el equipo de Juventud. Mislata en Obert, una campaña intercultural de inmigración, interculturalidad y convivencia. Comienza con un concierto de música africana, grupo Mabele. Color y marcha a raudales. Bailamos. Y más, y más, y más... Cada vez se anima más la gente y acabamos todos como si fuera un sambódromo, sin parar de festejar. Uno de los músicos baja y nos sube a Fernando y a mí al escenario... Desenfreno total y aplausos. Risas a cada momento.



Cuando abandonamos la Feria, el rocío riega la moqueta y la convierte en un manto brillante... Llevamos muchas horas en activo. Las últimas semanas han sido a tope. Pero merece la pena. Ahora ya está todo en marcha. La Feria casi finiquitada y Mislata en Obert ya inaugurada desde esta noche... Me voy contento a casa. Como decía Hannibal (¿Leckter, Laguna,...?), el del Equipo A (¿Smith? Probablemente.): "Me encanta que los planes salgan bien".
Y mañana tengo planazo... Buenas noches.

sábado, 25 de abril de 2009

FERIAS Y ABRIL

Ayer fue un día de esos que me ponen... Me encantan los días llenos de actividad en los que acabas totalmente reventado... Je! Los hiperactivos es lo que tenemos, eso y muchas ganas de levantarnos y de dormir poco. Una reunión de trabajo, una misa, un pleno, un ágape, una comida, una entrevista en televisión, dos cambios de ropa con sus correspondientes duchas, una inauguración de feria asociativa y una inauguración de feria andaluza... ¡Vamos, jornada completa! Me llama Mabel y le digo que no puedo hablar... Llamo a mis padres y me salta el contestador. Me piropeo por sms y quedo con la gente. A destajo. Sin parar...

Nos echamos unas risas, con la Ballester, y luego unas fotos con Cañizares que pasarán a la historia de la humanidad. Las enseño pronto (por un módico precio...). Fanta de té con manzana verde y paseíto por la feria. Pincho moruno y rebujito. Feria andaluza: cien jarras de rebujito, jamón y queso, fritos y olivas (sevillanas, obviously!). Acuden Laura y Amparo a la feria, risas y rebujito...



Me encanta el rebujito, pero sobre todo el ceremonial que se abre en torno a ese vaso de manzanilla. Me salen de escándalo, ya os lo demostraré. Me estoy plantando hierbabuena en casa para no parar, como si fuera mi casa el recinto de la Feria. Hacemos quedada, os traéis unas risas y os pongo rebujito...



Lo dicho, que nos echamos a la espalda el guadalquivir en tragos de manzanilla y pasa la noche. ¡Qué noche! Siempre he pensado que cuando no se organizan las cosas es cuando mejor salen... Me encuentro a Pilar por la feria: "Hemos de venir con los amiguitos a tomarnos un rebujito...". Lo digo ya: abro la agenda y apunto. Quien quiera quedar para la feria que me lo diga ya, que luego se me lía el tema... ¡Jejee!

Me llaman Laura y Sergi, Carol y David. "Vénte a la falla". "Estoy con amigos". "Que se vengan". Y camino del tránsito que nos guía la madrugada me encuentro con Mayra y con Aroa. "Veniros". Al final parecemos los Sabandeños, cien amigos de cien sitios diferentes y todos alrededor de una noche espectacular...

¿Entendéis por qué siempre os digo que me siento tan afortunado? Fue una noche divertida e inesperada después de un día de cierta jarana...



Y las risas. "¿Qué hacías en misa esta mañana?"... David me trae a casa, pasamos por el párking, Andalucía cogida a los hombros y ¡arriba! Llego a casa. Mensaje de Cañizares a las seis de la mañana: eres la reina de la noche. Yo, tú londinense de feria...



PD: ¿Quién se apunta a los rebujitos? Por orden, por favor, por orden....

viernes, 24 de abril de 2009

26,5



Hace una noche de verano, de caluroso verano. De esas noches que anuncian lluvia. 26,6 grados cerca de la una de la madrugada.... Calor contenido. Hace una noche de esas que necesitas nicotina, que la garganta te raspa, hambrienta, sin nada que llevarte a la boca. Una noche de esas en la que rebuscas por los cajones un cigarro suelto, una cajetilla por acabar, un cigarrillo perdido, escondido... Todo es silencio. Me duele una muela. Oigo el murmullo agotador del ordenador que no cesa y el tecleo rompe la noche por completo. No cruje hoy la madera. Siento humedecida la espalda sobre la silla, calor, y de una manera autómata voy empujando las palabras para sacarlas afuera... Es una noche de calor.

Mato el día en el teléfono, mensajes y llamadas. Ando, veloz, de un sitio para otro. Y de vez en cuando, freno, respiro y cojo carrerilla de nuevo... Ha sido un día intenso, de los que a mí me gustan. Y de calor. Un día asfixiante, anuncio de lluvias. Quién sabe si de tormentas...

Hace tiempo que no miro la previsión del tiempo. Hace tiempo que miro hacia el cielo con otros ojos. Y de vez en cuando, al suelo. A la tierra firme. He de llamar a mis padres, de mañana no pasa. He de revisar la factura del gas. Apagar las luces. Aprovechar y tirar la basura. Quedar con José y María, con el pequeño Álvaro. Les debo la visita. Tengo que llamar por teléfono y echarme unas risas. Es una noche de calor...

A veces, en noches como esta, me cuesta más conciliar el sueño. Y entonces pienso... En cien mil historias. ¿No os pasa? Mi cabeza no deja de dar vueltas. El techo se esfrenta a la oscuridad. Mis manos actúan solas. Escribo como si vomitara sobre la pantalla y siento el calor de manera más aguda. 26,5 grados. La madrugada empieza a hacer sus estragos. Unas voces irrumpen en la calle. A través del cristal entran en mi vida. Y toso. Necesito un cigarro que llevarme a la boca... Aunque va siendo hora de dormir, sospecho que tardaré en hacerlo.

Debo descubrir las bondades del insomnio, ahora que no hay nada que me quite el sueño. Ni el hipo. Mañana tengo que comprar tabaco y dejarlo en la mesita. Y llamar por teléfono. Mañana debería de resolver algunas cosas que ya no debo dejarme... Calor. 26,5 grados. Es una noche de esas de verano... De las de tormenta e insomnio.

miércoles, 22 de abril de 2009

DE VEZ EN CUANDO



La vida me sonríe casi siempre. Soy un tipo afortunado. Siempre lo he creído. Muy pocas veces me he sentido desdichado o triste, enfermizamente perseguido. Casi siempre, creo que es una herencia materna, he tenido la sensación de que hay quien lo pasa peor que nosotros, quien tiene menos fortuna, quien tiene más pesares, menos suerte... A mí, la vida, me sonríe. Lo hace en las caras de mis amigos y en los mil y un momentos que compartimos. De vez en cuando, además, me renueva visceralmente con un ataque de fortuna que no es normal. Y me siento agradecido. Y quizá, por sentirme agradecido de esos pequeños detalles, la vida me va sonriendo con otros nuevos. Si os sirve de algo, sentiros participantes de mi buena estrella, porque yo la siento también vuestra, de todos y los que hacéis que mi vida sea mejor y más afortunada...

Uno de los últimos golpes de fortuna fue hace unas noches: echaba de menos a Álex y Nuria, desde hace años nos habíamos perdido la pista. Éramos ocho amigos: ellos, Noe y Toni, Juanra y Carol, Eva y yo. De vez en cuando, Paz. Nueve. Hace unos meses, cuando buscaba suerte, pensé en ellos y como la vida nos separó años después de regresar de La Habana. A Cuba siempre le deberé mil lágrimas y mil sonrisas... La misma semana en que los eché en falta me encontré a Eva saliendo del metro. ¡Qué sorpresa! Nos hemos de ver... Nos prometimos. Y me abalancé al teléfono para buscar a los demás: Álex desaparecido y Nuria también. Noe me cogió el teléfono: "Hola, soy Jaime, que no te sorprenda,... Es que tenía ganas de saber de vosotros...". Seguí intentándolo con el resto pero no hubo suerte. O sí que la hubo... Pero no supe nada de ellos. Quedé a comer en un japonés perdido del mundo. Al sentarme a comer, se giró una chica que con su marido, cuidaban al bebé del carrito de al lado. "Perdona", pausa, "¿eres Jaime?". "Sí", contesté sin saber quién era. "¡Qué fuerte! Estaba aquí de espaldas y te he reconocido por la voz...". "Soy la cuñada de Carol y Juanra, nos conocimos hace ocho o nueve años y sólo nos vimos una vez". Me sorprendió mucho que me recordara alguien que sólo me oyó hablar una vez hace tanto tiempo... Pero la fortuna siempre me ha sonreído. Y aquellos que yo echaba de menos fueron apareciendo uno a uno. Menos Álex y Nuria, de los que nunca más supe... Paz apareció por mi correo una mañana. Le envié un mensaje. Me contestó... En poco más de una semana, mi pasado, aquel que rebuscaba con cierta ansia y melancolía, estaba de nuevo ante mí golpeado por la mágica varita de mi fortuna.

La otra noche, cuando ya esta historia estaba olvidada, Nuria apareció por el ordenador. "¿Cómo estás? Te vemos por la tele... ¡Qué fuerte! Claro que queremos verte...", me dijo. Y mi alegría se desbordó, aún más. En poco tiempo, las ocho personas que desaparecieron de mi vida volvieron a aparecer... ¡De repente! ¿Es o no para sentirse afortunado? Me siento con suerte, con buenos amigos y con muy buena suerte...

Hoy, en mi correo, apareció esta foto, además, de Ibiza. Me hizo recuperar todos los momentos de entonces, mi memoria perdida, las sonrisas de aquellas noches... Y de vez en cuando, miro hacia detrás, y me siento aún con mayor fortuna.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto...

lunes, 20 de abril de 2009

UNA CENA DE DIEZ

"¿Y qué haces?". "Nada". "¿Cómo va?". "Va." "¡Brustusclus, mañana nos hacemos unos trocotrós! Así que no quedes con nadie...".

Llegó a la calle del general Prim, invadida por los humos de decenas de paellas. La gente se dispone a uno y otro lado de la calle, y como por un río, atravesamos hasta el final, cerca del llar, donde se agolpa la gente que este fin de semana celebra San Vicente. Me encuentro a Pilar, abrazos y sonrisas, conversación y tabaco. Picamos algo. La semana ha sido intensa y estoy cansado: "No creo que tarde mucho en irme".

Mabel comenta que anda mareada. A las doce, yo comento que como mucho una copa sentados. Y algo de conversación. Ya sabéis que pocas cosas me gustan tanto como hablar con mis amigos. Ángeles se apunta y Pilar y Eduardo. Cyrano. Los mejores rones de esta ciudad, siempre lo he dicho. Una mesa de mármol y vasos. Risas. Muchas. Y una conversación que se va haciendo grande a puñados. Llegan Luis y Gueguel. Más risas. Otro vaso. Cigarro. Risas. Marta y Alba. Más risas. Vaso. Las cinco de la mañana. "Nos debes una comida desde hace dos años, Mabel", dice Gueguel. "Mañana cenamos todos en mi casa", apunta la Obrer.



Por la mañana acompaño a Cris de compras. Me llama Mabel: "He hablado con Pepe, que vienen esta noche también". Llueve. Me recogen y vamos a comprar. Cuando llegamos a casa de Mabel la cena (im-pre-sio-nan-te) ya está preparada. Y las risas. Y la conversación.

Me encantan estas cenas, siempre me han gustado. Diez personas, que no se conocen entre ellas, con pocos nexos de unión y un mantel. Cenamos. Sin parar de hablar, los unos con los otros. Ana en silencio. Eduardo, Pilar y José hablando de sus cosas, que son las nuestras. Gueguel con sus dulces locuras tan divertidas y Luis, genial, como siempre. Ángeles, de risa. Mabel y Pepe, anfitriones bárbaros (como es habitual). La noche promete, mientras Ruzafa honra a San Vicente, nosotros nos hemos encontrado con una cena muy particular.



Estuvimos hasta altas horas de la mañana sin parar. Bandejón de dulces, platos de gominolas... Pelé la cáscara del limón y preparé copas para todos. No paramos de reír. De hablar. Chistes y anécdotas, confidencias de madrugada... Confidencias de una cena que yo disfruté a tope.



Así que gracias a Mabel y a Pepe por ser una vez más los cómplices de mis sonrisas. Gracias por abrir las puertas de casa y ofrecerme el sillón, aunque sea para no ver el dvd de vuestra boda. Y gracias al resto de compañeros de aquella cena con los que ahora ya tenemos mucho más que compartir... No sé porqué. Pero creo que no será la última cena de diez...

domingo, 19 de abril de 2009

STAND BY ME



Como en aquella película, Stand by me, "Quédate conmigo" la tradujeron en España creo. Nos faltaba la vía, pero el camino, los amigos, las horas, la conversación, el cielo... Todo me recordaba a aquella película... Recuerdo ahora el camino y el frío de la tarde, mientras en casa suena un dueto de Frank Sinatra... Todo parece sacado de peli de cine: mis recuerdos, la música, las ganas de volar... Como una película de cine en la que siempre, todo, acaba bien.

Recuerdo aquel pasear por la vía cerrándonos la tarde a cal y canto. Recuerdo las piedras bajo los pies, las paredes arcillosas, los árboles en la vereda, el puente y su vértigo, el cielo azul, esponjoso, en la cima... Todo perfecto. Y mis amigos, algunos de ellos, dándome su abrazo, y ayudándome a caminar... No sabría caminar por la vida si no fuera por ellos. Por mi familia y por mis amigos... Hoy, Lucía, me ha enviado un mensaje: "Qué suerte, Jaime, saber que tienes tantos amigos...". Y es verdad. Por eso creo que he recordado el camino, y he empezado a echar de menos a algunos que hace tiempo no están a mi vera. Frank Sinatra suena mejor cuando el cielo se hace negro. No sé si lloverá. Aquella tarde en el paseo la lluvia no apareció... Sólo íbamos mis amigos, la tarde, el mundo de la mano y yo.

Sigue sonando Frankie. Nadie como él para un paseo como éste...

sábado, 18 de abril de 2009

VOLVÍ A VER EL ÁRBOL



Sus ramas yermas desafiaban al sol, oculto tras nubarrones negras. Con una fuerza impagable, condenado, nacido desde la muerte, desataba a la llegada de la primavera sus brazos abarcándolo todo, de uno a otro extremos, dejando un aspecto sombrío a su alrededor como único testigo de su presencia. En silencio, paseaban por el camino contiguo algunas de sus voces amigas, y él, mirando al cielo, se perdía contando las ramas y las otras más pequeñas que brotaban de cada una de las anteriores, y al tiempo, otras más pequeñas que, recién nacidas se confundían en una maraña de alambre negro.

Aquel árbol había ido viendo morir el terreno, resabalarse la arcilla roja por los costales de las laderas, perderse las piedras, camino abajo, en cada una de las tormentas... Había superado las noches de helor y el sol castigador que tantas veces le había amenazado. Pero pese a todo, pese a las tristezas y las inclemencias, aquel árbol se erguía fuerte sobre la tierra y retaba al viento, al cielo, a la oscuridad y al tiempo mismo...

Volví a ver el árbol hace poco. Como siempre levantado sobre su tronco, copándolo todo. Y en silencio, como quien admira o recela, disfruté de cada una de sus ramas, y de las más pequeñas que salían de éstas y de las minúsculas que nacían en el último momento. Pese a los embistes, a todos y a cualquiera, el viento seguía meciendo aquel árbol fuerte que se dobló en algún momento.

viernes, 17 de abril de 2009

MI PERSIANA



Baja la persiana. Deja que la luz tiemble en mitad de la tarde... Sospecha cómo intentan colarse los rayos de sol al otro lado de la ventana. El suelo tiembla bajo mis pies que, fríos, se posan sobre los ladrillos. El techo tira de calor y la primavera intenta colarse por las ranuras de la persiana. Y el silencio.


Me quedo con la mente puesta en el futuro, en los proyectos que irán viniendo, que nos llenan de trabajo y de alegrías estos días a todo el equipo. En los buenos momentos que quiero disfrutar a partir de ya, de ya mismo. Al teléfono, una propuesta inusual. Y el tiempo justo para escribir estas líneas y volar... Ha sido una semana dura. Con buenas noticias y otras malas. Con momentos de todo tipo, sentidas a tope como siempre. Y ahora, tumbado mirando la persiana, mi vida entra a capazos como la primavera, con su calor de viernes tarde...


Regreso a mis paseos por el pueblo hace una semana, con mis tiempos mozos y mis amigos de siempre. Vuelvo la memoria a hace pocos días y rescato la sonrisa con la que intento pasar por la vida... ¿Vosotros sonréis mucho? Yo no paro de hacerlo, intento colgarme como compañía la felicidad y llevármela de paseo...


De paseo vamos, mi sonrisa y yo, caminito de mañana. A media luz, como el tango, y bajando la calor... Sí, he vuelto a los boleros. Al relax profundo de ayer y de mañana. Y de anoche... Estoy sentado frente al ordenador, recordando la persiana, su luz, sus rayitos de luz... Y su sorpresa, magníficamente escondida... La sorpresa de cuando la levanté al cielo y miré afuera. Y me sorprendí. Y me sentí mejor. Y me agradó tanto que enseguida os lo traje para que levantéis vuestras persianas...

jueves, 16 de abril de 2009

LUZ QUE SE QUIEBRA



Me llaman la atención las cosas sencillas, ¿cuántas veces os lo he dicho ya? Pero esta tarde, de repente, como metáfora de todo, más que nunca. Eydie Gorme sonando, bolerazo a la espalda que hacía años, muchos, muchísimos, y el sol cayendo tras una breve amenaza de lluvia... Tengo el día de bolero. Y las nubes. En mitad de la tarde, a punto de salir al mundo, sigue el triste peregrinaje de las guitarras y miro hacia la silla. Allí, testigo mudo de mi secreta admiración, el sol se ceba contra una bolsa de papel y la luz, al tiempo reflectada, me sacude y ciega. Es todo de un blanco inmaculado, sorprendente. Y dentro, un mundo. Me quedo en silencio, sin estar loco. Sé que pensaréis que lo ando si soy capaz de admirar la bolsa de papel y como se moldean sobre ella los últimos rayos de la tarde. Pero es una estampa preciosa. La admiro, en silencio. Mientras sigue el bolero entonando el atardecer... Al rato, mi sorpresa, tanto tiempo mirando la quietud más absoluta. Y al rato, la metáfora de aquella bolsa silenciosa, que prestando al futuro sus débiles asas, se abre de par en par, para que la vaya llenando de las cosas que quiero...

Últimamente, he cargado sacos de cosas de las que me quería desprender. De tanto en tanto, haciendo limpieza, renuncio a mis principios más básicos y me dejo llevar por la necesidad de imponerme la calma y la serenidad. Las meto en la bolsa. Y respiro. Quiero llenar esa bolsa con las cosas que me merecen la pena, las que me hacen disfrutar, las que me hacen sonreír ahora que recuperé la risa como agua de mis días... Miro la bolsa, no puede haber mayor belleza. Y el silencio. Y el bolero de fondo, la voz de la Gorme, tintineando al ocaso. Voy a llenar de nuevo esa bolsa, para que la mezca el sol. Voy a seguir con mi bolero, bailando lento por la vida, ahora que ya tengo que llevarme. Voy a seguir disfrutando de las cosas sencillas...

Y las compartiré con vosotros, que sois lo mejor que tengo. Vosotros y la luz del sol cegándome en la vieja bolsa donde anda mi vida metida entre sorbos de optimismo y una alegría contenida...

martes, 14 de abril de 2009

EL DÍA DESPUÉS



Raúl junto a la ventana: "¡Joder, menudo día ha salido hoy!".

Hasta las mejores previsiones no eran buenas, volver de cinco días de vacaciones, de silencio, de paz, de tranquilidad, de retiro al fin y al cabo, no es fácil. Y menos a una marcha diaria que exige cierta fuerza. Raúl tenía razón. Era un día precioso. Y pese a que la vida mundana ha venido arrastrada de sus miserias, el sol ha ido oxigenando el día después... El día de la vuelta, del regreso, la operación salida en marcha que es una entrada en toda regla. Y todo con sol y alguna nube...

Estoy ahora, ya de noche, sentado frente al ordenador. Me duele la cabeza. Lo venía ahora comentando en el coche: tengo dolor de cabeza. Un dolor que me invita a dormir, a cerrar los ojos, a pensar todo lo que ha pasado en los últimos días y a descansar un poco más.

Regresar no siempre es fácil, más aún cuando vuelves a lo de siempre, a lo que implica cierta monotonía. Por eso yo la he roto. He comido frente a amigos, he pasado la tarde preparando el programa de la tele de mañana, echando un vino en Ruzafa y ahora aquí, esperando que llegue el frío que nos trae las borrascas...

Mañana ya no será el día después. Mañana ya empieza a contar de nuevo la marcha. Y con él, en nuestro camino, las miserias y los aciertos, los momentos buenos, las felicidades... Hoy ha sido el día después, después de todo...

lunes, 13 de abril de 2009

RAÍCES

Recién regreso de mis vacaciones de Semana Santa. Ha sido una pausa fantástica, bien recibida, llegada en su momento y aprovechada. Por toda intención tenía descansar, silenciar el ruido habitual de mi vida diaria y encontrar algo de paz. Y lo he hecho, además, de una manera excepcional. Me estoy haciendo mayor... Lo noto en cosas sencillas y cotidianas: me fijo en las manos de la gente, en su voz, hablamos de la muerte con más naturalidad (y hasta de cierta manera macabra), planeamos bodas y paseamos sobrinos, echamos de menos a los que no están, conversamos sobre el desempleo, hablamos de nuestras vidas y echamos la vista atrás...

Para descansar he vuelto a Sarrión. Hacía mucho, pero mucho, que por la marcha habitual no podía ir al pueblo. Y este receso ha sido mejor por haber elegido como destino mi pueblo, el de mis padres, el de mis abuelos,... He vuelto a mis raíces, con todas sus letras y he paseado por los rincones en los que crecí. No he dejado de cavilar en ningún momento. De coger aire. De replantearme muchas cosas... Justo lo que más necesitaba. Y hacerlo entre las calles de mi vida ha sido la mejor manera de dedicarme un tiempo y dedicároslo a muchos de vosotros...



La replaceta de Valero, la calle Molino, el Zariche, el túnel de los champiñones, el pilón Quinquillero, la avenida Goya, las noches de trinquete... Ha sido un tour sentimental y nostálgico, un spa rural de precios módicos. Un rincón paradisíaco entre mi gente que me ha ayudado a descansar hasta de mí. Lo dicho, lo mejor que me podía pasar.

Hemos dedicado tiempo a todo y al ocio de una manera increíble. Nos hemos dejado las voces en el singstar, echándonos muchas horas de risa y cante (dándolo todo, dando el cante). La noche de los clásicos la recordaremos por mucho tiempo, sobre todo a Tato y al Isra marcándose unos Chichos con mucho dolor... ¡Ay qué dolor!



El resto de las horas nos las hemos dejado echando unas copas y mil y una partida de guiñote. Mucho tiempo para divertirnos, y juntos, en torno a una mesa, sobre el tapete tirando ases, cantando cuarenta y llevándonos las diez de últimas... Nos hemos especializado sin duda alguna y sólo espero que a nadie le dé por apuntarnos a un campeonato internacional porque vamos destinados a darlo todo... El González, con sus cafés cortados y sus Barceló con Coca Cola, nos ha vuelto a albergar... Y nosotros, entre risas y nicotina, nos hemos ido dejando las vacaciones...



Pensé en aquellos viajes que disfrutaba siempre por estas fechas. Aviones y aeropuertos cambiados, de repente, por lo más elemental que tiene el ser humano: su entorno. Son esas raíces que nos agarran al suelo y nos hacen crecer. Unas raíces que los problemas del día a día me habían dejado secas y tenía que regar un poco.

Decía antes que me hago mayor. Lo he notado también por las ganas que tenía de regresar a las procesiones de Sarrión, sobre todo a la del Entierro, y oír desde la cama la Saeta y las Salidhijas que esta vez no cantó mi padre con la capa del tío Fermín...

Al salir a la calle, caían copos de nieve, como antes en diciembre, con una lentitud más propia de las películas que de la vida real. La nieve fue cuajando sobre nuestras chaquetas. Eran las cuatro y media de la madrugada, Sarrión estaba a media luz... Nosotros con todo el gas. Y así, mis raíces se fueron cuajando un poco más... He sonreído mucho. Me he reído a raudales. Y, de vez en cuando, he mirado al suelo y he visto como mis pies chafaban el suelo de toda la vida, raído por las heladas de todos los años...



Nos escapamos a Teruel el viernes y nos escondemos bajo la lluvia. De repente, todo fue silencio y los tambores y las cornetas rompieron por toda la ciudad. La salida de la Dolorosa bajo el cielo que recibía de nuevo al sol en la última hora de la tarde me tuvo un buen rato mirando arriba. Luego bajé a la tierra, y seguí viendo la procesión... ¡Qué me recordaba tantas cosas!



Pero sin duda alguna, la gran procesión fue la de mis amigos. Gracias a ellos he vivido unos momentos que me guardo en la cartera para airearlos a menudo. La noche del trinquete fue antológica. Y el paseo por la vía minera, la vía verde, caminando en el sentido en que corría el cierzo... Aurora me dio su tarjetón anunciando que todo está más cerca y nuestra felicidad de por medio. Nuria me anunció que van a ser padres (¡Enhorabuena!) y me alegró aún más las vacaciones. Y me reencontré con muchos que hacía tiempo no veía, aunque los sienta cerca, como a Kone, con la que estuve hablando de todo lo que necesitaba hablar... Y respiré. Hondo.

Como cada minuto que he vivido al lado de la pequeña (cada vez menos) Edurne. Es una actriz en toda regla, con un genio indescriptible y una sonrisa, natural, que te roba todo. Hemos cantado, bailado, jugado, reído... Y me ha abrazado. Y eso, lo vale todo. Espero que ella, algún día, también sienta sus raíces como siento yo las mías... Es lo que nos une, al mundo, las raíces al suelo... Y yo, con mis pies helados, me he sentido más unido que nunca a todo lo que necesitaba revivir una vez más...

A todos, gracias.



jueves, 9 de abril de 2009

VOLVER A EMPEZAR



Comienza de nuevo el sueño. Atrás quedaron los anhelos, el trabajo, la dedicación, las horas de ensayo, la obra y sus nueve premios, el día del anuncio y la recogida,... Atrás quedan ya todas las bondades que la Sorpresentació nos regaló como el mejor de las recompensas y el año en que decidimos conocernos. Y, ahora, lo mejor que podríamos hacer: volver a empezar, a recargar ilusiones, a mirar hacia adelante y a seguir soñando.

El lunes por la noche nos reunimos una vez más. Y fue la primera reunión de trabajo sobre la que irá naciendo el nuevo proyecto. Al equipo del año pasado se unen unas cuantas personas más, motivadas por lo bien que lo hemos pasado durante el último ejercicio y, alrededor de una cena, empezamos a tejer la presentación del próximo año. Ya tenemos todos los nombres del equipo, un buen puñado de ideas, que irán creciendo y mejorándose. Por delante, dos meses ahora para escribir una nueva obra y, en breve, las lecturas de guión, los repartos de papeles y los ensayos en el casal. Volvemos a la carga, con la misma ilusión y con más ganas aún que la última vez... Comienza el sueño.



Nada como coger el papel en blanco y empezar a escribir. Ninguna sensación como ver a la gente con las sonrisas en la cara mientras les vas revelando las nuevas apuestas. Nada como presentir la sensación de que algo se mueve... ¡Y cómo!

El año pasado, muchos lo sabéis, volver al teatro, escribir por primera vez, ensayar a cada momento, reír en compañía de gente como la de la falla, se convirtieron en las mejores válvulas de escape para la realidad del día a día. Hoy, los prejuicios son menores, las suertes ya no son tan malas como hace un año, pero pese a la estabilidad, comenzar de nuevo es un regalo que no me quiero perder. Que no me voy a perder... Es un sueño. Que comienza de nuevo. Es la magia de volver a empezar...

miércoles, 8 de abril de 2009

SE CAE EL SOL



Hoy ha sido un día de altibajos. De subidas y bajadas. De horas de trabajo y vueltas de cabeza. Hoy he comido con ansiedad otra vez. Que es lo que me ha empujado a merendar no sé cuantas veces... Y sin motivo.

De repente he pensado en todo aquello, sentado y mucho más tranquilo: algo pasaba. Y es que mañana es festivo, y pasado, y al otro... Y vengo empujado desde hace tiempo contando días para encontrarme con estos cuatro días de fiesta, sin ruido, ni nada, en paz, sin relojes y sin teléfonos. Cuatro días... Y sin darme cuenta, me han llegado de repente y me los he encontrado, e inconscientemente me habían puesto nervioso ahora que todo es paz a cada minuto de mi vida. Y era eso: que ha llegado el descanso.

Me voy a relajarme y descansar. A que las piernas recojan la fuerza que siempre han tenido. A soñar despierto y leer durante ratos. A entregarme a los cafés y las conversaciones... Me voy cuatro días a pensar en todo lo que me queda por pensar y a decidir todo lo que nos quede por decidir... Y me voy a ver cómo se cae el sol por el horizonte cada tarde, mientras regreso, por la vieja carretera, a dormir cada noche.

Hacía días que soñaba con este día. Y aquí lo tengo. Una sonrisa. Felicidad.

martes, 7 de abril de 2009

MONSIEUR NORIEGA



Tormenta de verano en el mes de abril. Mayo será florido y hermoso. Truenos y relámpagos. Goteras del alma que cicatrizan...

Me llaman por teléfono y hablamos. Al tiempo una noticia: Monsieur Noriega ha muerto...

Hace tiempo. Siete, ocho, nueve años... Igual menos, no lo recuerdo, partí a Burdeos en una aventura de descubrimiento. De lugares y espacios. De voces que ahora son amigas. De momentos. En el sur de Francia descubrí la felicidad en sorbos de vino tinto, en copas de cristal. En almuerzos interminables y paseos de Chateaux. Fue increíble.

En la aventura me acompañaba Monsieur Noriega, o mejor dicho, yo le acompañaba a él, como anfitrión (magnífico anfitrión) que lo fue en nuestra expedición por la baja Galia. Era un hombre corpulento, de marcado acento asturiano (nadie se atrevió nunca a quitárselo), rudo en el aspecto, en sus gestos y en la voz. Padre firme de familia y esposo silencioso. Monsieur Noriega nos conquistó desde el momento en que abrió las puertas de su casa de tres pisos, y escalera. De amplio comedor con ventanas al parque y a la parroquia. Burdeos, en casa de los Noriega. Una aventura, una vivencia más...

Monsieur Noriega nos ofreció durante días todo lo suyo. Lo mejor, todo cuanto tenía. De la manera más altruísta y amable que se puede dar algo. Con su talante sereno, su profunda risa, su estar pendiente de todos y en todo momento. Monsieur Noriega preparaba los mejores desayunos de la Francia, cargado en su bicicleta trayendo los bollos recién hechos a primera hora de la mañana. Luego un almuerzo. Y un aperitive con que dar la bienvenida a la comida. Un vino blanco de Chateaux. Un moscatel. Unas chocolatinas. El jamón y sus quinientas variedades de queso. Cada día, reparaba en todo lo que más nos gustaba a cada uno y, al día siguiente, lo multiplicaba por diez... A las cinco de la mañana, Monsieur Noriega se convertía en un despertador: ale, alé.... Y todos para arriba. Y a desayunar. Y a almorzar. Aperitive, y luego digestive. Siesta a la española. Paseo vespertino y cena a última hora de la tarde... Fue siempre discreto, amable, sincero... Su cariño me lo traje para España embotellado en vino de Bourdeaux.

Hoy me han llamado: Monsieur Noriega ha muerto. ¡Qué felices estarán en el cielo con sus aperitives y sus bromas! ¡Con su voz ronca y su semblante serio, escapado fugazmente en brillos de su mirada...!

Llueve fuera. Cae a raudales. El cielo llora. Y a mí me ahoga el recuerdo... Gracias por todo, Monsieur Noriega.

lunes, 6 de abril de 2009

VIERNES PINK, SÁBADO WHITE Y DOMINGUERO IN GREEN

El viernes me escapé a primera hora de la noche a la tasca, porque había quedado con Carlos que me llamó una hora antes. Empanadilla. Croqueta y sidra. Pulpo a la gallega. Tellinas con tomate y chistorra con habas. Unas bravas. Txakoli, y otra de txakoli. Entre brindis y brindis, fue viniendo más gente y más tapeíto hasta convertir nuestro vermut en una cena de reyes. Y empezó la coña del mensaje. Y las llamadas. Y más gente. Las risas.



Nos fuimos para la falla que teníamos junta de disolución, dimisión de presidente y elección de la nueva directiva: este año estoy de delegado, mi segundo año de fallero y mi primero en una directiva. ¡Ya veremos cómo se nos da! Seguro que bien, porque la gente que hay en esta falla es muy grande. Por cierto, que muchas más risas en la reunión. ¡Yes, güí can!



Al acabar la reunión, y con las primeras gotas de la lluvia de madrugada, nos plantamos en un pub de la otra esquina de la ciudad. Un mundo de rosa difícil de ver por ausencias de luz... Es la despedida de Arantxa, se va a Argentina. Nos dieron las cuatro de la madrugada y nos recogemos en el coche de David. Me traen a casa y me acuesto. Me levanto al poco rato, esa es la sensación, tenemos pleno en el Ayuntamiento. Acaba. Almorzamos. Me voy a la cama. Escucho la radio. Veo "Hairspray". Mensajes de móvil, algo de messenger. Ceno. No me apetece salir... Hablo con amigos. Me voy a dormir.

Sábado en blanco.

El domingo me levanto y llamo a Sergio. Tenemos quedada en la falla: es la apuntà. Oficialmente empiezan las fallas del año próximo. Limpiamos en el casal. Empezar de cero (¡Cómo apetece en la vida muchas veces empezar de cero!). Nos sentamos alrededor de la mesa y diseñamos la falla del año que viene: de aquí a nada empezará la madera y la pintura a crecer... Y tiene muy buena pinta. Paramos para comer: de risas, como siempre. Pasteles musulmanes y cava.



Y a las cinco y media nos vamos a Mestalla. Valencia - Getafe. Cuatro a uno, victoria ché. Euforia y buenos ratos. Algo de frío en cuanto cae el sol.



Y por seguir con lo nuestro: nos vamos de "bravitas". Cena lenta con mucho gancho. Risas y proyectos. Domingo in green...



Habrá que recogerse. Mañana es lunes, aunque aún no he decidido de que color pintarlo...

sábado, 4 de abril de 2009

CINCUENTA Y TRES



Desde que entraron en el autobús, se le oía perfectamente. Morena, pelo lacio, estropeado, con alguna mecha canosa, gafas, desdentada. Maquillada de sábado por la tarde y traje chaqueta de pantalón en azul oscuro. Un abrigo raído, sucio, gris oscuro. La camisa blanca, de tablas. Y un collar fino de oro con una medalla estampada por la cara de una virgen. Se sentaron detrás de mí:

- ¡Qué alegría, chica, qué alegría! - le dijo - Y, ¿cómo te llamas?
- Carmen
- (Silencio) ¿Cómo?
- Carmen - dijo un poco más alto -.

Mientras se produjo un silencio más largo, rebuscó algo en el bolsillo de su gabán.

- No te he entendido... - dijo con cierta amargura -.
- Car-men... - lo entonó más alto que las veces anteriores reconociendo que no le quedaba más remedio -.
- ¡Ah, Carmen! Carmen, que alegría le dará saber que me he encontrado contigo... A mi hermana le gusta mucho que me encuentre con gente del pueblo. Además ella tiene que ser de tu edad.
- ¿Tu hermana? Sí, yo creo que sí - mientras miraba por la ventana -.
- Sí, claro.
- ¿Cuántos tiene tu hermana?
- Mi hermana, mi hermana... - dudaba demasiado - Mi hermana tiene ocho menos que yo. Cincuenta y tres.
- Entonces es más joven.
- Yo tengo sesenta y cinco... Sí, sesenta y cinco. Y ella, mi hermana, ocho menos. Ocho menos, cincuenta y tres. ¿Cuántos tienes tú?
- Cincuenta y siete.
- Claro. Mi hermana cincuenta y tres... No. Cincuenta y... Yo tengo sesenta y cinco. Mi hermana, ocho menos. Ocho menos son... Cincuenta y cuatro... No. Cincuenta y tres. No...

Carmen miraba por la ventana mientras seguía la mujer del abrigo oscuro con sus cuentas, desmemoriada.

- A ver... Sesenta y cinco, y cuatro, tres... Sesenta y dos. Cincuenta y cinco. Cincuenta y cuatro... Sí, sí... ¡Ocho menos! - pero la cuenta se le resentía - ¿Vas al pueblo? ¡Qué alegría! ¿Cuándo vas?
- La semana que viene...
- Mi hermana también va. Ya verás que alegría cuando se lo cuente...

Se bajo del autobús con una sonrisa.

- ¡Qué alegría!

Carmen se quedó en el autobús. Seguimos por la avenida abajo... El paso del tiempo nos obliga a olvidarnos hasta de las cosas más elementales. La hermana de la mujer del abrigo oscuro tenía cincuenta y siete años.

viernes, 3 de abril de 2009

DANDO EL CANTE

Vuelve el fin de semana, y con menos lluvias en previsión que la semana pasada. Así que todo indica que volveremos de turné... Os iré contando. De momento he quedado a comer con Aure, que no nos vemos desde la noche de fallas y a echarnos unas risas, que es lo que toca. Por la noche, he quedado de "bravitas", que ya casi es el eslogan del año y luego cenita y junta en la falla. Espero no alargar mucho la noche porque mañana tenemos pleno, para que luego digan que no trabajamos... ¡Anda qué! Jejeje...



El fin de semana pasado, que no lo he contado, nos montamos una fiesta de cambio de hora de lo más atípica. Y la verdad, es bien fácil apañarse un buen rato sin complicarse mucho. Estuvimos cenando en casa de Nines (jajajaj...), bueno yo no cené allí. Pero acudí luego. Y sin pensarlo, nos organizamos una Operación Triunfo en toda regla con la Play, con el Singstar. ¡Y ganamos!



La noche fue pasando. Y de repente perdimos una hora en los relojes por el horario de verano. ¡Ya ves! Menos mal que el resto las fuimos aprovechando de la manera más insulsa que podáis llegar a imaginar: apoyados en el sofá, vimos un programazo (que diría Carletes) de esos donde la gente tiene que llamar para que les tomen el pelo porque nunca acertarán la pregunta que les hacen... Y nos quedamos enganchados intentando resolver un problema que nunca tuvo solución. Yo siempre he pensado que los problemas, cuando no tienen solución, dejan de ser problemas. Así que, creo que aquella noche estuvimos delante de un problema que nunca lo fue... ¿No?



Los del equipo rojo, por cierto, los "Superestrella", éramos Sergio y yo. Es que no lo había dicho, y después de la manera en que nos dimos el cante, lo suyo era reconocernos el mérito... ¡Jejejje! Ya os iré contando por dónde mandamos nuestras coplas este fin de semana. Que de todo habrá... Seguro.

jueves, 2 de abril de 2009

EL OCTAVO PASAJERO



Una carta ha llegado desde el pasado. Remite: el octavo pasajero. ¿Por qué? No lo sé. La escribí tumbado sobre la cama de Sarrión en 1997, porque siempre escribía tumbado sobre la colcha de flores azul de casa de la Lina. Hoy me han enseñado la casa que de repente se encontraron en la limpieza de casa o rebuscando entre los cajones, después de la mudanza. Y me la han traído. Para que la viera. La leyera. Viese como el surrealismo viene atado a mi vida desde hace muchos años... Mi letra, mi firma, mis cosas... Doce años después. Casi toda una vida más tarde. Y me ha hecho recordar (Cris, Sonia y las noches de Volander), me ha despertado sonrisas desde la lejanía que surca el tiempo, me ha ayudado a acordarme de tanto... Menos del remite: no sé por qué era el octavo pasajero. Y con esa duda me iré hoy a dormir. Con esa duda y con la felicidad que me regala revivir momentos como los que están escritos dentro de este sobre... De este sobre tan personal...

miércoles, 1 de abril de 2009

EN MARZO LA VELETA, NO ESTÁ DOS HORAS QUIETA

Soy feliz. Estoy feliz y contento de marzo. Ha sido un reto, un sobreesfuerzo, un descontrol controlado... Han sido muchas cosas... La primera de todas, la sensación de haberlo pasado muy bien, de haberme reencontrado con mucha gente, de haber huído de lo que nada tiene que darte en positivo, de haber estado relajado en los nervios y acelerado en los movimientos... Marzo ha sido un cúmulo de excesos bien tratados, organizados, principalmente entorno a las fallas... Volver un año más a retrasmitirlas ya es una gozada, pero el periplo este año (y ha sido el primero) de hacerlo para la 97.7 cada tarde fue un placer. Primero, y sobre todo, por las buenas vibraciones y los buenos momentos -¡Momentazos, Marín, momentazos! - que hemos tenido la suerte de compartir. Luego, porque me he sentido reconfortado y valorado en mi trabajo, y eso no tiene precio. Me gusta lo que hago. Ya lo sabéis, de siempre, mi trabajo me apasiona. Y poder hacerlo con esta carga de energías y fuerza ha sido una motivación increíble.



Es inevitable hablar de fallas porque mi marzo ha sido, antes que nada, fallero. Y si importante ha sido para mí cada tarde de radio, no menos, cada noche de tele. El programa de Levante TV, mi "Tot és Festa" del alma, va sobre ruedas. Y yo, encantado. Mucho. Gracias a todos los que me echaron el cable - y sobre todo Gustavo, María y Borja - cada noche hemos salido en directo a comernos la vida... ¡Y ha sido fantástico! Estoy de subidón, se nota. Espero que no haya bajada... ¡Jejejejé! Aunque también han habido momentos de cansancio, de pena, de tristeza, de dolor... De dolor calmado, apaciguado. Pero nos hemos repuesto, como casi siempre...



Uno de los momentos más bonitos que he vivido fue llevar a Edurne a la ofrenda, estaba preciosa. Espectacular. Fue emocionante y emotivo. No olvidaré este momento. La primera vez que siendo bebé Edurne dijo un nombre, fue en la ofrenda: Saime, dijo. Ahora me llama tío Jaume. No olvidaré tampoco el repertorio de caretos que nos hizo en las fotos finales. Ni su carita de cansancio, sobre los brazos de su padre, cuando se fueron.



Las fallas, ya lo decía, me han cubierto la vida. Y de una manera excepcional. Remate final a la gran fiesta de los premios: la recogida. Este momento tampoco lo olvidaré, recorrer Ruzafa, llegar al Ayuntamiento, escuchar el nombre de la falla y la caterva de premios: obra, director, actores y actrices... ¡Uf! ¿Cómo os explico esto? ¿Cómo os lo cuento? ¿Cómo creéis que es que un proyectazo así salga adelante? No sé... No sé contaros la sensación que tiene el cuerpo cuando, bajo el sol, y habiendo dormido tan poco como yo no he dormido estás fallas, te vas con la satisfacción y la recompensa. Y la mejor recompensa, toda la gente que va contigo... Eso, eso no sé explicarlo. De verdad...



Cómo tampoco sé explicar la lluvia de llamadas y mensajes durante las fallas: "Jaume, ¿te has visto en Na Jordana?". Este comentario iba siempre acompañado de una risa, razón que me empujó el día 19 a acercarme a la falla y comprobar el ingenio de Vicente Llácer y de la falla en general. Y sí, me descubro. Me veo, me reconozco. Y mucho. Currazo de ninot y orgullazo de estar ahí, sin saber además que me parirían para quemarme. Y menos los de Na Jordana... ¡Na Jordana!



Tengo motivos para gritar, cantar, ser feliz... Para bailar por la calle como si fuera un musical. Pero sin dudarlo, ellos han sido la mejor excusa para que todo brille en mis días de penumbra. Gracias a mis amigos por estar ahí. Y ahí lo dejo... Gracias (va a ser muy difícil de olvidar lo que me habéis dado.). Gracias por vuestro apoyo incondicional, por vuestras risas, por vuestro cariño, por vuestro aprecio, por vuestras vidas, por vuestros abrazos...



Y gracias a Almodóvar por los suyos, que me hicieron, rotos, volver al cine. Y disfrutar de nuevo. Y sentir. Y querer aplaudir. Almodóvar me ha ayudado a bajar de la nube que fueron las fallas y regresar a la tierra, que tiene forma de trabajo. El regreso ha sido tranquilo y sereno, pensé que echaría en falta la marcha de los primeros veinte días de marzo donde conjugaba ayuntamientos, radio, tele, mi falla y las de otros... ¡Saraos mil! Pero no. He vuelto sabiendo que disfruté mucho aquello y aquello ya ardió (o arduvo).



En ese proceso de regreso a la vida normal, Edurne también me ha ayudado un poco. El poquito que le permite su altura. Fui con ella a comer y a pasar el día entero. Y nos lo pasamos de maravilla: me encanta verle hablar (¡Y cómo habla!, ésta va para periodista...). Gracias a la pequeña por sus besos. Y por sus sonrisas. Y esos abracitos que se te clavan en el cuello... Un beso.






Pero teníamos resaca de fallas y no pudimos dejar de escaparnos a Montserrat y Turís. A ver fallas. A ver fuego... A ver que sigue la vida y la fiesta. Como el año pasado con Toñi y Sofi, fuimos éste a Turís y volvió a arder, pero bajo un manto de lluvia. De lluvia incesante, con la que hemos acabado el mes...


La lluvia triste y gris. Que lo llena todo...



La lluvia que hace brotar a la primavera.


Marzo ha sido un buen mes en términos generales. Un mes de lucha contra mis temores y de aplauso a mis bondades. Un mes compartido con mucha gente maravillosa, que me aportan tanto... Un mes en el que me han ido pasando cosas que no olvidaré nunca y otras que me gustaría borrar... Pero la vida es eso, ir haciendo, olvidando, perdonando, recordando... Y marzo es vida. Mucha vida.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...